Todavía un Sol - Poema

Me he sentenciado a este idioma,
al lenguaje del deber ser,
del saber obrar...
Habré de existir con el destierro
de mi antigua existencia,
quemándome con la pasión
en esta diáfana divina,
una sábana de cristal frágil,
pero robusta a la vez…
Nace un refugio que vuelve
sigiloso e inspirador, yo.

Olvidaré
las rutinas carentes de certezas,
habré de ceñir estas señales
para complementarlas
y adoptarlas en mis conductas
para debatir la crudeza de mis juicios…

Soy todavía un sol,
me derribo sobre los placeres ocultos,
evoluciono con medida y sin pronóstico,
mi entorno lucha con ausencias perdidas
deberé acondicionar las arcaicas fuerzas superfluas
para que mi cuerpo no lo sobrepasen las dudas,
para que mi mente no sucumba ante la ansiedad,
ni a mi alma la sobre sus miserias
y que sea mi conducta tan capaz como mis actos,
ser tan apto como lo imploren mis sueños,
tan valiente para franquear esta aventura
y que la figura que dibuje en este transitar
me conduzca al éxito…

En las aguas intranquilas de mi mente
nadaba entre sanas visiones y codicias,
añoraba la austeridad,
dejaría atrás al ser humano en mi espejo,
quien me dijo con su reflejo
que había luces suficientes.

Aún en su máxima alegría,
la vida es displicente;
sobria de colores
ebria de grises,
prudente de júbilos
soberbia de tristezas,
ello me obliga a la intriga
por lustrar mi fama,
por ver mi verdadera corteza,
porque en el centro de la pasión
observaré otro tipo de astilla…

El más recóndito trayecto hacia mi destino
cimienta mi felicidad,
pero su armadura de muchas piezas
habrá cambiado cuando llegue al frenesí
y se emparejé la serenidad con el silencio,
junto al bullicio de este instante.

Ya lo percibí,
la felicidad es un ciclo
que llega hasta un todo
y vuelve a comenzar
desde nada…