Buscamos a veces conectarnos con lugares diferentes, para alejarnos de lo cotidiano, y sin embargo la realidad puede acercarse desde diferentes esquinas centrándonos en diferentes verdades. Así que vivimos refugiándonos en lo que nos parece bien, en lo que puede ser para nosotros lo hermoso, buscamos los mejores escenarios e intentamos salvarnos.

En nuestros hogares tenemos paz, resguardo, hasta una mascota que apreciamos, como debe ser, como parte de nuestra familia porque así la adoptamos, esto está bien, nos hace mejores. Razón tiene la inteligencia popular al decir que aquel que lleva una mascota a su hogar está llevando otro miembro de su familia.

Pero no todos los humanos tenemos la misma suerte, algunos sufrimos, nos quedamos sin nada, como cuando pasa una tormenta inmensa y entonces buscamos pequeños refugios momentáneos y si los humanos sufrimos igual le puede pasar a los animales.

Los animales en la calle también pueden tener igual suerte a la nuestra, a veces solo necesitan un refugio momentáneo, un lugar que les de sombra, una mano que los alimente mientras ellos renuevan energías.

Sería un mundo perfecto si pudiéramos acoger a esos pequeños que nos hacen su familia por ejemplo en un día de playa. Por horas que deciden regalarnos y quedarse a nuestro lado.

En nuestro caso, por ejemplo, un día familiar en la playa de Pampatar, un hermoso perro nos hizo sus humanos, se quedó con nosotros todo el tiempo, le compartimos alimentos, agua, creo que la forma de mirarnos hablaba de agradecimiento.

Queríamos llevarlo a casa, pero no estábamos en nuestro estado, eran solo unos días vacacionales. Sin embargo esos días volvimos a la playa y él buen amigo nos reconoció, inmediatamente corrió a nuestro encuentro y volvió a quedarse con nosotros en esta nueva ocasión.

Suele suceder que en los lugares más inesperados encontraos muestras de afecto indescriptibles, esas muestras de afecto de parte de los animales hacen aún más hermosos los recuerdos.

Tanta bondad en los animales definitivamente es obra de la perfección, ellos se merecen un mundo y paisajes de amor. Cada vez que vemos lo peor del mundo todo tiene que ver con la mano del hombre intentando conquistar.

No todos los paisajes son perfectos, algunos desentonan con lo que idealizamos de la realidad. Hay formas de ver lo que nos rodea y a veces nos puede parecer todo hermoso, otras veces fatal.

Podemos hacer más, ser mejores, solo si nuestras manos se mueven determinadamente a ayudar, podemos mostrar más bondad con los animales en la calle que pueden ser las mejores mascotas cuando están en nuestro hogar.

Cada vez que podamos, cada vez que donemos ayuda a una fundación por los animales, pensemos que ellos también son parte de lo mejor, de lo más lindo que nos regaló el mundo en su infinita bondad.