Hispaliterario / Atrapados

Ahí estábamos ella y yo en una de las habitaciones de aquella lujosa residencia cerca del Trafalgar Square, mirándonos mutuamente sorprendidos; ella estaba de cuclillas a mi lado, en el suelo, con la intención de verme la herida del costado izquierdo.

Parecía que el destino estaba empeñado en reunirnos a los dos en los lugares más inesperados, sobre todo en el interior de una residencia cuyo dueño pertenecía a la élite social.

Nuestro primer encuentro fue hace un año en una casa de Newham, uno de los barrios más pobres de Londres. La misión que me habían encomendado era eliminar a una anciana que estaba enojando a un tipo poderoso que quería derribar su casa para construir departamentos de lujo. El tipo fue específico: la anciana debía morir de la forma más violenta posible, como una señal de advertencia para aquellos que se negaban a cumplir la voluntad de aquél sujeto adinerado; por supuesto, la paga era demasiado generosa para rechazarla, así que debía hacer el trabajo.

Cuando entré a la casa de forma furtiva, la muchacha estaba ahí platicando con la anciana mientras le administraba una inyección de insulina. Su sonrisa angelical podría enamorar a cualquiera, incluyendo a un hijo de puta como yo.

Cuando terminó de inyectarle, le dijo a la anciana, quien resultó ser su abuela, que ya era hora de descansar. Entonces ambas se dirigieron a la habitación contigua. Esperé un momento a que ellas se acostaran; sin embargo, cuando abrí la puerta, fui recibido con un disparo en la pierna y un golpe en la cabeza con lo que parecía ser una lámpara. Para coronar la ofensiva, la chica me dio un golpe en la cara con un libro pesado.

Ignoro cuánto tiempo pasé inconsciente, pues cuando me levanté, no encontré rastro de ellas, ni del coche en el que me vine.

No puedo negar que ese día fue un auténtico golpe a mi ego; dos mujeres en apariencia indefensas pudieron con un profesional calificado en el arte del asesinato. Pero lo peor era que desde ese día mi cliente me quería muerto al fallar mi cometido.

Ahora estamos ahí un año después, en la habitación de esa casa; el ricachón infeliz aún quiere mi cabeza y la de la abuela de la muchacha.

¿Que qué hacía ella aquí? He de suponer que también estaba en busca del infeliz para matarlo, pues a pocos metros de ella había una Colt .45.

"Ignoro por qué te persiguen, pero definitivamente tenemos un enemigo en común", me dijo mientras examinaba mi herida. "Al parecer ese idiota de Dobbs no soporta que le lleven la contraria".

"En eso estoy de acuerdo".

Unas voces nos interrumpieron. La muchacha se apresuró a tomar una silla y trabar con ella la puerta. Volviéndose hacia la cama, quitó las sábanas y, con unas tijeras que tenía guardada en una de sus botas, las cortó lo más rápido que pudo para luego vendarme con ellas. Yo estaba tratando de estar alerta, vigilando la puerta; era lo menos que podía hacer en esta situación.

Dirigiéndose hacia la ventana con cautela, la joven levantó levemente la cortina. "No hay escapatoria. Nos tienen rodeados", sentenció con frustración.

Unos golpes la sobresaltaron. Yo me arrastré lo mejor que podía hacia el borde de la cama mientras que ella recogía su arma y se colocaba al lado de mí. En su mirada noté resignación y valor ante lo que sea que el destino esté deparándole en ese momento.

Una pena que las cosas tengan que acabar de ese modo.

English

Author's note: I would like to thank to @katleya and @mc5punk for inviting me to the new contest The Trap, organized by @hispaliterario. Also I want to invite to @sariana231 and @zulfrontado, as well as the general public to enter to this interesting contest. You can read the rules here.

The English translation was made with the help of Deepl Translator

There we are, her and I, in one of the rooms of that luxurious residence near Trafalgar Square, looking surprised at each other; she was kneeling next to me on the floor, squatting with the intention of looking at the wound on my left side.

It seemed that fate was determined to bring the two of us together in the most unexpected places, especially inside a residence whose owner belonged to the social elite.

Our first encounter was a year ago in a house on Newham, one of London's poorest neighborhoods. The mission I had been given was to eliminate an old woman who was pissing off a powerful guy who wanted to tear down her house to build luxury apartments. The guy was specific: the old lady had to die in the most violent way possible, as a warning sign to those who refused to do the bidding of that wealthy guy; of course, the pay was too generous to refuse, so I had to do the job.

When I sneaked into the house, the girl was there chatting with the old lady while administering an insulin injection. Her angelic smile could make anyone fall in love, including a motherfucker like me.

When she finished injecting her, she told the old woman, who turned out to be her grandmother, that it was time to rest. Then they both went into the next room. I waited a moment for them to go to bed; however, when I opened the door, I was greeted with a shot in the leg and a blow to the head with what appeared to be a lamp. To complete the attack, the girl hit me in the face with a heavy book.

I don't know how long I spent unconscious, because when I woke up, I found no trace of them, nor of the car in which I came.

I can't deny that that day was a real blow to my ego; two seemingly defenseless women were able to defeat a qualified professional in the art of assassination. But the worst thing was that from that day on my client wanted me dead when I failed in my task.

Now here we are a year later, in the room of this house; the rich idiot still wants my head and the girl's grandma's.

What was she doing here? I have to assume that she was also looking for the wretch to kill him, because a few meters away from her was a Colt .45.

"I don't know why they're after you, but we definitely have a common enemy", she said as she examined my wound. "Apparently that idiot Dobbs can't stand to be contradicted".

"I agree on that".

We were interrupted by voices. The girl hurried to grab a chair and lock the door with it. Turning to the bed, she removed the sheets and, with a pair of scissors she kept in one of her boots, cut them off as fast as she could and then bandaged me with them. I was trying to be alert, watching the door; it was the least I could do in this situation.

Moving toward the window cautiously, the young woman lifted the curtain slightly. "There's no escape. They have us surrounded", she sentenced in frustration.

A few knocks startled her. I crawled as best I could to the edge of the bed while she picked up her gun and stood beside me. In her gaze I noted resignation and courage in the face of whatever fate might be dealing her at that moment.

Too bad things have to end this way.