Matilda

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Matilda era una niña muy lista, pero no tan agraciada físicamente en comparación a sus compañeras de clase. Aunque eso causaba envidia en su clase, la verdad es que las otras niñas se encargaban de minimizar sus logros, diciéndole que de nada le servía tener grandes calificaciones si su físico no era relevante, y de tanto repetirlo, la pobre Matilda se lo iba creyendo.

La verdad es que el gran problema de Matilda no era más que problemas superficiales. Nunca había preocupado por arreglarse porque no le interesaban esas cosas, pero era una niña muy bonita. El problema es que ella nunca se dio cuenta, y mientras más crecían las niñas, más se preocupaban por su apariencia, excepto Matilda.

En una edad de constantes cambios, Matilda iba creciendo, y cuando llegó a los 15, observaba con detenimiento como sus compañeras comenzaban a utilizar maquillaje, a arreglarse el cabello, y a utilizar aquella ropa que estaba en tendencia. Luego de meditarlo por un par de días, decidió pedirle a su madre un cambio de imagenque la hiciera encajar.

Llegó el fin de semana, y Matilda se decidió a lograr el ansiado cambio, desde su cabello hasta su ropa, el lunes ella sería una adolescente renovada lista para conquistar el mundo. El cambio fue notorio y significativo, Matilda parecía otra persona, pero era la misma chica con altas calificaciones, pero esta vez, con una apariencia totalmente nueva.

El lunes había llegado, y todo parecía normal, hasta que Matilda cruzó por la puerta, y todos se quedaron anonadados. Por un momento pensaron que era una chica nueva que había entrado al salón de clases, pero no, era Matilda. Ante la incrédula mirada de Rita, su más grande bullie, Matilda sintió una confianza sin precedentes, pero, los adolescentes pueden ser crueles a veces.

Rita no podía permitir que Matilda, a parte de ser excelente estudiante también fuera considerada como atractiva,por lo que su reacción inmediata fue la de burlarse de Matilda por intentar entrar a su mundo. La humilló de tal manera que sus compañeros le siguieron el juego, y Matilda se sentía igual de insignificante, incluso más, porque ni siquiera ese esfuerzo tan grande, pudo cambiar nada en lo absoluto.

El único que no se dejo llevar por la calumnias de Rita, fue Ramiro, un joven tímido considerado raro. Al ver a Matilda se enamoró en seguida, pero su timidez pudo más y nunca pudo decírselo en persona. Matilda perdió su brillo, y luego de ese desafortunado evento, jamás volvió a encenderse.

Pasaron los años, terminó la secundaria, comenzó la universidad, se graduaron, y al fin Matilda ya había crecido para convertirse en una mujer exitosa, pero inconforme. La gran arquitecto, con la que todos querían trabajar, se sentía vacía, estaba sola, con los mismos traumas que tuvo de niña, pero esta vez, alejada de esas personas tóxicas, pensó en algo que podía cambiar su situación.

Con los recursos para hacerlo, Matilda entendía que su fisico siempre fue su gran problema, y aunque era mentira, puesto que si era atractiva, la idea que le inculcaron por mera maldad adolescente fue tal, que jamás se preocupó por arreglarse de nuevo, incluso siendo una adulta por miedo a otra versión de su trauma de adolescencia.

Matilda decidió que quería someterse a cirugía, y no solo a una cirugía de senos, Matilda quería hacerlo en grande. Quería operarse la nariz, inyectarse los labios, e incluso aumentar el tamaño de sus glúteos. Si, esa era el cambio que necesitaba en su vida, así sin dudas, todo iría mejor.

Planeó una cita con la mejor clínica de la ciudad. El dinero no era problema, por lo que quería apresurar las cosas en la brevedad posible. Matilda al fin iba a triunfar. Pasó un mes donde se realizó estudios previos, y luego de eso, debía citarse con el cirujano que le cambiaría la vida.

Sorpresas de la vida, Matilda estaba tan ocupada pero a su vez obsesionada con un cambio, que jamás prestó atención a la persona que le haría la cirugía. Cuando entró al consultorio, finalmente se dio cuenta. El cirujano encargado era Ramiro, aquel niño tímido que se enamoró de Matilda alguna vez, ese niño se encargaría de cambiar la vida de su antigua compañera de clases, y por la que tuvo sentimientos muy fuertes.

Ramiro no contaba con que esos sentimientos no habían desaparecido en lo absoluto, cuando volvió a ver a Matilda, su corazón se aceleró muy fuerte, pero se contuvo, después de todo ya era todo un adulto.

Ramiro no dudó un segundo en decirle a Matilda quien era, y para sorpresa de Ramiro, Matilda lo reconoció, pero con cierto recelo, porque sus años en secundaria fueron difíciles. Matilda se sintió un poco incomoda porque quería cerrar ese capítulo de su vida, y el cirujano que iba a cambiar su vida, estuvo ahí durante esos momentos tan duros.

Ramiro fue sincero con Matilda y le confesó sus sentimientos. Era algo incomodo, porque su trabajo era el de cambiar aspectos de una persona, pero el no veía nada malo que cambiar en Matilda, solo su confianza. Matilda estaba sorprendida, jamás en su vida imaginó que alguien sintiera algo por ella, pensó que no sucedería por su físico, pero Ramiro siempre estuvo ahí, desde el anonimato.

Hubo un silencio incomodo durante 10 minutos, hasta que Ramiro habló.

"Matilda,la verdad es que me gano la vida con esto y no me va mal, realmente, y sería tonto decir lo que voy a decir pero, para mi eres perfecta, y no debes cambiar nada. Pero yo no decido sobre ti, entiendo que durante años te hicieron sentir menos, pero eres hermosa tal cual eres. Te diré algo, organizaré todo para mañana, pero no seré yo quien haga las cirugías, pero si el doctor Bronson que es igual de bueno que yo. Aprovecharé para descansar un par de días.

Tu cirugía será en la tarde, puedes ir si lo deseas, pero también te diré que mañana reservaré una cena en el restaurante de la esquina, te esperaré por si decides cambiar de opinión, si no asistes, entenderé perfectamente, pero si lo haces, me hará muy feliz verte nuevamente"

Matilda se quedó sin palabras, por primera vez, alguien le hablaba con el corazón, y es ta vez era en serio, se dio cuenta que si había algo especial en ella, y quedaba de su parte decidir qué hacer ahora que ya sabía lo que Ramiro sentía por ella.

Llegó el día, y Matilda salió de casa, fue a la clínica, y canceló toda su operación, ya estaba decidida que no necesitaba eso, pero tampoco fue a la cena, pero si le dejó un mensaje a Ramiro.

"Necesito saber quién soy, y necesito verme como tus ojos me vieron a mi después de tantos años, gracias por mostrar la belleza que esconde tu ser, nos veremos pronto."

Y allí se encontró Ramiro, cenando solo, pero feliz.