The magical destiny of Tobias

Tobías, un hermoso Pomerania deambulaba por todo el vecindario siendo muy cachorro. Su madre quien debía cuidarle hasta su madurez, había muerto por complicaciones mientras estaba en parto; siendo originalmente de la calle, dado que se había escapado de casa sin previo aviso, aun cuando sus dueños eran amables, cariñosos y bondadosos con ella.

Siendo tan frágil y temeroso, Tobías permanecía en las zonas oscuras donde pudiera protegerse de las personas. Al finalizar el día siempre se disponía a caminar la ciudad en búsqueda de comida. Las pastas eran su favorita, y para su suerte cerca de donde dormía había un exquisito restaurante donde servían pastas y la gente solía dejar en sus platos restos de ello, por lo que terminaba en la basura.

Para él era un sabor indescriptiblemente rico, le atraía mucho y causaba cierta curiosidad que algo tan rico estuviese allí siempre, servido y listo para él. Esto de algún modo le hacía feliz, dado que muchos otros perros del vecindario se peleaban por las zonas de basura en búsqueda de comida, Tobías en ese caso era inteligente, salía a cazar sus presas cuando ya todos dormían; pero de algún modo, era inexplicable que siempre a la misma hora que él pasaba por allí, hubiera comida.

Una noche Tobías decidió irse un tanto más temprano, dado que la noche anterior había conseguido menos comida de lo que solía encontrar. Fue allí donde se cruzó de miradas con un joven quien parecía ser el encargado de limpiar todo el restaurante y cerrarlo, dado que vestía de tela blanca manchada de alguna cosa roja que a los ojos de Tobías también se veía apetitosa.

En ese instante dudó en acercarse, pero aquel joven tenía en sus manos aquello que tanto anhelaba, pasta con esa exquisita salsa que invadía todo su paladar y que le hacía suspirar hasta tener su pequeño momento de felicidad.

A través de su sentidos, Tobías intuyó que aquel joven quien estaba agachado llamándole, sólo quería ayudarle, por lo que con algo de temor fue acercándose hasta llegar a sus manos y lamerlo.

De aquel joven brotaba líquido entre sus ojos, algo que Tobías nunca había experimentado, pero sin duda alguna sentía que debía hacer algo más que sólo servirse de esa exquisita pasta.

Sin mediar, empezó a lamer sus manos y esta vez terminó haciéndolo a su rostro para quitar esas lágrimas que caían de sus tristes ojos. Inmediatamente el aura de aquel joven había cambiado y desde esa noche, aun cuando Tobías no tenía explicación alguna de lo sucedido, ambos se hicieron muy amigos.

Con el tiempo la confianza fue creciendo aún más, Tobias y su nuevo amigo siempre iban juntos al salir del restaurante a un lugar cálido, con una cama muy suave donde ambos descansaban.

Una tarde, el joven recibe una llamada que le hace brotar nuevamente sus lágrimas. Tobías inmediatamente supo que hacer, aunque esta vez no surtió el mismo efecto, dado que su amigo le había apartado cuidadosamente para subirlo al auto y dirigirse a un nuevo lugar, totalmente desconocido para Tobías.

A su vista veía árboles y algunos animales en el camino, hasta que el carro se detuvo para dejar ver una gran casa de dos pisos, hecha de madera con una hermosa escalera en la entrada.

Tobías a la lejanía del carro divisó a otras personas llorar, por lo que supo que era momento de estar quieto y esperar a su dueño, quien pronto lo agarró para luego dejarlo en el suelo.

Frente a Tobías estaba una gran casa por explorar y tras de él un campo de verdes hermosos que recorrer, sin embargo aquel vínculo que tenía con el joven, le llevó a ser fiel y acompañarle en su momento, por lo que subió las escaleras y se dirigió a la parte de adentro.

El padre de aquel joven había muerto y muy en su interior Tobías sintió aquella sensación indescriptible cuando abrió sus ojos y entendió que su vida iba a ser diferente a los demás, sin una madre quien le guiará, y con ese dolor tan punzante en su interior que le hacía aullar en las noches.

Tobías se quedó sentado en la sala pero mirando a su alrededor, en ello fija su mirada en una hermosa fotografía, donde estaba alguien parecido a su joven amo con una mascota muy parecida a él.

Efectivamente se trataba de su madre, y aunque él no la reconociera porque nunca la pudo ver con sus ojos abiertos, supo que se trataba de ella.

Los tiempos pasan, pero nos hacen cruzar con las personas correctas de una u otra forma, y eso es algo que entendió Tobías a su forma de ver la perspectiva de vida. Aquel joven se había convertido en el dueño de una cadena de restaurantes como herencia de su padre quien desde la pérdida de la madre de Tobías, había enfermado.

La madre de Tobías había escapado de casa porque estaba embarazada pero sin esperanzas de vida luego de dar a parto, por lo que prefirió alejarse de su dueño para que este no la viera morir.

Tobías y el joven amo disfrutan cada día de sí mismos, y con el tiempo la familia se extendió, ambos tuvieron hijos.

Tobias, a beautiful Pomeranian was wandering around the neighborhood as a puppy. His mother, who was to care for him until he was mature, had died of complications while in labor; being originally from the street, since she had run away from home without warning, even though her owners were kind, loving and gentle with her.

Being so fragile and fearful, Tobias stayed in dark areas where he could protect himself from people. At the end of the day he would always set out to walk the city in search of food. Pasta was his favorite, and to his luck, near where he slept there was an exquisite restaurant where they served pasta and people used to leave leftovers on their plates, so it ended up in the garbage.

For him it was an indescribably rich taste, it attracted him a lot and caused some curiosity that something so rich was always there, served and ready for him. This somehow made him happy, since many other dogs in the neighborhood fought over the garbage areas in search of food, Tobias in that case was smart, he went out to hunt his prey when everyone was already asleep; but somehow, it was inexplicable that always at the same time he passed by, there was food.

One night Tobias decided to leave a little earlier, since the night before he had gotten less food than he was used to finding. It was there where he came across a young man who seemed to be in charge of cleaning the restaurant and closing it, since he was dressed in white cloth stained with some red stuff that in Tobias' eyes also looked appetizing.

At that moment he hesitated to approach, but that young man had in his hands what he longed for so much, pasta with that exquisite sauce that invaded his palate and made him sigh until he had his little moment of happiness.

Through his senses, Tobias sensed that the young man who was crouching down calling him, only wanted to help him, so with some fear he approached him until he reached his hands and licked it.

From that young man, liquid gushed between his eyes, something Tobias had never experienced before, but without a doubt he felt he had to do more than just help himself to that exquisite paste.

Without mediating, he began to lick his hands and this time he ended up doing it to his face to remove those tears that fell from his sad eyes. Immediately the young man's aura had changed and since that night, even though Tobias had no explanation for what had happened, the two became close friends.

As time went by, the trust grew even more, Tobias and his new friend always went together after leaving the restaurant to a warm place with a soft bed where they both rested.

One afternoon, the young man received a call that brought tears to his eyes. Tobias immediately knew what to do, although this time it didn't have the same effect, since his friend had carefully pulled him aside to get him into the car and head to a new place, totally unknown to Tobias.

In his sight he saw trees and some animals on the road, until the car stopped to reveal a large two-story house, made of wood with a beautiful staircase at the entrance.

Tobias saw other people crying in the distance from the cart, so he knew it was time to be quiet and wait for his owner, who soon grabbed him and put him on the ground.

In front of Tobias was a large house to explore and behind him a field of beautiful greenery to explore, however that bond he had with the young man, led him to be faithful and accompany him at the time, so he climbed the stairs and went inside.

The father of that young man had died and deep inside Tobias felt that indescribable sensation when he opened his eyes and understood that his life was going to be different from the others, without a mother to guide him, and with that piercing pain inside him that made him howl at night.

Tobias remained seated in the living room but looked around him, fixing his gaze on a beautiful photograph, where there was someone who looked like his young master with a pet very similar to him.

It was indeed his mother, and although he did not recognize her because he could never see her with his eyes open, he knew it was her.

Times go by, but they make us cross paths with the right people in one way or another, and that is something Tobias understood in his way of looking at life's perspective. That young man had become the owner of a chain of restaurants as an inheritance from his father who, since the loss of Tobias' mother, had become ill.

Tobias' mother had run away from home because she was pregnant but had no hope of life after giving birth, so she preferred to stay away from her owner so that he would not see her die.

Tobias and the young master enjoyed each day of themselves, and over time the family extended, both had children.