Un día de película: Playa, sol y arena

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Casi es una película despertar, bajar de la buseta, respirar aire puro en medio de un nuevo amanecer, poder observar los primeros rayos del sol que te dan la bienvenida y el aviso oportuno para tomar consciencia de lo afortunado por este momento presente.

Las noticias del mundo "real" parecen que se han puesto de acuerdo para impedir realizar la vida que estamos dispuestos a transitar. Mientras todo se arregla y todavía haya oportunidad de reencontrarse con el medio natural, un rayo de sol bajando por las nubes, la espectativa de ver por la ventana el majestuoso azul del mar, estoy convencido que voy a tomar la experiencia y disfrutar el regalo de simplemente existir.

Así que estoy en medio de esta aventura con algo de tiempo para disfrutar del maravilloso paisaje colocado ante mis ojos. Nuestro destino son las costas del estado Carabobo en Venezuela donde se ubica un grupo de playas actas para tomar un baño en sus aguas, correr sobre la arena, disfrutar del horizonte y llenarse de la energía universal de la creación.

¡Es como regresar a la fuente, el momento es ahora!

El recorrido fue más rápido de lo esperado y las bendiciones se nos otorgaban una a la vez. Cielo despejado, pocos personas en los alrededores y una bienvenida exquisita otorgada por la brisa marina que roza nuestras mejillas. Por tanto, este será otro día inolvidable juntos por primera vez el mar con sus olas, Jeremías y mi persona.

El resto de la familia se dió cita también, pero sentía que debía disfrutar cada espacio de tiempo con mi hijo. La experiencia fue maravillosa, caminar por la playa, construir pensamientos con la arena y superar procesos por estar por primera vez frente al mar, fuimos realmente un equipo y logramos alcanzar cada uno de los objetivos que nos planteamos durante nuestra aventura "hijo - papá". ¡Tragamos agua un par de veces, pero meta superada! :)

Siempre brindando apoyo incondicional, mi mamá a pesar de sus dificultades en unas de sus piernas. También tuvimos de cerca con mi hermana, su bonito núcleo familiar, los sobrinos y sus juegos. Por otro lado, un grupo de amigos cada quien con su familia. Durante el día los turnos se combinaron entre lo individual y lo grupal.

Así terminó este día de sol, arena y playa. Agradeciendo a Dios todopoderoso por la oportunidad de contarla, en medio del caos siempre es posible salir de las adversidades. A todos les deseo el mejor presente, se que algunos son más cuesta arriba que otros pero estoy convencido que el final siempre será el mejor para cada uno de vosotros. ¡Bendiciones!