Podemos tener diferentes religiones o creencias, pero todos coincidimos en la necesidad de un espacio interior para la paz, un equilibrio para nuestra espiritualidad, por lo cual a veces nos toca aislarnos de algunas situaciones, personas u obligaciones y está bien.

El camino siempre tendrá pruebas, para lograr esa estabilidad espiritual hay que enfocar la energía en lo bueno, aunque a veces podamos tener el corazón lastimado tras alguna ausencia, abandono o quizás tras los sentimientos que nos envuelven entre el caos mundial.

Hasta lo lastimado puede volver a ser hermoso. Así que no debemos dejar morir esa esencia natural que está en nuestro interior, ese color, esa forma que nos regala Dios en nuestra sonrisa, debemos amarnos y amar.

Siempre, en cada pensamiento, en cada acción, es necesario tener como prioridad nuestra paz, evitar discusiones tontas o gente que nos intenta siempre culpar. Imaginemos que somos una flor, que estamos siempre atentas de ofrecer lo hermoso que hay en nuestro corazón.

Sí, es vital reflexionar, pero debemos entender que no todo podemos controlarlo, la compasión debe iniciar en permitirnos fallar, así que más que una reflexión, el sentido está en escucharnos, en motivar ese que somos en nuestro interior.

En lo personal, a veces me siento tan consternada con los sucesos del mundo, veo noticias de partes enfrentadas, por ejemplo en relación a la invasión a Ucrania, intentado entender, pero inmediatamente sé que lo idóneo es lo que puedo hacer, y eso es orar.

Incluso veo los controversiales noticieros “rusos” que no han sido censurados en los canales de nuestro país, analizó el punto de vista que exponen y entiendo que la mitad de lo que dicen o quizá el cien por ciento es a su favor. No hay equilibrio en sus opiniones.

Mi espiritualidad entonces se conecta con mi juicio, y me doy cuenta que para ser agente de cambio al menos debo inspirar con mis palabras, así que busco el equilibrio de la verdad tanto en esos hechos como en los sucesos que me competen a nivel familiar y personal.

El Cosmos infinito de Dios escuchará desde nuestras afirmaciones de equilibrio y paz, de salud y armonía que como en un ciclo vital vendrán a nosotros de vuelta, por tanto liberar desde nuestro interior el poder de la fe es un gran valor.

Nuestra espiritualidad cada día nos da una invitación abierta a motivar, a aprender y evolucionar desde nuestro corazón, así que vale la pena cada vez que podamos dar y mostrar lo bueno, quizá no podemos detener de inmediato una guerra, pero podemos mostrar que aun con heridas somos hermosos.

Cuidar nuestra espiritualidad es equilibrar nuestras cargas y también tomar tiempo para refrescarnos en lo hermoso. Aunque las redes sociales nos muestren más cosas que temer, siempre hay poetas, siempre hay gente dibujando, construyendo o inspirando y eso también debe formar parte de los insumos que construyen nuestra espiritualidad.

Las personas que nos acompañan en nuestro viaje, que aunque estén lejos siempre están, se llenarán de nuestro gozo emocional y seremos positivos para ellos logrando aumentar las cosas positivas que nos rodearan. Y los que están cerca recibirán de nuestras manos amor, casi como cuando regalamos un libro al saber.