Serian las siete y algo de la mañana cuando desperté. Llevaba meses sin hacer fotografía de retrato, y ahora la ocasión había surgido de la nada. El trabajo, la oficina, la rutina y la excusa del ''tiempo'' puede arruinar el desarrollo en lo que amamos, y cada vez que surge la oportunidad de tomarlo de nuevo, no hay que pensarlo, hay que hacerlo.

El Parque al que iríamos a hacer las fotos queda a 45 min de donde vivo. Habría que salir de casa, ir a la Av. del centro y tomar un autobús que me dejara a las afueras de la ciudad. Ahí me vería con Bruna, a quien a penas había visto en una ocasión.

No teníamos un concepto, ni una idea totalmente clara. Todo esto se trató más de improvisar y tomar formas de un par de referencias que conseguimos en instagram.

Fue una sesión en la que hablamos mucho, nos conocimos a un punto más allá de las fotos, y eso es exactamente lo que genera buenas capturas, cuando caminas un poco y encuentras una zona de tranquilidad.

La constancia y la disciplina son dos elementos fundamentales en cualquier arte o dedicación, y aunque no siempre es bueno improvisar, de vez en cuando hay que hacerlo para fluir sobre el panorama.

Sin nada más que decir, les dejo las capturas que hicimos hace tan solo unos días.

Me gustaría añadir que: las fotos están muy descuidadamente reveladas. No he tenido una sesión frente a la computadora para editarlas a fondo, pero con estos ajustes me parece que es suficiente para compartirlas.