Desiertos de arena y melancolía

Caminaré en el desierto mientras esta pena me hable. Las piedras y sus voces me guían, entre almas atrapadas por lava de volcán. Las he llevado siempre, susurrando el canto perdido como epitafio, vestimenta de mi oscuridad...

Los volcanes son Dioses incrustados en el suelo, cobijo para el perro sin dueño, cuyo ladrido es más fuerte que el silbido del viento.

Solo necesito una piel de cordero para cubrir mi cuerpo.

La sangre derramada sobre el madero nunca sirvió de nada en este suelo. La morada del chamán me espera, cautivo en su creencia me hace desdoblar, migrar en el desierto junto a la serpiente y escorpión.

Opiácea sensación de consuelo que deja en mí, la marca de su aguijón…

Y caminé con camaleones subidos a mi hombro, alimentándose de mi sudor, el ónice entre el vapor de la duna, es reliquia, le pone precio a mi primer concierto de criaturas con miedo que intentan su preservación.

¡Dame agua pura de la tierra!, mis labios clavados entre las espinas del cactus saciarán el alma sedienta de perdón.

¡Soy Dionisio!, embriagado como un verdadero Dios justo.

Tambaleando entre los cristales rotos de una copa de vino, rogando a la humanidad que crea en mi embriaguez.

La tormenta de arena, donde antes fui océano y ahora estoy tamizado en el fondo vacío de su desnudez…

¡Sobre estas colinas las calles brillarán!. Construiré la primera superautopista de este desolado valle, un lugar para los más necesitados.

¡Vengan!, ayúdenme a edificar el templo, antes de lograr ponerme en pié. Porque estoy roto en mil pedazos y mi cuerpo fragmentado, será un ladrillo más en el muro que nos mantiene aprisionados.

¡Vengan!, criaturas del desierto yo les tomaré en cuenta, pondré piedra donde hubo arena, mientras la noche llega y el chacal se confunde entre las hienas.

Seremos la generación, que construyó la cueva del lagarto en una sola noche.

Con la pluma y el atrapa sueños del chamán, beberé el ungüento mágico directo del mortero. Porque cuando muere un hechicero, en la noche brilla una sola estrella.

La sabiduría se va de regreso a la nodriza, de los que besaron la vida en el bálsamo del recuerdo.

Esta es mi odisea en el desierto, hablando el lenguaje del coyote y el retoño de la flor, que era el hueso en la espalda del viajero. Escuchando el sonar del trueno persigo el rayo de luz verdadero, el que ilumina durante la noche, la melancolía, de otra criatura que camina en el desierto...

@nachomolina
_{[Contenido Original]}

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_venezuela

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Saludos, espero hayan disfrutado la lectura.