Este año fue un torbellino de emociones: felicidad y tristeza, despedidas y nuevos comienzos. Hubo días difíciles, donde el simple hecho de levantarse dolía y las metas parecían lejanas. Pero, incluso en medio del caos, logré obtener grandes lecciones, aprendiendo a renacer de las cenizas y a reconciliarme con mis lados más vulnerables. A mis 23 años, entendí que la vida no se trata de tenerlo todo listo, culminado y feliz. Aunque tuviese mi vision board, hiciera slow mornings y manifestara en mi era I'm just a girl, comprendí el éxito no era instantáneo como un café de mi cafetería favorita; tenía que vivir mis procesos poco a poco, sin prisa, por más que deseara todo al instante.

Crecer siempre valdrá la pena, no importa cómo, cuándo o dónde, pero siempre hay oportunidad en el cambio.

Este ritmo lento me llevó a otra verdad fundamental: sanar es aceptar el ritmo raro del alma. Aprendí que hay etapas donde la soledad es necesaria, que mi energía social tiene un límite y que el crecimiento siempre vale la pena. Como me encanta documentar mis procesos para inspirar a otros a abrazar sus propios cambios diarios, comparto a continuación este mapa de 23 lecciones que desarrollaré en dos partes, por lo extenso que resultó transmitirlo. Esto es un recordatorio, un agradecimiento y la prueba de que cada cambio es una valiosa oportunidad. Ten en cuenta que solo tienes una vida para aprovecharla.

_{Créditos: Imagen 1, imagen2, imagen3; creadas con inteligencia artificial Gemini.}

Lección 1: Sanar no es lineal, pero el proceso vale

A veces retrocedes, subes, bajas, avanzas. Lo importante no es la velocidad, sino el valor de seguir escribiendo tu historia cada mañana, cuando la alarma suena y quieres posponerla para dormir cinco minutos más. Te invito a mirarte todos los días con compasión, a comprender tus emociones en momentos buenos y desagradables. Sé que el camino a tus metas puede parecer complicado, sobre todo cuando es una meta que dura mucho tiempo para lograrse, como una carrera o concebir un bebé.

Lección 2: No todo lo que duele es castigo, es dirección

Hay situaciones que te rompen a pedazos, como cuando se quiebra una taza de la vajilla de tus bisabuelos, y quieres repararla como sea, para que no se note la fractura. A mi me ayuda recordar la filosofía del Kintsugi, que nos enseña a reparar esas grietas no para ocultarlas, sino para iluminarlas con oro, para devolverles la vida y restaurarlas. Al igual que esa importante taza, la vida nos demuestra que las heridas no son algo de lo que avergonzarse, sino la viva prueba o muestra de cuánto hemos sanado y cuántas veces no tuvimos que reconstruirnos.

Las cicatrices son un mapa que cuenta una historia, revelando la belleza única y perfecta, una fortaleza que solo puede nacer de la resiliencia y de haber sido reparado con suma delicadeza y sobre todo con ingenio.

Lección 3: Lo que resistes, persiste en ti y vuelve a manifestarse

Cuando dejas de luchar con tus emociones, tus frustraciones y tus imposiciones, algo se libera. Esta idea se alinea perfectamente con la filosofía estoica, que enseña que gran parte de nuestro sufrimiento proviene de intentar controlar lo incontrolable (y quizás, suene redundante). Debes tener muy claro que hay situaciones de todo tipo, algunas se escapan de tus manos; una de las claves de la paz y la tranquilidad considero que es saber lo que puedes controlar (tus acciones, tus reacciones, tus respuestas, tu perspectiva, tus creencias limitantes) y lo que no (eventos externos, el clima, las acciones y reacciones de otros).

Al soltar la resistencia hacia lo que no depende de ti y enfocar tu energía en tu círculo de influencia, dejas de alimentar aquello que te estresa, te atormenta, permitiendo que fluya tu paz, que eso que recibe tu preocupación pierda fuerza y eventualmente, se disuelva.

_{Crédito: Imagen creada con inteligencia artificial Gemini.}

Lección 4: Escribir te salva, te reconstruye, te ayuda a hacer catarsis

La escritura me salvó más veces de las que puedo contar. Sentarme frente a mi cuaderno con mi bolígrafo punta fina para vaciar mi caos mental, fue mi refugio, mi espacio seguro que transformó lo rutinario en orden. Es un acto de salvación porque, al poner tus miedos y tus tristezas en un papel, le das una forma a lo que piensas, dejándolos lejos de tu cabeza. Al escribir te reconstruyes, cada palabra es un ladrillo, cada frase es como poner un cimiento nuevo que te permite entender quién eres; te ayuda a procesar experiencias y a darte cuenta de cuánto puedes amarte tal cual eres.

La escritura en esencia es una maravillosa catarsis, un canal para liberar el dolor, la ira, la rabia, el estrés acumulado por meses. Hoy permite que la tinta se convierta en una liberación que sana y te devuelve la inspiración.

_{Crédito: Imagen creada con inteligencia artificial Gemini.}

Lección 5: El amor propio no siempre es suave

Muchas veces consideré que el amor propio era aplicarse una mascarilla, darse una ducha fría o sonreír nada más. Pero lo malinterpreté, creí que era un camino suave de indulgencia, pero realmente, es un ejercicio cotidiano de valentía y confrontación constante; es un encuentro con tus sombras, con pensamientos indeseados. No es solo un baño tibio, sino un fuego que te enciende intensamente, que exige honestidad y enfrentamientos en un ring de boxeo cara a cara con tu alma.

Amor propio también es aprender a decir que no a lo que te hiere, es tomar decisiones complicadas que a menudo duelen a corto plazo, como decirle adiós a una relación tóxica, a alguien que no te conviene o tiene red flags. Pero también se trata de dejar atrás hábitos destructivos, que tomamos por comodidad.

Amarse a sí mismo, no es un acto egoísta. Es también la disciplina de cuidarnos cuando queremos rendirnos, de alentarnos y ser resilientes; es poder perdonarnos cuando cometemos un error. Por eso, el amor propio no es suave, no es ligero, no es siempre dulce, pero sí es, una práctica que te moldea y te fortalece.

Lección 6: El cuerpo también guarda memorias

Tu mente puede intentar engañarte, decirte que todo está bien y acumular el dolor emocional, pero el cuerpo es un narrador sincero, no te miente. Nuestro cuerpo es un fiel mensajero, que tiene memoria, no se le olvida lo que haces por él, absorbe y almacena recuerdos, miedos, dolores. Un dolor de espalda crónico puede ser el peso simbólico de adquirir muchísimas responsabilidades que no te corresponden; un dolor de rodillas, puede ser la resistencia a doblegarte o a avanzar en una dirección opuesta o que te aterra; y las migrañas, el resultado de una tensión mental constante por resolver conflictos internos.

Para mí, las enfermedades y los dolores físicos son, en muchas ocasiones, la manifestación somática de un sufrimiento psicológico silenciado, ignorado u ocultado. El cuerpo te habla a través de señales, urgiéndote a escuchar y a entender las heridas emocionales que has ignorado. Te recuerdan que la sanación integral, es un puente necesario para vivir mejor.

Lección 7: La intuición nunca grita, solo te susurra

La intuición es una brújula interna sutil, pero infalible. La mayoría de las mujeres consideramos que tenemos la intuición despierta, que es como un don que se nos activa en los momentos indicados. Es fácil, no requiere debates, ni análisis, simplemente es algo que te dice sutilmente: tú sabes.

No siempre escuché a mi intuición, pero cada vez que lo hice, tuve razón. La intuición es como un despertar espiritual, no llega con ruido, sino con calma, con paz, con tranquilidad. Algo que comprendí es que cuando el alma se siente inquieta, hay algo que no está alineado contigo, que no vibra bien, y nos invita a detenernos, silenciar las voces externas y escuchar lo que es necesario, y está dentro tuyo.

_{Crédito: Imagen creada con inteligencia artificial Gemini.}

Lección 8: Eres tu propio proyecto, haz de ese el mejor

Me gusta creer que Dios y el Universo nos han diseñado a nosotros de forma diferente, especial, hermosa. Creo firmemente que somos una obra maestra, pero cada día debemos esculpirnos, y seremos moldeados. La senda de la vida, esos minutos en los que respiras al despertar, son una verdadera oportunidad, tu lienzo exclusivo en blanco y nuevo, para hacer de tus sueños la realidad que aspiras. No es un ensayo general, ni la antesala de algo más grande, es el aquí y el ahora, el momento presente, donde tenemos el control a nuestra disposición.

Te invito a que hagas de tu proyecto tu prioridad absoluta. Lucha incansablemente por tu felicidad, no como un destino lejano, sino como una práctica diaria, en la que te involucres, muevas y reajustes. Cada decisión, cada esfuerzo y cada paso que das debe coincidir con la persona que aspiras ser y la vida que deseas vivir. El tiempo es un recurso que se agota, por eso debes invertirlo con sabiduría, porque al final del trayecto, cuando mires por el retrovisor, la única medida del éxito será si te atreviste a ser el arquitecto de tu propia obra de arte.

Lección 9: Agradecer cambia tu frecuencia del alma

Incluso en los días grises, cuando las circunstancias parezcan desfavorables y la penumbra te acompañe, siempre hay infinitas razones para vibrar en gratitud. El agradecimiento no es un simple pensamiento positivo, sino un ancla que te conecta con la abundancia de lo que sí tienes, de lo que mereces y lo que quieres lograr o adquirir. Es un sencillo acto que tiene el poder de cambiar tu estado mental, que quizás no cambie tu nivel externo, pero te modifica la perspectiva, la forma en que vives y como percibes las cosas. Abre una puerta de tu alma y agradece, comienza por cosas mínimas: los rayos del sol que entran por tu ventana, estudiar la carrera que te gusta, trabajar desde casa siendo tu propia jefa o tener una familia unida que te apoya en cada una de tus metas.

Te pregunto a ti, e incluso puedes expresarlo en tu diario: ¿Cuál ha sido la lección más inesperada o transformadora que la vida te ha regalado en tu edad actual? ¡Te leo en comentarios! Nos leemos en la segunda parte, donde encontrarás valiosas lecciones.

This year was a whirlwind of emotions: happiness and sadness, goodbyes and new beginnings. There were difficult days when just getting out of bed hurt and my goals seemed far away. But even in the midst of chaos, I managed to learn some important lessons, learning to rise from the ashes and reconcile with my most vulnerable sides. At 23, I understood that life is not about having everything ready, finished, and happy. Even though I had my vision board, did slow mornings, and manifested in my “I'm just a girl” era, I understood that success was not instantaneous like a coffee from my favorite café; I had to live my processes little by little, without rushing, no matter how much I wanted everything instantly.

Growth will always be worthwhile, no matter how, when, or where, but there is always opportunity in change.

This slow pace led me to another fundamental truth: healing means accepting the soul's strange rhythm. I learned that there are stages where solitude is necessary, that my social energy has limits, and that growth is always worthwhile. Since I love documenting my processes to inspire others to embrace their own daily changes, I am sharing below this map of 23 lessons that I will develop in two parts, due to the length of the message. This is a reminder, a thank you, and proof that every change is a valuable opportunity. Keep in mind that you only have one life to make the most of it.

_{Credits: Image 1, image 2, image 3; created with Gemini artificial intelligence.}

Lesson 1: Healing is not linear, but the process is worthwhile.

Sometimes you take a step back, go up, go down, move forward. What matters is not speed, but the courage to keep writing your story every morning, when the alarm goes off and you want to snooze it for five more minutes. I invite you to look at yourself every day with compassion, to understand your emotions in good times and bad. I know that the path to your goals can seem complicated, especially when it's a goal that takes a long time to achieve, such as a career or conceiving a baby.

Lesson 2: Not everything that hurts is punishment; it is guidance.

There are situations that break you into pieces, like when a cup from your great-grandparents' china set breaks, and you want to repair it no matter what, so that the crack isn't noticeable. It helps me to remember the philosophy of Kintsugi, which teaches us to repair those cracks not to hide them, but to illuminate them with gold, to bring them back to life and restore them. Like that important cup, life shows us that wounds are not something to be ashamed of, but living proof or evidence of how much we have healed and how many times we have had to rebuild ourselves.

Scars are a map that tells a story, revealing unique and perfect beauty, a strength that can only come from resilience and from having been repaired with the utmost delicacy and, above all, ingenuity.

Lesson 3: What you resist persists in you and manifests itself again.

When you stop fighting your emotions, frustrations, and impositions, something is released. This idea aligns perfectly with Stoic philosophy, which teaches that much of our suffering comes from trying to control the uncontrollable (and perhaps, it sounds redundant). You must be very clear that there are all kinds of situations, some of which are beyond your control. I believe that one of the keys to peace and tranquility is knowing what you can control (your actions, your reactions, your responses, your perspective, your limiting beliefs) and what you cannot (external events, the weather, the actions and reactions of others).

By letting go of resistance to what does not depend on you and focusing your energy on your circle of influence, you stop feeding what stresses you, torments you, allowing your peace to flow, allowing that which receives your concern to lose strength and eventually dissolve.

_{Credit: Image created with Gemini artificial intelligence.}

Lesson 4: Writing saves you, rebuilds you, helps you achieve catharsis.

Writing has saved me more times than I can count. Sitting down with my notebook and fine-tip pen to empty my mental chaos was my refuge, my safe space that transformed routine into order. It is an act of salvation because, by putting your fears and sadness on paper, you give shape to your thoughts, leaving them far from your mind. When you write, you rebuild yourself; each word is a brick, each sentence is like laying a new foundation that allows you to understand who you are. It helps you process experiences and realize how much you can love yourself just as you are.

Writing is essentially a wonderful catharsis, a channel for releasing pain, anger, rage, and stress accumulated over months. Today, allow the ink to become a healing release that restores your inspiration.

_{Credit: Image created with Gemini artificial intelligence.}

Lesson 5: Self-love is not always gentle

I often thought that self-love meant putting on a face mask, taking a cold shower, or simply smiling. But I misunderstood it. I thought it was a gentle path of indulgence, but in reality, it is a daily exercise in courage and constant confrontation; it is an encounter with your shadows, with unwanted thoughts. It's not just a warm bath, but a fire that burns intensely, demanding honesty and confrontation in a boxing ring face to face with your soul.

Self-love is also learning to say no to what hurts you, it is making complicated decisions that often hurt in the short term, such as saying goodbye to a toxic relationship, to someone who is not good for you or has red flags. But it is also about leaving behind destructive habits that we take up for comfort.

Loving yourself is not a selfish act. It is also the discipline of taking care of ourselves when we want to give up, of encouraging ourselves and being resilient; it is being able to forgive ourselves when we make a mistake. That is why self-love is not soft, it is not light, it is not always sweet, but it is a practice that shapes and strengthens you.

Lesson 6: The body also stores memories

Your mind may try to deceive you, telling you that everything is fine and accumulating emotional pain, but the body is an honest narrator; it does not lie to you. Our body is a faithful messenger that has memory; it does not forget what you do for it. It absorbs and stores memories, fears, and pains. Chronic back pain can be the symbolic weight of taking on too many responsibilities that are not yours; knee pain can be resistance to bending or moving in a direction that terrifies you; and migraines can be the result of constant mental tension from resolving internal conflicts.

For me, physical illnesses and pains are often the somatic manifestation of psychological suffering that has been silenced, ignored, or hidden. The body speaks to you through signals, urging you to listen and understand the emotional wounds you have ignored. They remind you that holistic healing is a necessary bridge to a better life.

Lesson 7: Intuition never shouts, it only whispers to you

Intuition is a subtle but infallible internal compass. Most women consider themselves to have keen intuition, which is like a gift that is activated at the right moments. It's easy, it doesn't require debate or analysis, it's simply something that subtly tells you: you know.

I didn't always listen to my intuition, but every time I did, I was right. Intuition is like a spiritual awakening; it doesn't come with noise, but with calm, peace, and tranquility. Something I understood is that when your soul feels restless, there is something that is not aligned with you, that does not vibrate well, and it invites us to stop, silence the external voices, and listen to what is necessary, and what is within you.

_{Credit: Image created with Gemini artificial intelligence.}

Lesson 8: You are your own project, make it the best one

I like to believe that God and the Universe have designed us differently, specially, beautifully. I firmly believe that we are masterpieces, but every day we must sculpt ourselves, and we will be molded. The path of life, those minutes when you breathe upon waking up, are a real opportunity, your exclusive blank and new canvas, to make your dreams the reality you aspire to. It is not a dress rehearsal, nor the prelude to something bigger: it is the here and now, the present moment, where we have control at our disposal.

I invite you to make your project your absolute priority. Fight tirelessly for your happiness, not as a distant destination, but as a daily practice, in which you get involved, move, and readjust. Every decision, every effort, and every step you take must align with the person you aspire to be and the life you want to live. Time is a finite resource, so you must invest it wisely, because at the end of the journey, when you look back, the only measure of success will be whether you dared to be the architect of your own masterpiece.

Lesson 9: Gratitude changes your soul frequency

Even on gray days, when circumstances seem unfavorable and gloom accompanies you, there are always infinite reasons to vibrate with gratitude. Gratitude is not just positive thinking, but an anchor that connects you to the abundance of what you do have, what you deserve, and what you want to achieve or acquire. It is a simple act that has the power to change your state of mind. It may not change your external circumstances, but it does change your perspective, the way you live, and how you perceive things. Open a door to your soul and be thankful, starting with the little things: the rays of sunshine coming through your window, studying the career you love, working from home as your own boss, or having a close-knit family that supports you in each of your goals.

I ask you, and you can even write it down in your journal: What has been the most unexpected or transformative lesson that life has given you at your current age? I'll read your comments! See you in part two, where you will find valuable lessons.