El almuerzo de Sofía

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El frío calaba en los huesos como pocas veces en aquella ciudad acostumbrada a los calores infernales del verano. Sofia recién cumplía los dieciséis pero su cuerpo era apenas el de una niña a causa de su pobre alimentación. El día anterior no había podido cenar y ese día se perfilaba como uno de tantos en los que tampoco tomaría el desayuno.

Un gato negro cruzó su camino, pero ella no era supersticiosa, al contrario le encantaban los gatos negros.

-Que lindo. Quisiera adoptarte pequeño, pero si no puedo alimentarme a mi misma, mucho menos podría cuidar de ti. Quizá en otra vida-

Sin embargo el gato la seguía mirando fijamente con extraordinaria curiosidad.

-Un momento gatito. Tu no te ves para nada flaco-

El gato caminó lentamente hasta un depósito de basura que estaba en un angosto pasillo.

-Mira que cosa, cuanta comida tiraron-

El pasillo estaba a unos cuantos metros de la entrada del hotel más icónico de la ciudad. Sofia llevó sus manos a las caderas en señal de desaprobación mientras observaba el anuncio. En eso observó la puerta del servicio abierta. Una gran idea iluminó su mente. Tal vez si se hiciera pasar como huésped. No seguramente la reconocerían por sus fachas, su blusa roja estaba muy arrugada y su pantalón muy desgastado de las rodillas, pero al ver a una de las huéspedes esos pensamientos se disparon. Esa forma de vestir de la gente pudiente es una verdadera bendición, de ninguna manera ella se vería diferente.

-Buenos días señorita, que le sirvo-

Todo tipo de frutas frescas, panes y almuerzos se abrieron ante sus ojos.

-Buenos días caballero, en un plato quisiera algo de papaya, sandía, melón, kiwi, yogurt natural y granola. En otro quisiera chilaquiles, jamón con ejotes, queso con calabacita, frijoles refritos y huevo revuelto-

-Por supuesto, aquí tiene, la bebida se la van a llevar a su mesa-

Ente feliz y nerviosa, Sofia se dirigió a una de las mesas que estaba cerca del televisor-

-Sería le ofrece algo de café-

-Si, por favor-

El café era bastante bueno, algo fuerte, pero delicioso. Sofia agradecía a Dios mientras comía y planeaba dónde ir a buscar trabajo-

-Sería le ofrece jugo de naranja-

La mesera la observó discretamente y pudo darse cuenta de que realmente disfrutaba su almuerzo, lo que le hizo sentir una extraña felicidad que hace tiempo no sentía.

-No gracias, ya me sirvieron café-

-Estáte recién preparado, además no tiene ningún costo-

-Bueno, en ese caso sirvame un poco por favor-

Una hora más tarde, Sofia se sentía llena de vitalidad y muy tranquila, ya no se sentía nerviosa para nada, salió por la puerta que daba al parque tarareando una canción mientras brincaba los charcos...


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Historia corta y pintura

@saulos



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Your painting skills are very good and you have selected the colors combination well here too.

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