El día que el tiempo se detuvo/The day that time stood still

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El día que el tiempo se detuvo

Hay días que marcan el alma por completo, como el cincel que talla dejando su huella en la piedra. Aquel 23 de mayo se grabó en mí corazón con una fuerza impregnada que no admite olvido. Ese día no solo se fue Valentina, mi hija, mi estrella, mi hilo de luz; sino que ese día también se llevó parte de mí, dejó un vacío que suena hueco en mis huesos y que solo la memoria puede intentar llenar.

Siento que mi corazón quedó suspendido, como un globo que el viento arrastra sin destino, y mis manos buscan en el aire lo que ya no puedo tocar.

Recuerdo que el mundo seguía girando, indiferente a mi pérdida. Las calles, las luces, los pájaros, los ríos de personas y de autos continuaban su danza sin pausa, y yo me sentí atrapada en un silencio que dolía más que cualquier ruido.

La vida se convirtió en un escenario en el que todos bailaban menos mi alma, que se quedó en la penumbra, tratando de reconocer la forma de un mundo que ya no tenía sentido sin ti.

En mi habitación, los objetos parecían murmurar memorias que no pedí recordar. Recordaba todos tus gusto, tus ropas guardadas en mis gavetas, tus zapatos, tus cosas y alcancé guardar algunos recuerdos de tu niñez. Todo me hablaba de ti, y al mismo tiempo me recordaba lo irremediable: que ya no estabas. Era un eco constante que se filtraba en cada pensamiento, en cada respiración.

Y me miraba al espejo, buscándome a mí misma en medio del desconcierto. Pero la mujer que veía no era la misma que había reído, que había cuidado, que había compartido contigo cada instante. Era una sombra de lo que fui, con ojos que lloraban sin cesar y una boca que intentaba sonreír para engañar al mundo y a mí misma.

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Ese día, sentí que el dolor tenía leyes propias, leyes que ningún abrazo podía alterar. Intenté sostenerme, intentar fingir normalidad, seguir con mi rutina... Pero hasta los actos más simples se convirtieron en un desafío. Cada movimiento, cada gesto, parecía pesado, como si el aire mismo se hubiera vuelto plomo, un objeto difícil de llevar.

Quise buscar alivio en todo aquello que prometía un instante de olvido: la comida, el silencio, la música, la escritura, incluso el alcohol… Pero pronto comprendí que la única manera de sobrevivir era aceptar que el duelo no se esquiva, que no se huye, que solo se vive, con cada célula, con cada lágrima, con cada recuerdo que arde en el alma.

Y sin embargo, entre la oscuridad, comencé a descubrir algo sorprendente: que incluso en el dolor más profundo hay destellos de luz.

Aprendí a escuchar mi propia respiración como un acto de fe, a sentir que aunque tu cuerpo ya no esté, tu espíritu, tu esencia, sigue iluminando mi camino.

Aprendí que la memoria puede ser un faro y que el amor verdadero nunca se extingue, aunque cambie de forma.

Ese día marcó el comienzo de un aprendizaje silencioso: que puedo llorar y seguir caminando; que puedo recordar y aún así abrir el corazón a la esperanza; que puedo sentir la ausencia y, al mismo tiempo, dejar que la fe me sostenga.

Valentina me enseñó a caminar con ella, que el amor es más fuerte que la muerte, y que aunque mis manos ya no puedan abrazarte, mi alma puede mantenerte cerca.

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Hoy entiendo que el 23 de mayo no solo fue un día de pérdida, sino también un día de transformación. Aprendí que el duelo es un río profundo y que debo aprender a nadar en sus corrientes sin perderme, que cada lágrima es un tributo y cada suspiro, un acto de coraje. Y aunque aún duela, prometo seguir adelante, con tu luz guiando mis pasos, con la certeza de que la fe, la esperanza y el amor, los tres regalos que Dios me dio, me acompañan, me sostienen y me enseñan a vivir, por ti, por mí, por tus hermanos y por todo lo que aún puede florecer.

Porque aunque el tiempo se detuvo aquel día, mi corazón sigue latiendo, y en cada latido hay un homenaje a ti, Valentina, mi hija, mi segunda estrella, mi amor eterno.

Te amamos mucho hijita y serás siempre nuestro amor sempiterno...



Espero que te haya gustado🥰🥰🥰

By: @maleidamarcano

Gracias por leerme...

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Hasta un próximo encuentro Hivers LOVE



 Todos los derechos reservados de Autor.
 Maleida Marcano/@maleidamarcano.
 Las Fotografías son de mi exclusiva propiedad, de mi álbum familiar y fueron tomadas por mi teléfono mi Honor X6 Plus. Los diseños fueron creados por mi usando la aplicación Canva. 

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ENGLISH VERSION (click here!)



The day that time stood still

There are days that mark the soul completely, like the chisel that carves leaving its mark on the stone. That May 23rd was engraved in my heart with an impregnated force that cannot be forgotten. That day not only Valentina, my daughter, my star, my thread of light, left, but that day also took away part of me, left a void that sounds hollow in my bones and that only memory can try to fill.

I feel that my heart was suspended, like a balloon that the wind drags without destination, and my hands search in the air for what I can no longer touch.

I remember that the world kept spinning, indifferent to my loss. The streets, the lights, the birds, the rivers of people and cars continued their dance without pause, and I felt trapped in a silence that hurt more than any noise.

Life became a stage on which everyone danced except my soul, which remained in the gloom, trying to recognize the shape of a world that no longer made sense without you.

In my room, objects seemed to murmur memories that I did not ask to remember. I remembered all your tastes, your clothes stored in my drawers, your shoes, your things and I managed to keep some memories of your childhood. Everything spoke to me of you, and at the same time reminded me of the irremediable: that you were gone. It was a constant echo that filtered in every thought, in every breath.

And I looked in the mirror, searching for myself in the midst of bewilderment. But the woman I saw was not the same woman who had laughed, who had cared, who had shared every moment with you. It was a shadow of what I was, with eyes that cried incessantly and a mouth that tried to smile to fool the world and myself.

That day, I felt that pain had laws of its own, laws that no embrace could alter. I tried to hold on, to try to pretend normalcy, to go on with my routine.... But even the simplest acts became a challenge. Every movement, every gesture seemed heavy, as if the air itself had become leaden, an object difficult to carry.

I wanted to seek relief in everything that promised an instant of oblivion: food, silence, music, writing, even alcohol... But I soon understood that the only way to survive was to accept that grief is not to be avoided, that one does not run away, that one only lives, with every cell, with every tear, with every memory that burns in the soul.

And yet, amidst the darkness, I began to discover something surprising: that even in the deepest pain there are glimmers of light.

I learned to listen to my own breathing as an act of faith, to feel that even though your body is gone, your spirit, your essence, continues to light my path.

I learned that memory can be a lighthouse and that true love never dies out, even if it changes form.

That day marked the beginning of a silent learning: that I can cry and keep walking; that I can remember and still open my heart to hope; that I can feel the absence and, at the same time, let faith sustain me.

Valentina taught me to walk with her, that love is stronger than death, and that although my hands can no longer embrace you, my soul can hold you close.

Today I understand that May 23 was not only a day of loss, but also a day of transformation. I learned that grief is a deep river and that I must learn to swim in its currents without getting lost, that every tear is a tribute and every sigh, an act of courage. And even though it still hurts, I promise to go on, with your light guiding my steps, with the certainty that faith, hope and love, the three gifts God gave me, accompany me, sustain me and teach me to live, for you, for me, for your brothers and for all that can still bloom.

Because even though time stopped that day, my heart is still beating, and in every beat there is a tribute to you, Valentina, my daughter, my second star, my eternal love.

We love you very much, my little daughter, and you will always be our everlasting love...



I hope you liked it 🥰🥰🥰

By: @maleidamarcano

Thanks for reading...*

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Until a next meeting Hivers LOVE


 All rights reserved Author.
 Maleida Marcano/@maleidamarcano.
 The Pictures are my exclusive property, from my family album and were taken by my phone my Honor X6 Plus. The designs were created by me using the Canva app.  

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Que valiente eres, me ha conmovido mucho tu post. Admiro tu fortaleza y eso que dices es muy cierto: el amor verdadero no se extingue. Perdí a mi única hermana hace un año y el dolorcfue yves aún muy grande. Te envio un gran abrazo.🥰🙏

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Hola amiga, un fuerte abrazo apretadito.

Mi más sinceras palabras de consuelo, se que muchas veces no hay palabras para expresar lo que uno sigue sintiendo. Solo Dios sabe el por qué de las cosas y sé que ellos están en un mejor lugar, eso nos debe confortar y consolar El Alma.

Es difícil perder a un ser querido y más a un hijo. Realmente es el peor dolor, sin embargo, es la ley de la vida de la cual no estamos preparados para aceptar cuando nos toca los cimientos de todo.

Debemos aferrarnos a la Fe, Esperanza y Amor que todo lo puede, son los mayores regalos de Dios. Él no nos abandona en los momentos de aflicción, está allí, aunque no lo veamos. Siempre nos sostiene, nos levanta y nos da la fuerza para continuar.

Muchísimas gracias por todas tus palabras, te abrazo con todo mi ser y te envío un fuerte besote 😘😘😘

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Hola @maleidamarcano. Que difícil transitar, pero se transita y en cada paso creo que has ido descubriendo una nueva manera de estar, como dices el duelo se vive y desde esa vivencia se va sanando. Gracias por compartirnos tus aprendizajes en esta vivencia tan dura. Un abrazo.

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Gracias amigo bellos 🙏🙏🙏

Agradecida por las palabras y el apoyo, Dios los bendiga Grandemente 🙌🙌🙌

Un fuerte abrazo y besote grande 😘😘😘

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