Versión En Español

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¡Hola queridos amigos! 😃 Me alegro de que este concurso de escritura vuelva de nuevo después de las vacaciones y doy las gracias al equipo. No sé mucho de ardillas pero os presento esta divertida historia sobre magia y amistad. Espero que disfrutéis leyéndola. Invito a @gabrieladifazio y @esther-emmanuel a participar en este concurso. Aquí tenéis el enlace 👉 Hispaliterario 16

Noemi se secó las gotas de sudor de la frente con el extremo de su vaporosa bata. Hacía un poco más de calor y no estaba disfrutando con la tarea de hacer la colada.

La lavadora funcionaba con más lentitud de lo habitual y la secadora había dejado de funcionar, por lo que tenía que descargar la ropa de la lavadora y secarla en los tendederos del patio trasero.

¿Quizá un pequeño hechizo para que ambas máquinas volvieran a funcionar?

"Ni se te ocurra", dijo una voz ronca. Noemi suspiró y miró a Squiki, su ardilla mascota, que le frunció el ceño antes de seguir mordisqueando una fresa.

"No sabes en qué estaba pensando".

"Sí que lo sé. Puedo verlo en tu expresión. Quieres hacer un hechizo que te facilite las tareas, ¿recuerdas que te estás tomando un tiempo libre de la magia por un tiempo?". Dijo Squiki y abruptamente dejó de masticar. Olfateó el aire, su nariz se movió de arriba abajo.

"¿Qué?" preguntó Noemi.

"Puede que pronto tengas visitas", dijo Squiki y volvió a masticar.

Noemi se quedó boquiabierta. Estaba casi oscuro. "¿Y me lo dices ahora? Te mandaré de vuelta al bosque. No me sirves para nada.

La ardilla la miró fijamente. "¡Y una mierda! Tú eres la bruja. Deberías saber cosas así.

Noemi miró a Squiki y se agachó para recoger su ropa y colgarla en el tendedero. Llevaba años viviendo en secreto en el suburbio con Squiki, su familiar. Le encantaba hacer sus tareas diarias un poco más fáciles con un hechizo aquí y allá, pero después de que un hechizo saliera mal y casi quemara su casa, juró tomarse un descanso.

Cuando Noemi vio que Squiki no le prestaba atención, juntó rápidamente los dedos y lanzó en silencio un hechizo para acelerar la lavadora. Pero justo cuando estaba a punto de terminar, se dio cuenta de que había cometido un error en el hechizo.

Oh no! Squiki se giró para mirarla inmediatamente. "Para que lo sepas, te he visto pero he fingido que no", dijo la ardilla, saltando de la mesa y saliendo corriendo del patio trasero.

"¡Ardilla! Espera", gritó Noemi, pero la ardilla no se detuvo.

La lavadora empezó a girar más deprisa. Miró a través del cristal y vio que su ropa parecía normal. No había ningún cambio. Tal vez el hechizo equivocado no tuvo efecto.

La máquina se paró y ella sacó la ropa limpia. La sacó al patio y empezó a secarla en el tendedero. Al darse cuenta, la ropa empezó a moverse por sí sola, retorciéndose en el tendedero como poseída por una fuerza invisible.

Noemi jadeó y se asustó. Nunca había visto nada parecido. Lanzó otro hechizo para detener la ropa, pero ya era demasiado tarde. Su colada había cobrado vida.

Mientras miraba horrorizada, su ropa interior empezó a bailar en el tendedero. Corrió al lavadero y vio cómo el resto de la ropa saltaba de la lavadora y revoloteaba por la habitación.

La joven bruja sabía que tenía que hacer algo rápido antes de que alguien más viera el extraño comportamiento de su ropa. Justo entonces, llamaron a la puerta. "¿Señorita Noemi?"

Era la voz de los niños del barrio con los que solía jugar. Noemi se golpeó la frente: por supuesto, ¡era la noche de Halloween! ¿Cómo se le había podido olvidar? En la noche de Halloween, los niños pedían caramelos y dulces. "¿Señorita Noemi?" Llamaban más fuerte.

"¡Maldita sea! ¿Qué voy a hacer ahora?", se preguntó y deseó que Squiki estuviera cerca para ayudarla. Rápidamente se echó una manta por encima de su ropa de baile, fue a la cocina a por el cuenco de caramelos y abrió la puerta.

Pero mientras repartía caramelos a los niños disfrazados, no pudo evitar una sensación de temor. Sabía que su secreto estaba a salvo por ahora, pero también sabía que tendría que encontrar la manera de revertir el hechizo antes de que su colada causara más problemas.

En ese momento, uno de los chicos disfrazados de Batman señaló la ventana de Noemi. "Mira, tu ropa se comporta de forma extraña", dijo.

Noemi se quedó sin aliento. Tenía que pensar en una buena manera de desviar la atención de los chicos. Squiki eligió ese momento para salir de detrás de la papelera que guardaba junto al patio trasero. "¡Vaya, mirad! Una ardilla!"

Los niños se olvidaron de la ropa bailarina de Noemi y persiguieron excitados a la ardilla. Squiki lanzó una mirada malvada a Noemi antes de escabullirse mientras los niños la perseguían.

Noemi susurró: "Lo siento". Con el corazón encogido, la bruja cerró la puerta. Pensaba preparar una buena comida para Squiki como disculpa.

Volvió a su lavadero, decidida a arreglar el hechizo y mantener en secreto su vida suburbana de magia. Mirando la ropa bailarina, soltó una pequeña risita al imaginar la historia que los niños contarían a sus amigos sobre la ropa interior bailarina que vieron en Halloween.

EL FIN

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English Version

Hello dear friends! 😃 I'm glad this writing contest is back again after the holidays and I thank the team. I don't know much about squirrels but I present to you this funny story about magic and friendship. I hope you enjoy reading it. I invite @gabrieladifazio and @esther-emmanuel to participate in this contest. Here is the link 👉 Hispaliterario 16

Noemi wiped the beads of sweat off her brow with the tip of her flowing gown. The weather was a bit warmer and she was not enjoying her laundry chore.

Her washing machine was slower than usual and her dryer stopped working, which means she had to offload her clothes from the washer and dry them on the rope lines in her backyard.

Maybe a small spell to get both machines working again?

"Don't even think about it," a raspy voice said. Noemi sighed and looked at Squiki, her squirrel pet who frowned at her before resuming munching on a strawberry.

"You don't know what I was thinking."

"Yes, I do. I can see it in your expression. You want to cast a spell to make your chores easy. Remember you are taking time off from magic for a while?" Squiki said and abruptly stopped chewing. It sniffed the air, its nose twitched up and down.

"What?" Noemi asked.

"You may have some visitors soon," Squiki said and resumed chewing.

Noemi let her mouth hang open in surprise. It was almost evening. "And you are just telling me now? I will send you back into the forest. You are of no use to me."

The squirrel stared at her. "Bluff! You are the witch. You should know stuff like this."

Noemi eyed Squiki and bent to pick her clothes and spread them on the rope line. She had been living in secret in the suburban neighbourhood for years with Squiki, her familiar. She loved to make her daily chores a little easier with a spell here and there but after a spell went wrong that almost burned down her house, she promised to take a break.

When Noemi saw Squiki was not paying her attention, she quickly laced her fingers together and quietly cast a spell to speed up her washing machine. But just as she was about to finish, she realised she had made a mistake in the spell.

Oh no! Squiki turned to look at her at the moment. "Just so you know, I saw you but pretended not to," it said, jumping off the table and scurrying out of the backyard.

"Squiki! Wait!" Noemi called but the squirrel did not stop.

The washing machine began to spin faster. She looked through the glass and saw her clothes looked normal. There were no changes. Maybe the wrong spell had no effect.

The machine stopped and she took out her clean clothes. She took them to her backyard and began to dry them on the rope line. The next thing she knew, her clothes began to move on their own, wriggling and squirming on the rope line as if possessed by some unseen force.

Noemi jumped and panicked. She'd never seen anything like this before. She cast another spell to stop the clothes but it was too late. Her laundry had come to life.

As she watched in horror, her underwear began to dance on the rope line. She ran inside the laundry room and saw the remaining clothes leap out of the washing machine, flapping their way around the room.

The young witch knew she had to do something fast before anyone else saw her laundry's bizarre behaviour. Just then, there was a knock at the door. "Miss Noemi??"

It was the voice of the children in the neighbourhood with whom she usually played. Noemi smacked her forehead —of course, it was Halloween night! How could she have forgotten? The children were trick-or-treating and collecting candy on Halloween night. "Miss Noemi?" They knocked louder.

"Blast! What am I going to do now?" She asked herself and wished Squiki was around to help. She quickly threw a blanket over her dancing laundry, went into the kitchen to grab the bowl of candies and opened the door.

But as she handed out candy to the costumed children, she couldn't help but feel a sense of dread. She knew her secret was safe for now, but she also knew that she would have to find a way to reverse the spell before her laundry caused any more trouble.

Just then, one of the children dressed as batman pointed at her window. "Look! Your clothes are acting funny," he said.

Noemi gasped. She had to think of a good way to divert the children's attention. Squiki chose that time to hop out from behind her trash can kept beside the backyard. "Whoa, look! A squirrel!"

The children forgot about the dancing clothes and in excitement pursued after the squirrel. Squiki gave her an evil look before scurrying away as the children chased after it.

Noemi whispered, "I'm sorry." With a heavy heart, the witch closed the door. She planned to prepare a nice meal for Squiki as her apology.

She went back to her laundry room, determined to fix the spell and keep her suburban life of magic a secret. Watching the dancing clothes, she giggled a little as she imagined the story the trick-or-treaters would tell their friends about the dancing underwear they saw on Halloween.

The End

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