Con la pregunta anterior abrimos una disertación del tema.

Ciertamente, algunas personas pueden llegar a tener muchos conocimientos específicos en un área del conocimiento definida, esto los conduce a ser personas muy instruidas, con títulos académicos incluso que lo pueden llegar a certificar o titular como especialista; pero esto no trae implícita la certeza del desarrollo de la sabiduría, ni de la inteligencia emocional.

Realmente los conocimientos pueden ser adquiridos e incluso medidos a través de la aplicación a los hombres de test inteligentes, pero lo esencial para el crecimiento personal son las emociones y estas no pueden ser cuantificadas desde ningún contexto. La inteligencia emocional consiste precisamente en la conquista de las emociones y el manejo de las mismas para lograr otros objetivos propuestos; esto es una tarea que no es imposible pero si que lleva mucha preparación y práctica.

La inteligencia emocional se entiende como un conjunto de habilidades personales y sociales mediante las cuales, el individuo es capaz de conocerse a sí mismo, estar apto para canalizar sus sentimientos y emociones, profundizar en ellos, desarrollar la habilidades sociales para relacionarse con sus semejantes hasta el punto de entender lo que sienten; es decir, ser capaz de “colocarse en los zapatos del otro” o dicho de otro modo, poseer empatía.

En otras palabras la I.E. es un estado “ideal” en el cual una persona posee un elevado control sobre sus emociones. Ahora bien, en cuanto a la inteligencia conceptual, la cual está vinculada a la cognición, es evidente que siendo el ser humano un ente integral y además biopsicosocial, ambas coexisten, sin embargo, es de destacar que existen casos donde una persona “muy inteligente” desde el punto de vista cognitivo, tiene debilidades en el ámbito emocional. De hecho, la poca presencia o total carencia de empatía, puede estar vinculado a serios trastornos de personalidad, lo cual no está directamente relacionado con su capacidad para almacenar y utilizar información en la práctica. Lo ideal es cultivar ambos estratos de la vida, incluso, se debe mencionar la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner en la cual, el ser humano, posee ciertos tipos de inteligencia más desarrolladas que otras.

Entonces, lo ideal es que los conocimientos adquiridos ayuden a cultivar nuestras habilidades personales y sociales, en virtud de equilibrar todo nuestro ser, incluyendo el estrato emocional. De esta manera, alcanzaremos un estatus quo donde encontraremos un estado de bienestar interior que podremos proyectar hacia los demás.

La diferencia vital entre inteligencia innata y sabiduría adquirida es la práctica del pensamiento y uso del cerebro. Para las personas inteligentes el cerebro funciona como un archivo de información encriptado; pero sólo las personas sabias obtienen de esos archivos las respuestas acertadas en los momentos precisos porque son expertos en el uso de la información.

La inteligencia emocional permite que las personas internalicen más conscientes los eventos de sus vidas; pero no por ello se desvincula de los aprendizajes en un aula.

-¿Que otros beneficios aporta la inteligencia emocional en el desarrollo cognitivo del hombre? -

La inteligencia emocional ayuda al autoconocimiento, la autogestión, profundidad emocional y empatía. Esto trae consigo beneficios desde el punto de vista personal y social. En efecto, al conocer mejor nuestras fortalezas y debilidades, podemos aplicar estrategias para “aprender a aprender” a partir de nuestros conocimientos previos y emociones. Es de destacar que no podemos separar taxativamente los sentimientos de nuestra capacidad de aprendizaje. De hecho, basta con tener un “mal día” para que esto se vea reflejado en nuestro trabajo o vida familiar; pero es a través de las habilidades que provee la IE y el cultivo continuo de nuestro acervo cognitivo que podemos aprovechar al máximo nuestros propios saberes e incluso desarrollar habilidades cognitivas de nivel superior.

En mi opinión, la inteligencia emocional pude ser el medio o vehículo para fomentar nuestro desarrollo cognitivo y hacernos mejores personas.

Como conclusión deben estar vinculados, ya que la inteligencia emocional también se nutre de todo nuestro “bagaje”, lo cual incluye los conocimientos previos o saberes adquiridos. Como se ha manifestado anteriormente, dicha relación aunque no parece obligatoria, si es ideal. Nada lograríamos almacenando una gran cantidad de conocimientos si somos incapaces de manejar adecuadamente nuestras emociones. Somos seres multidimensionales y difícilmente podríamos ser exitosos o alcanzar la felicidad si únicamente nos dedicamos a cultivar nuestro intelecto sin alimentar nuestras relaciones con los demás o con nuestro “yo” interior. Concluyendo: Es vital que debamos ejercitar nuestros conocimientos y la inteligencia emocional para sentirnos plenos y en armonía.

Muchas gracias por tu lectura. Me despido.

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Fuente imagen uno: Pixabay
Fuente imagen dos: Pixabay

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