La llamada...

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La llamada. |Relato|


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Hace ya más de 1 año que Carlos partió; lo hizo comenzando el año y esperaba que fuera solo por unos meses, según él para conseguir oportunidades que le permitieran a el y a los suyos vivir decentemente, en el lugar donde Carlos vivía y donde se crio desde que nació ya no había nada por hacer, lo había intentado todo pero nada funcionaba, la vida cada día era más costosa, más difícil, una brutal paradoja de la gente espera de esta.

Cuando Carlos partió jamás imaginó lo difícil que sería… Trabajar doce horas seguidas, la incertidumbre de no saber hasta cuando durarían los pocos trabajos que conseguía y el llegar al día del cobro del alquiler sin tener el dinero, nada de eso se compara con lo increíblemente doloroso que le resulta estar tan lejos de su familia; el tener que contemplar el cumpleaños número cincuenta de su madre del otro lado de la pantalla, o el llegar a su vivienda y no poder encontrar la calma para su tormenta en los brazos de sus hijos y su esposa, todo eso es más destrozador que 24 horas de trabajo sin parar.

Todos los días Carlos habla con sus hijos, y siempre estos le acosan con las mismas preguntas.

-¿Cuándo te vas a venir papi? Ya te extrañamos.- Carlitos, el niño mayor de 9 años está liderando la video llamada, se le ve más grande que cuando Carlos se fue.

-Si papi, ¡vente ya!- le ordena Laura, la niña menor de 6 años, definitivamente cada día que pasa se la ve más hermosa, su gran sonrisa abraca toda la visión.

-Ya niños, su papa les dijo que todavía no se puede venir, tiene muchas cosas que hacer allá.- Oriana, la esposa de Carlos intenta tranquilizar a los niños, lo hace de tal forma que pareciera ya estar acostumbrada a hacerlo.

-¡Entonces que nos lleve con el! ¿Por qué no podemos estar juntos?.- Laura comienza a perder la paciencia (que ha sido mucha para una niña de 6 años).

-Lau ya papa nos dijo que él se fue por nosotros, por mama, por ti y por mi, para que vivamos mejor, por eso aún no podemos estar juntos, aunque lo extrañamos.- Durante esta última frase Carlitos voltea a ver a su padre, como suplicando que este confirme lo que ha dicho y así quizás deje doler un poco.

Al ver sus hijos Carlos se hincha de orgullo y felicidad pero más que todo de nostalgia, le invade una sensación de añoranza y no puede evitar sentirse acongojado, quisiera que esta pesadilla termine y anhela con gran fuerza que llegue ese día donde finalmente puedan reunirse todos nuevamente para ser la familia que un día fueron. En el fondo él sabe que jamás volverán a serlo pues estos 2 años y 3 meses no han pasado en vano, sus hijos han crecido, han cambiado, se han hecho más grandes y sobretodo han pasado más de 2 años sin abrazarlo, sin tocarlo, sin jugar con él, sin ir a los cumpleaños de sus amigos con él, Carlos sabe que eso cambia a cualquier niño, y que incluso el mismo ha cambiado.

-Si mi niña, escucha a tu hermano. Recuerda que si estoy aquí es por ustedes, porque los amo tanto y quiero que estén bien, mientras tú debes portarte bien con tu mami y guardar fuerzas para el abrazo que me vas a dar cuando nos veamos…

Carlos observa la hora en su reloj, intenta disimular las lágrimas que se asoman en sus ojos, no puede soportarlo más.

-Bueno ya es tarde, mañana tienen que levantarse tempranito para la escuela, vayan a dormir.- La voz le sale quebrada, sabe que si sigue terminará rompiéndose frente a los niños y no puede permitirse eso, tiene que ser fuerte por ellos.

Los niños se quejan, siempre lo hacen, esa videollamada es su momento más esperado del día y cuando llega el momento de despedirse siempre quieren seguir hablando con su padre.
En medio de quejas y reproches Carlitos se despide. –Buenas noches papá, te quiero.- El pesar se hace notorio en su rostro.

-Buenas noches hijo, cuídate mucho y cuida a tu hermana y a tu mamá, ahora tu eres el hombrecito de la casa. Te amo hijo- El niño responde con una sonrisa que transmite más desasosiego que felicidad.

-Hasta mañana papi, te amo, cuídate mucho, le voy a pedir a Papá Dios para que te ayude y puedas venirte pronto.

-Hasta mañana mi niña, recuerda siempre que te amo mucho, y gracias por pedir ayuda para mi, seguro que Dios hace algo por tu papá. Los amo.- Nada más pronunciar estas palabras y cuelga la llamada, ni siquiera pudo despedirse de su esposa.

Seguro que Oriana entenderá, ya estará acostumbrada, después de todo ya son más de dos años de la misma rutina, llamar, ver la sonrisa de sus hijos y su esposa y desear estar ahí con ellos; esa llamada todas las noches es la única cosa que lo mantiene en pie en medio de tanta dificultad, en medio de esa horrible tormenta que nunca quiso vivir pero que para su mala fortuna le tocó no solo a él sino a muchos de sus amigos, familiares y compatriotas, esa llamada es lo único que lo impulsa a seguir, es su combustible y su amuleto, cada vez que piensa que no puede más recuerda que en la noche verá sus caritas, al menos desde el teléfono, y saca fuerzas de donde no las tiene, esa llamada lo es todo, esa llamada y quizás la ayuda que Laurita la pide a Dios por él.

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Imagen de Gerd Altmann en Pixabay


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Este relato es una pequeña muestra de apoyo, gratitud y fuerza para todas esas personas a las que nos ha tocado vivir la separación de nuestras familias.

Muchas gracias por la visita.

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Separador de textos por: Steemit

¡Hasta la próxima!



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