Con el tiempo aprendí a amar los días lunes...

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Recuerdo que en una época llegué a odiar los lunes, cuando eso pasó me di cuenta que ya no estaba haciendo algo que realmente me apasionara, solo estaba siguiéndole el paso a la costumbre, era una pieza más del ajedrez de la vida. Cuando se pierde la pasión en algo es que eso ya no es lo tuyo, es una señal que en ocasiones ignoramos, pero es una alerta a gritos que es momento de reconducir el camino.

Un día decidí que así fuera, tenía miedos, dudas e incertidumbre, pero decidí transformar todas esas energías a mi favor, las convertí en valentía y asumí el riesgo. Recuerdo que los primeros tiempos fueron difíciles, muchas veces me cuestioné si aquella había sido la decisión correcta, y quizá de no haber tenido el apoyo incondicional de mi esposo recordándome constantemente “que todo iba a estar bien”, habría flaqueado, poniendo en tela de juicio mis propias habilidades.

Una montaña rusa de emociones y pruebas, días malos y otros peores, pero allí seguí una y otra vez hasta que el viento comenzó a soplar a mi favor dispersando las nubes que se empeñaban en oscurecer el panorama. Los días empezaron a ser variados, las nubes grises no desaparecían, pero eventualmente daban paso al sol, otros días en medio de la lluvia se posaba un imponente arcoíris recordándome que todo sacrificio tiene sus recompensas.

Empecé con el tiempo a no diferenciar los lunes de los viernes, ambos me parecían igual de maravillosos. Los domingos por la noche me acostaba descansada y aunque igual madrugaba cada lunes, lo hacía con una emoción increíble, lo hacía porque quería, no era ni una obligación ni un compromiso con terceros, era un compromiso conmigo misma, y eso me gustaba…eso me sigue gustando.

¿Qué cambio mi percepción de los días? tomé la decisión de confiar en mí, de hacer aquello que me hace feliz, eso que hago por y para mí, eso que parece un trabajo pero que en realidad es una pasión. Levantarme cada día imponiéndome mis propias metas, bajo mi propio nivel de exigencia, disfrutando el proceso, dejó de ser un trabajo, aunque lo sea… ahora es un motivo de vida que adicionalmente sustenta mi economía.

Salir de la zona de confort, esa que te da garantías de sustentabilidad no es una decisión fácil, por ende, sería injusto juzgar deliberadamente a quienes evitan a toda costa plantearse ese escenario. Dejar ir aquello que ha representado por mucho tiempo tu sostén, tu puerto seguro, es un acto de valentía, incluso algunos dirían que es un acto de torpeza, lo he escuchado muchas veces, y aunque no lo comparto, entiendo su planteamiento. Y es que el miedo a lo desconocido es capaz de paralizar los sentidos, de apagar los sueños, echando tierra a cualquier aspiración de cambio.

Y no es que esté del todo mal postergar los sueños, lo que realmente no debería ocurrir es que los condenes al olvido mientras tú te condenas a hacer algo que ya no te agrada, que no te motiva, que no te estimula, que lejos de darte alegrías te abarrota de amarguras. Puede sonar absolutamente trillado, pero es un hecho que cuando trabajas en lo que realmente te apasiona, no vuelves a trabajar nunca más en tu vida. Cuando eso pasa, los lunes se vuelven tan maravillosos, que los anhelas en la misma medida que podrías disfrutar un fin de semana.

Tal vez quienes han tomado este camino de creadores de contenido en las redes sociales descentralizadas convirtiéndose en sus propios jefes y dueños de su tiempo no lo entiendan, pero si lo harán quienes en algún momento han llegado a ese punto en el que su trabajo se convierte más es un sacrificio que en una satisfacción. También lo entenderán quienes se han atrevido a vivir ese sentimiento liberador de tomar las riendas, asumir los riesgos, y comerse las verdes y las maduradas haciendo los que les gusta.

Nunca es tarde para revertir la historia, despertar los sueños y vencer los miedos…el momento es ahora.



Fuente. La imagen de esta publicación es de Pixabay, libre de derechos de autor.




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(Edited)

Así es amiga debemos creer en nosotros mismo, aunque el resto del mundo trate de hacernos pensar lo contrario!

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Es así mi estimado, en ocasiones escuchar lo que otros creen que es o no es lo correcto, solo conspira en nuestra contra.

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Siento que despues que llegó la pandemia, aprendi amar los lunes jeje de quedarme en casa trabajando en lo que me apaciona y aprender diversas cosas, que nunca creí hacer. Ahora más bien quiero seguir creciendo de esta manera que me apaciona. Pronto me tocará tomar nuevas decisiones y hacer crecer nuevas metas.

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Maravilloso, cuando haces lo que te apasiona sientes que el tiempo no te alcanza jajaja me alegra mucho que estés comprometida contigo misma en el emprendimiento de nuevos proyectos. Éxitos!

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Hola @gorayii, me siento muy identificado con tu publicación, hay días que ya no quiero ir al trabajo, quiero hacer otr cosa y lamentablemente debo seguir allí por un sueldo que no alcanza pero al menos medio resuelve. Extraño los días en que podía ser feliz trabajando y haciendo lo que realmente me gustaba.

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Hola Josué, te entiendo perfectamente, a veces tenemos que considerar muchas cosas antes de tomar la decisión de soltar, no es fácil, lo sé. Lo importante es identificar ese momento en que todo juegue a favor para tomar la decisión e ir por aquello que realmente nos genera satisfacción. Espero que pronto lo consigas, por lo pronto toca esperar pacientemente mi amigo.

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Así es amiga. Todos los días tienen sus propios desafíos, sucede lo que tenga que suceder. Eres valiente y guerrera, sigue luchando.

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Totalmente de acuerdo con usted, cada día es un desafío y también una oportunidad. Le mando muchos saludos.

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