Amelie se que quejaba por todo y por nada, no había cosa que no reclamara al cielo por su mala fortuna, amigos no tenía y enamorados mucho menos, no se llevaba bien ni con el prójimo ni animalito alguno, un día estaba tan triste que rompió en un mar de llanto, eso fue un río muy caudaloso de de lágrimas y no veía que los demás casi se ahogaban con tanta pena y dolor.

¡Natalie ya basta para de llorar! gritaban algunos, de repente; una invasión multicolor la envolvió, una luz cegadora la encandiló, no lograba ver pero si escuchar que una voz en un tono muy grave le dijo:

Claro que si, soy tu guía espiritual, un ancestro tuyo me habló de ti, desde que él cambió de paisaje tu cambiaste para mal, ¿Hasta cuando vas a llorar? ¿No ves que inundas a los demás?

Ella logra por fin ver, limpia un poco sus ojos y ve un Ovni particular, un crustáceo marino gigante, lejos de asustarle se asombró y se acercó sin temor, sin mediar mas palabras el cangrejito Tótem le entregó una bandeja inmensa de bendiciones, amor, felicidad, armonía y pare usted de contar.

Pensé que no podría cargar con tanto y si pude, era mas bien muy ligera, liviana, todo cambió de inmediato, una algarabía de júbilo había alrededor, estaba vestida de amarillo para que todos me conocieran y un labial rojo que me enseñó a sonreír y agradecer mas.