Fuente: Autoría propia. Parásitos de la familia Anisakidae vistos desde el microscopio óptico.
Desde el año pasado decidí emprender una búsqueda de doctorados a nivel internacional, nunca pensé salir de mi país, pero como a muchos de nosotros, cada día la situación económica y en mi caso particular, la crisis universitaria, fueron produciendo en mi un caos mental que terminó por fomentar la idea de salir de Venezuela. En la ciudad de Cumaná, queda uno de los núcleos de la Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre, donde yo laboró en un Laboratorio de parasitología, pero por razones que aun no entiendo bien, dicho núcleo fue víctima de un ensañamiento fatal sufriendo de robos escalados y cada día mayores, incendios de causas desconocidas, bajo la mirada inerte de las autoridades, falta de presupuesto y un desinterés por todo aquello inherente a la universidad que aún no entra en mi entendimiento …
Yo soy hija de padres universitarios, ambos trabajadores de dicha universidad, jubilado uno y aun activa la otra, mis tíos son o fueron profesores universitarios muchos, mi infancia transcurrió entre jardines y ranas presentes en el Departamento de Matemáticas de dicho núcleo, donde laboraba mi papá, brincando de banquito en banquito, mientras veía a un grupo de soñadores pintando fractales y cosas abstractas en las paredes de los pasillos, donde a futuro estarían caminando muchos estudiantes de lo que seria no solo el Departamento de Matemáticas, sino también el de Informática, carrera creada varios años después de este episodio de los fractales. Mis vacaciones eran cursos de aprendizaje de pintura, canto, ajedrez, o cualquiera otra actividad que se desarrollase allí en mi segunda casa la Uni…, mis únicas fiestas, la que se celebraban allí o las que preparaba la Asociación de profesores para los hijos de estos. El otro Departamento que conocí fue el de Sociología, donde labora mi mama, ya allí yo era más grandecita y aquí los temas eran más abstractos aún (política, antropología, Lenin, Mark), y los compañeros de mi madre con cara de locos todos… pero en este caso, más formales y educados que los del otro Departamento….esa era mi apreciación de niña-adolescente
Entre los miles de libros rodantes en mi casa, pude haber sido matemática o socióloga o alguna rama afín, sin embargo, desde muy chiquita me sentí atraída, por las cosas biológicas y científicas, había una revista que compraba mi papá semanalmente: MUY INTERESANTE, se llamaba, allí me perdía por horas leyendo cada artículo, desmesurándolo y soñando con llegar a ser una gran investigadora, médico o algo parecido. Pues llegado el momento, decidí estudiar Bioanálisis en el Núcleo de Sucre, Universidad de Oriente y allí transcurrieron los años más felices de mi vida, pues no estudiaba, si no que me deleitaba con cada aprendizaje, fui uno de los mejores promedios de mi promoción, no me gradué Cum laude, porque me pase del número de semestres reglamentarios ya que me tardé haciendo la tesis, por querer una super tesis… la desarrollé en el área de Leishmaniasis cutánea, sin embargo, eso que significó la perdida de la excelencia, me permitió conocer dos institutos a nivel nacional el IBE: Instituto de Biología Experimental y el IVIC: Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, de la ciudad de Caracas, Venezuela, dejándome boba, enamorada y marcando mi futuro pues ya tenía aún más claro mi propósito, yo quería trabajar con parásitos.
Ni siquiera me habían entregado el título de pregrado, cuando me subí a un bus vía Caracas para presentar una prueba, para ser aceptada en la maestría de Parasitología Clínica, del Instituto de Medicina Tropical, de la Magnifica Universidad Central de Venezuela, esta maestría me permitió conocer casi todo mi país, pues cada enfermedad era explicada, enseñada y contextualizada en los diferentes focos existentes en el país, de cada una de ellas, viajamos a Mérida, a la Universidad de los Andes a estudiar la enfermedad de Chagas, viajamos a Trujillo al Instituto de Investigaciones José Witremundo Torrealba a estudiar la leishmaniasis visceral y cutánea, viajamos al Amazonas al Centro Amazónico de Investigaciones y Control de Enfermedades Tropicales CAICET a estudiar la malaria, entre otros viajes a zonas endémicas de enfermedades… esta experiencia fue maravillosa y realmente única, lo que me permitió seguir enamorada de la epidemiologia de las enfermedades parasitarias, enamorada de mi país y enamorada de las distintas universidades y del trabajo de ratón de laboratorio que hace el investigador y especialmente el investigador venezolano.
A pesar de muchas oportunidades y puertas que se abrían, yo soñadora al fin quería regresar al estado Sucre, ya que yo misma decía: si hay un estado rico en parásitos ese es mi estado, y allí voy aplicar mis conocimientos, así lo hice, y así por 12 años he estado trabajando como investigadora en el Instituto de Investigaciones en Biomedicina y Ciencias Aplicadas IIBCAUDO, LO LOGRÉ, no es fácil medir los logros en investigación, pues en líneas generales, no son monetarios, pero si, orgullosa de mis publicaciones, de mis tesistas que son varios, más que los dedos de mis manos, de los proyectos aprobados y del trabajo en la comunidad, pero lo más grande es sembrar en otros las ganas de investigar.
Pero llega un momento que el sueldo del investigador no alcanzó en mi país ni para la merienda, más no es el tema, sentí que el techo en el laboratorio me llego a la cabeza, me faltó recursos, me faltó el internet, el agua de chorro, el aire se quemó y no había como repararlo y yo no quería dejar de soñar, entonces me tocó abrir mis alas nuevamente, concursé para varios doctorados, en algunos me rechazaron, porque el tiempo pasa y no perdona, hasta que conseguí una beca para hacer doctorado en Brasil, Manaus, en La Universidad del Estado de Amazonas, Instituto de Medicina Tropical Hector Vieira Dourado, volví a sentirme viva, útil, las ideas se me reactivaron en el cerebro. Más una serie de eventos desafortunados están ocurriendo y mis sueños están detenidos como el de muchos como el de todos, por la pandemia. Estoy en una de las ciudades más azotadas por el virus, los miedos e inseguridades aturden mis pensamientos, más la esperanza lucha por aposentarse en mi mente… quizás este escrito es un poco egocentrista… más mis dedos, mi mente y mis recuerdos hoy se pusieron de acuerdo, les juro que cuando me senté a escribir mi idea era otra, pero todo fluye solo.
NO ME QUEDA HOY MAS QUE AGRADECER POR TODA MI FORMACION A LAS DISTINTAS UNIVERSIDADES DE MI PAIS Y AHORA AGRADEZCO ESTA NUEVA OPORTUNIDAD QUE ESPERO PODER MATERIALIZAR
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