Hola, mi linda @charjaim y mis querido holoslovers... Han pasado unos días desde la última vez que escribí en esta comunidad, pero, ya estoy aquí para compartir con ustedes mi experiencia en torno a lo que debí hacer y de lo que no me arrepiento.

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Parece que es muy fácil para algunas personas andar por ahí diciéndote qué hacer, cuándo y cómo hacer la cosas. Tú deberías haberte casado? tu deberías tener un hijo? ¿Tú debería, deberías, deberías...? Tantas cosas que debí haber hecho y no hice en su momento, ahora me pesan. Por ejemplo, comprar mi casa, mi carro antes de la mala situación que estamos viviendo actualmente. Operarme los senos cuando pude y por miedo no lo hice. Hoy tendría lo que quería. Pero, de lo que no me arrepiento es de no haber tenido hijos. De eso no.

Luego, vino un periodo en el que me sentí tan bien disfrutando de mi soltería. De dedicarme a lo que quería hacer. No me arrepiento de eso. Llegó la pandemia y mi vida cambió muchísimo. Me encerré en casa. Poco a poco, me centré sólo en cuidar la casa y cuidar a mis padres tiempo completo. Cosas que de verdad, no estaban en mis planes, pero tocó. No es que pienso en dejar a mis padres a su suerte. No. Es sólo que la crisis de mi país es tan mala que tocó reorganizarse, replegarse y dejar a mis padres a su suerte, no era una opción.

Lo malo de eso, es que puse en pausa en mi vida y tres años después eso me pasó factura. Me descuidé muchísimo, siento que los años me cayeron encima y con ellos un poco de amargura, amargura que no quería vivir. Me ha costado mucho salir de eso, pero, aquí vamos. No estoy conforme con esto, porque no era lo que quería vivir. Siento que, de a poco, me anulé y me estanqué. Afortunadamente, nunca es tarde para regresar al camino y comenzar.

Ahora bien, quiero detenerme en El "debiste tener un hijo", la cual es una sentencia que suelo escuchar todo el tiempo y a la que suelo no hacer mucho caso. Siempre viene acompañada de un "te vas a quedar sola en este mundo" y una mirada de lástima, como si fuera una pobre mujer que se quedó sola en el mundo. Señores, lo siento, pero el mundo ha cambiado y con él los estándares ¡Ja, ja, ja! Lo cierto es que, generalmente, cuando lo escucho sólo me río y sigo la corriente. No me doy mala vida por eso.

Sobre este particular, quiero decir que siempre retrasé la idea de formar una familia, tal cual, como no los piden: hijos, marido, perro y gato. Me dediqué a estudiar,hacer mi carrera, porque en el fondo eso de estar haciendo todo al mismo tiempo, no se me da. Además de eso, yo fui criada por unos padres muy estrictos y mi idea de salir e independizarme nunca estuvo sujeta a casarme y tener hijos.

Yo quería disfrutar mi juventud, viajar, salir, conocer chicos y todo eso no se hace con un muchacho a cuestas. Lo siento, pero es así. Yo no quería dedicarme a cuidar muchacho y a un marido. El tiempo pasó, tuve una pareja y, en ese momento, comencé a pensar en la idea, porque así, él lo quería y, bueno, comencé a abrirme a la idea. Yo amaba a ese tipo. Tanto que estuve dispuesta a hacer familia con él. Sin embargo, la naturaleza no fue tan generosa conmigo y me la puso difícil. Me ocupé, fui al médico, me desgasté en eso y no se pudo. Vino la separación. El despecho. La vida nueva y, sin que me quede nada por dentro, Dios sabe lo que hace. Todo ese proceso hubiera sido más difícil con un hijo.

Después de eso, vinieron otras parejas. Lo intenté a petición de ellos y no funcionó. Pasó el tiempo, ellos también pasaron y yo fresca como una lechuga. Hoy soy la tía universal de la familia. Hubiera querido ser la tía con dinero, pero no. Al menos soy la más divertida y consentidora del mundo, mundial. No me siento mal por no ser madre. No fue una decisión tomada a propósito, se fue dando poco a poco. Todavía creo que estoy a tiempo si ocurriera el milagro. Eso era antes que a los 40 eras un viejo o vieja. Sin embargo, no sé cómo tomaría esa noticia. Conociéndome, me quedaría muda como por una semana y, después, comenzaría a llorar y no creo que sea de alegría ¡Ja, ja, ja!

Sería todo un suceso para el que no creo estar muy ganada. Una de las cosas que más amo, es la posibilidad de decidir lo que quiero sin tener que mirar mucho para los lados. Mis padres son mayores, pero no me necesitan a tiempo completo. Ellos son independientes y, con sólo tomar, algunas previsiones, puedo hacer lo que me plazca. Mi sobrino, en cambio, mi compañero eterno, tiene a su mami, así que no quedará solo en caso de que decida salir o algo así.

Recuerdo que una amiga me decía que ella sentía un poco de nostalgia de esos tiempos en los que podía salir y entrar cuando quería, dormir hasta tarde.Ella dice que no disfrutó la vida de pareja. Ahora su vida son sus hijos. No los pidió, pero si le hubiera gustado disfrutar más de su tiempo. No sé quien tiene la razón, lo que sí sé es que cada quien toma sus decisiones y carga con sus consecuencias...

Hasta una próxima lectura mis amores...