La perfección de la naturaleza, un estímulo diario digno de imitar - Reflexión

Desde siempre he escuchado a la gente decir que no existe lo perfecto. A mí me cuesta aceptar esa afirmación en su totalidad, sobre todo cuando observo a la naturaleza, esta para mí lo es. Todo encaja, todo tiene su justa proporción y peso. Cuando algo indebido ocurre debemos reconocer que es el hombre quien ha alterado su ritmo y de allí se derivan las consecuencias que no siempre son las mejores.

El hombre no es perfecto, se detiene aquí este señalamiento, su comportamiento habitual así lo muestra con creces, no obstante cuando observamos el cuerpo humano y su complejidad y al observar todo su buen funcionamiento, notamos una obra de ingeniería magnífica, donde todo está sistémicamente en correcto funcionamiento, hasta que sea él mismo quien lo altere.

Ha sido la mano del hombre, quien en aras del poder, ha ocasionado daños, muchos de ellos irreversibles al planeta y podríamos decir que a su propia especie. El equilibrio natural se ha visto afectado, lo que ha traído como consecuencia: hambrunas, guerras, deterioro y enfermedades cada vez más complejas.

Particularmente, me llama la atención que la cura para enfermedades terribles aún no se haya concretado y si se hiciera el poderío de la industria farmacéutica es tal, que actúa en menoscabo de la salud del ser humano. Una guerra frontal entre la medicina natural y la de laboratorios químicos se ha mantenido a lo largo del tiempo, lo convencional se ha impuesto con sus métodos y procedimientos y pareciera no haber reconciliación entre las mismas.

Uno de los conceptos que más incomodan a las personas en la actualidad tiene que ver con la abundancia, la idea de carencia y necesidad se ha instalado con mucha fuerza a partir de las situaciones que se han vivido en los últimos tiempos, en este país. Generar un pensamiento colectivo de prosperidad y riqueza, dado el país, que por suerte nos ha tocado, es complicado.

Cuando salgo al patio en la mañana veo la cantidad de pajaritos, que se arremolinan alrededor de las plantas, muchos liban el néctar de las flores, no hay en ellos la preocupación por la comida; ellos cumplirán su ritual diario y en algún momento irán al nido a llenar a sus crías y los que están en proceso de apareamiento buscarán ramitas y hojas secas para construir su hogar. Es una maravilla que en este momento, con toda la destrucción, que la mano del hombre ha ocasionado, todavía podamos ver este espectáculo, que en lo personal me anima y llena de fe en lo divino y en lo mágico.

No existirá la perfección pero el deseo de alcanzarla nos hará ser mejores seres humanos.

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