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El desván es un espacio para sentarse a leer mis historias, poemas, reflexiones y otras manifestaciones literarias, donde la realidad y la ficción se entrelazan dándole a la vida esa magia de lo indecible. Un lugar para soñar, reír, llorar, transportarnos a mundos, cercanos y lejanos, embarcados en la nave más rápida que se haya inventado: la imaginación.

La noticia

Fuente
 

La noticia que impacta los diarios y los informativos televisivos lo tiene sin cuidado.
 

 

Los primeros informes indican que fueron asesinados para robarles un dinero, pero él sabe que eso es falso, ya que es el culpable de la muerte de ellos.
 
Conoció al hombre desde la infancia, fueron al colegio y la secundaria juntos y se separaron cuando ambos fueron a universidades diferentes.
 
Lo reencontró veinte años después, cuando visitó la empresa solicitando un donativo para los damnificados de un pueblo, producto de una inundación.
 
Recordaron viejos tiempos y fueron estrechando lazos.
 
Samuel estaba al frente de una Organización cuya misión era ayudar a quienes lo necesitaban, mientras que él era el propietario de un consorcio de empresas que facturaba millones en diferentes campos y que necesitaba rebajar impuestos haciendo donativos, de tal manera que como el pez busca el anzuelo, quedaron atrapados en ese intercambio.
 
Ha transcurrido ya una década y en ese tiempo, su amigo ha pasado de ser el director de la ONG a poseer una fortuna que le atribuyen a negocios de compra y venta de artículos y que los más creyentes ven como una retribución divina a sus años de trabajo por el prójimo.
 
Este cambio a él, que no es tan creyente o iluso, pero si todo un tiburón en los negocios, no le pareció normal, no tanto por la fortuna sino por los placeres mundanos que su amigo estaba acostumbrado a realizar, razón por la cual contrató al mejor investigador para hacerle seguimiento al flujo de dinero de Samuel.
 
No hizo falta mucho tiempo para descubrirlo, el hombre no tenía escrúpulos para esconder nada, el método era sencillo, robaba parte de los donativos y maquillaba la entrega de los mismos, para eso tenía un cómplice, su secretario que a la vez le fungía como contador.
 
Él no es un santo, de hecho nadie que debe enfrentar a los depredadores para quienes el dinero es la vida, lo es. Debe mimetizarse y ser parte de esa jungla sin escrúpulos para quienes solo existen personas que son rivales o asociados, y ambos están de acuerdo a la circunstancia en un lugar u otro en algún momento de la vida.
 

 

Llegó allí desde abajo, con trabajo y habilidad, con pequeñas ayudas que aun agradece y que ha retribuido con creces, pero siempre evitando pisar a los que se encuentran en la base de la pirámide, porque estos son los verdaderos artífices del triunfo de cualquier empresa y los blancos perfectos del abuso de todos.
 
Sus empleados son los mejores pagados y atendidos e igualmente los más fieles del conglomerado de empresas que hacen vida en la ciudad y el país, pero su nombre no está asociado a esto porque su política no está orientada al personalismo sino al reconocimiento grupal donde cada escalón tiene sus méritos y el trabajo en conjunto es lo primordial.
 
Es algo romántico con esto y fue el lado flaco que encontró su amigo para aprovecharse de él y obtener reconocimientos y beneficios que no le pertenecían.
 
El intercambio de ayudas a los desamparados por anonimato fue perfecto para que el hombre, quien el tiempo había transformado en otro ser desconocido, pudiera estafarlo en nombre de la filantropía.
 
No era el primero en hacerlo, pero nadie se había valido de las necesidades ajenas para eso, por lo tanto decidió tomar venganza y sacarlo del camino.
 
Lo llamó con la camaradería de siempre, aunque la rabia le perforaba el corazón, y le ofreció una gruesa suma de dinero para que los donara a los sobrevivientes de un tifón ocurrido en las islas de polinesia.
 
Sabía que estos donativos eran difíciles de rastrear y cuantificar, por lo que eran una presa segura para quienes desearan robarlos, todo un anzuelo perfecto para el pez glotón que por su gula solo vería la carnada pero no el dispositivo que se engancharía en su paladar.
 
Le puso solo una condición, nadie debería saberlo, no figuraría en ninguna parte como hecho, por lo que debía enviar a su secretario a retirarlo, ya que esta dadiva seria en efectivo.
 
En la tarde, el hombre puntual como caballero inglés, se apersonó en su oficina y él en un sobre sellado y lacrado le entregó la gruesa suma de dinero.
 
Le pidió, usando la psicología inversa, que no fuera abierto por nadie, sino enviado de la misma forma como se lo entregaba y dado a la organización encargada en la isla de distribuir las ayudas.
 
Tal como lo imaginó el plan funcionó a la perfección y la noticia se lo corrobora.
 
El dinero que se encontraba dentro del sobre fue impregnado de un poderoso veneno que haría efecto al contacto con la piel.
 

 

Reseñado por @joseph1956 para

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