Meritocracia en extinción

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¿Se puede siquiera pensar en la posibilidad de tal afirmación? Estamos viviendo tiempos distintos, por lo que no suena tan descabellado considerar que ahora mismo, las cosas se han ablandado un poco respecto a años previos, bien sea por reflexión, o por aceptación, pero en algún punto nos estamos perdiendo a nosotros mismos.

El éxito y el esfuerzo no son malos, porque quienes se esfuerzan, obtienen sus beneficios. Pero que esto no me mal interprete, porque si bien no todo debe venir del sufrimiento, pareciera que ya no nos importan las aptitudes, sino las actitudes, y ahí entramos en peligro de ignorancia.

A mi la meritocracia me fascina, y muchas veces es mal vista en estas nuevas generaciones que quieren más igualdad, pero no se esfuerzan por ser mejores, no podemos ser iguales hacia abajo.

¿Pero se puede soñar en que todo cambiará? Es lo que veo factible, entrar en modo soñador en un mundo que aprendió a dormir entre pesadillas, pero que a fin de cuentas, todavía anda y se mantiene.

Entre tanta aceptación nos seguimos alejando de nuestros propios principios, porque se nos ha ido la sociedad en medio de tantas quejas, y tan pocas gratitudes. La era de la queja sigue funcionando muy bien en este siglo, y quizá acabe cuando el siglo termine, así que todavía nos falta mucho tiempo que recorrer.

Me aterra porque es lo que hay, pero me aterra más que no nos preocupemos en cambiarlo, es mi voz la que se entumece cuando lo pienso un segundo, pero el padre tiempo solo observa sus manijas avanzando, mientras nosotros nos queremos estancar.

Bendito domingo que me hace pensar de más, malvado lunes que me hace pensar menos, pero al menos sigo pensando.