La incógnita de mi vida siempre ha sido si estoy listo para algo, tal vez sea la edad temprana de 17 años lo que no me permite estar seguro de cada paso que doy, o de cada puerta que abro para redescubrir mi vida. Yo se que he hecho daño bajo este estado en que me permito cometer errores porque aún puedo, y sobre todo también puedo aprender de ellos. El problema, es a quienes arrastro con ello. Personas que tal vez les dije “te quiero”, o incluso “te amo” sin haberlo asimilado del todo, pero para ellos, cada una de esas frases con dos simples palabras en mis labios, les llega a lo más profundo de su corazón creando una expectativa que no aun, tal vez, no logro alcanzar.

Es la falta de amor propio, algo que debo confesar de corazón. No hace falta que me lo diga en el rostro escupiendo su dolor, uno que seguramente he causado con mentiras. Pero no pueden pedir mucho de alguien que ha estado alejado de los sentimientos buenos del corazon, cuando mi propia vida desde mi nacer ha sido toda una mentira, y cuando descubrí un tanto de verdad en la bondad y humildad de una nueva vida compartida, me alejan, desgarrando cualquier mancha blanca de mi alma, dejándome marcas sin darme cuenta que estaba dentro de lo profundo de mi ser.

He conocido a alguien en mi camino, me hace sonreír aunque no más allá de ello. Me hace sentir deseado pero no ha pasado más que un simple beso; porque me protege, queriendo hacer el bien para terminar bien, pero la verdad es que yo no soy quien debe ser protegido. No hallo cómo decírselo, me gusta así como otros, aunque él no lo sabe, porque a su lado me siento bien, pero sin él me siento igual de mejor que con otros.

Mi deseo no va en conjunto con mi mente, porque mi cuerpo juega a mentir con muchos otros a la vez.

Sigo con el disfraz de mi existencia, pero siento que no puedo dejar de sujetar su cálida mano. Me la ofrece de una forma tan dulce, cariñosa y delicada, como sus besos, mojados entre mis labios, sin invadir mi perversión, sino más bien a la espera de mi mayoría de edad, aunque realmente solo le espera un fatídico final.

Me escribe, algunos otros me escriben y yo les respondo con la desnudez de mi cuerpo, con la dirección de un lugar donde las mentiras siguen a flote pero el placer del que aquel me cuida me lo garantiza aquellos brazos desconocido que solo me miran con deseo de abordar para luego ahogarme en la soledad.

Un día, solo eso necesitaba para poner todo en control, o eso era lo que pensaba. Un dia fue elegido para intentar ser la verdad, para protegerlo de mi débil y vil ser, porque no lo merecía, y no me refiero a mi, realmente yo no merecía tener un ser tan entregado como él, pues aun cuando lo ha dado todo incluso sus lágrimas, ese día que pensé en formalizar, lo dude, y no porque no quería, sino que el mal en ultimo segundo se apodero de mi.

Su cielo se está derrumbando a pesar de que sus heridas físicas se están curando. Su primera llamada antes de incluso pensar morir, fue hacia mi, y eso me llevó a pensar que realmente me amaba, algo que aún más me aterró, porque lo quería aun más que antes, y por ello quiero alejarme.

Mientras él, está allí esperándome, sin yo saber que estaba ahogándose entre sus lágrimas, porque le he hecho sentir la soledad y la frustración más incierta de la vida.

Sus mensajes ignorados, sus llamadas clausuradas, y sus visitas cortadas con la mirada y aquella frase que hizo que mi oscuro cielo le cayera encima.

Sentí un dolor punzante cuando a mi lado pasó sin despedirse, porque tal vez no lo notó, pero la lluvia solo era un disfraz de mis lágrimas, una forma de arrepentirme y pedir perdón, sabiendo que era tarde, dejando tal vez un ángel con las alas heridas, con un corazón corrupto, lleno de mi oscura vida.

Y aun así sintiendo las punzadas de mi cuerpo, de tantos ángeles caídos de mi cielo, no dejo de aferrarme a la mentira, pues con ello crecí y en ello siempre he creído.

Bajo aquella lluvia me despedí de mi falso ser, pues aprendí que soy bueno para destrozar corazones, manipular pieles puras y santas, pero sobre todo, para mentirme a mí mismo, pensando que el perdón puede existir para alguien como yo.

Varias almas deambulan por mi alrededor, muchas de ellas me odian, algunas me temen, mientras mi cuerpo parece solo saciarse de lo que quiere.

Ver mi cielo caer una y otras vez.