El sabor de la venganza - Reflexión

about 4 years ago

La mayoría coincide en criticar la venganza como un mecanismo que genera daños muchas veces superiores a la afrenta recibida. La persona vengativa es vista socialmente como un ser despreciable que rompe las estructuras básicas que soportan el buen vivir. Hay quien decide vengarse y a la hora de la práctica se repliega y no aplica lo que ha decidido hacer, pudiera pensarse que un poco de sentido común le queda.

Creo que todos estamos de acuerdo en que hacer daño, inclusive a quien se pueda calificar de perverso no está permitido. Imaginemos los casos de asesinos y violadores, quien decide tomar la justicia en sus manos es considerado también como un criminal.

A partir de esta apreciación pensemos entonces en lo que siente quien ha estado recibiendo escarnio, sometimiento, vejación, humillación, maltrato emocional y más sin haber hecho algo que merezca semejante oprobio. Una sociedad donde sus habitantes son sometidos a situaciones como estas de manera cotidiana está irremisiblemente dañada. Veamos solo algunos pocos ejemplos:

Madrugar para hacer una cola en una entidad bancaria a la esperando recibir una cantidad ínfima de efectivo y que pasadas 3 o más horas se reciba la información de que solo se atenderá al público ante cualquier requerimiento porque no hay efectivo, es absurdo. Esto es un maltrato cotidiano donde las mismas personas trabajadoras de la institución muchas veces se prestan para hacer más difícil la situación, al no habilitar mecanismos de información que impidan la pérdida del tiempo a los usuarios.

Deambular de uno a otro sitio buscando los precios menos absurdos y exorbitantes es una condena.

Hacer magia con el sueldo irrisorio para comprar algo que rinda y alimente es macabro.

Ejercer la profesión para la cual se ha formado y no obtener el salario justo es malévolo.

Andar largos trechos a pie para ahorrar un pasaje o subirse a vehículos cuyo uso inicial era para recolectar basura o transportar animales es indigno.

fuente

Ignorar problemas de salud para atender la subsistencia diaria es insensato y muestra la vulnerabilidad de una población.

Quizá estos desastres se vuelvan un ejercicio para forjar el temple, la disciplina y el coraje pero realmente se traduce en una práctica que pareciera surgida de una malévola venganza cuyo gusto cada uno ha saboreado injustamente.

Cabe hacerse la pregunta acerca de sí serán reparables los daños ocasionados por tanta reprimenda.