La autoconfianza desde mi pequeño mundo...

Cuando recién despierto, me siento plena y feliz... es cuando mayor contacto tengo conmigo.

Que bien nos sienta la autoconfianza, sentirnos seguros de nosotros mismos, saber nuestro valor y actuar en consecuencia, sabiendo de qué somos capaces, lo que también implica conocer nuestras fortalezas y debilidades. No tiene nada que ver con creernos superiores a los demás, todos somos únicos y valiosos, cada uno de una manera distinta.

Según lo que he aprendido, tampoco significa no tener miedo, porque al parecer el miedo es algo que nos acompañará de por vida, simplemente no nos dejamos paralizar por él y abordamos los diferentes escenarios con la convicción de que podremos superarlos, lo que no implica que no podamos equivocarnos.

Pienso que la confianza en nosotros mismos es una actitud frente a los retos de la vida, desde la toma de decisiones, por muy pequeñas que sean, así como los proyectos ambiciosos, la dirección, el liderazgo… es asumirlos con seguridad y hacerles frente. Es ese sentir “sí puedo” que nos hace avanzar y tomar riesgos.

Como podemos deducir es una herramienta poderosísima y necesaria ante las oportunidades que se nos puedan presentar, porque se requiere salir de nuestra zona de confort y asumir los riesgos que sean necesarios para alcanzar metas que nos lleven a objetivos más grandes, por otro lado, el saber avanzar frente a los obstáculos con determinación y asertividad, nos ayuda a ganar batallas, lo que, a su vez, nos va haciendo cada vez más seguros. Es una cadena de eventos.

La autoconfianza también nos prepara para saber aceptar nuestros desaciertos, sabiendo que es sólo cuestión de intentarlo de nuevo, de una manera diferente, por eso pienso que debe ir acompañada también de la madurez. Cuando no nos tenemos confianza, un fracaso puede significar no volverlo a intentar, lo que nos cierra muchas puertas y no nos permite desarrollar nuestro potencial.

Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero todo inicia por una decisión, podemos empezar por cambiar el “no puedo” por “sí puedo” y aprender cómo hacerlo, aunque lleve tiempo y aunque nos equivoquemos, sí lo intentamos lo suficiente, tarde o temprano lo lograremos. Debemos internalizar que somos capaces y alejar la idea de que somos inferiores. Recuerdo claramente que cuando era niña mi mamá decía siempre: “Si otro puede hacerlo, yo también” y una vez hasta hizo una cama de madera ella misma, sin ninguna formación para eso.

Debemos conocernos, amarnos, respetarnos… muchas veces somos más bondadosos con los demás que con nosotros mismos y nos castigamos duramente cuando nos equivocamos o cuando nos sentimos insuficientes. A la única persona que deberíamos superar es a nosotros mismos y no es una competencia, es algo más parecido a un arte.

Por otra parte, en el proceso de ganar nuestra propia confianza, debemos medir el riesgo a tomar: un niño no empieza a correr antes de caminar, ni a caminar antes de gatear, todo tiene su momento. Si, por ejemplo, queremos un carro, pero no tenemos nada de dinero; podemos empezar por encontrar la manera de ahorrar 10 dólares, por decir un monto, luego 50, luego 100, y, paso a paso, aunque lleve tiempo, estaremos más cerca de nuestro objetivo. Si eres una persona que le cuesta hablar en público, puedes intentar intervenir en una clase p en una reunión, al menos una vez por semana, luego dos y así sucesivamente. La idea es dar un paso que nos saque de la línea de partida y así salir de nuestra zona de confort.

Hay algo que es muy importante y que siempre menciono: debemos enfocarnos, saber lo que queremos, para no dispersarnos y perder el esfuerzo. No se trata de andar inventando retos que no van alineados con nuestros propósitos, cada uno de nuestros actos deben llevarnos en la dirección que elegimos, la idea tampoco es ir agotando nuestras fuerzas resolviéndole la vida a los demás, por ejemplo, aunque suene muy duro. Apoyar a alguien eventualmente en una necesidad, sí; vivir por y para otros, no. No debemos vivir para complacer a los demás y quedar bien, normalmente quienes más necesitan, menos piden.

Y, para terminar, creo que es elemental no desgastarnos fingiendo ser alguien que no somos. La autenticidad es un tesoro y vale la pena tener cerca, sólo a aquellos que son capaces de valorarnos sin máscaras, los demás sólo nos restan.

Sueña todo lo que quieras, haz todo lo que te atrevas, llega tan lejos como puedas

Me siento feliz y agradecida de tener este espacio en el que compartir Mis letras.
Gracias a todos los que lo hacen posible y a ustedes que dedican tiempo a leerme.

_{La fotografía mostrada es de mi propiedad.
Edición con la aplicación PhotoCollage.
Emojis hechos con Bitmoji.
Separador elaborado en PowerPoint.}