Realidad pandémica

Transcurridos ya más de dos años de pandemia, hablar sobre síntomas, sobre medidas de cuidado y otros puntos es redundar en tanta información que existe, sin embargo llama la atención las diversas posturas frente a la realidad y el negacionismo que existe.

Las cifras en muchas partes siguen en aumento, en otros lugares donde el programa de vacunación es más eficiente se puede notar que incluso hay actividades ya propias de cada lugar, vemos en las redes sociales conciertos, fiestas, reuniones porque algunas partes del mundo intentan, llevando todas las medidas, retornar a lo que antes era cotidiano.

La realidad es complicada para países cómo Venezuela en donde el sistema de salud sufre por no contar con recursos, ni administración idónea, además el tema educativo viene tomando fuerzas tras un llamado a reiniciar sin condiciones óptimas, por otro lado las estadísticas de salud siguen en aumento, contagiados, nuevas variantes, esto se convierte en nuestro día a día y por tanto en un tormento con el cual batallamos.

Pero el eje central de la discusión se centra en la alternativa de la vacuna, los estudios médicos indican que la misma genera una protección frente a los síntomas graves de la enfermedad, no obstante, siguen en crecimiento de las personas que niegan la alternativa porque para ellos es inocularse el virus e implica la dominación del mundo.

Aunque debemos respetar el pensamiento de todos, parece ilógico que personas que han sido vacunadas frente a otras enfermedades obstaculicen ahora algún avances científico con opiniones un poco complejas.

Es verdad que ha transcurrido poco tiempo para los estudios científicos, pero también son tantas muertes que se han sumado que la alarma se enciende tras la necesidad de hacer algo.

Lo más triste es cuando algunas personas enferman y se niegan a considerar que es este virus el que los reprime en su salud, ellos simplemente piensan que es algo pasajero y exponen a otros, multiplicando los contagios. Es por esto que la humanidad es tan compleja, no nos tomamos de la mano tras una misma decisión y no podemos apuntar a quiénes tienen derecho a pensar lo que quieran.