Owl's eyes

Suena la alarma como casi todas las mañanas. Me siento agotado a la orilla del colchón a esperar de que el mareo en mi cabeza se disipe. Son tantas horas activos, pocas para dormir, y entre ello, pesadillas de las cuales no recuerdo pero que deja en mi piel erizada una sensación nada agradable.

Se que tengo algo de prisa pero no puedo poner un pie fuera de la cama sin antes cerrar los ojos y evocar palabras en silencio para pedir que todo salga bien, necesito algo de paz, así que por muy incrédulo que puedan ser los demás, a ti si me estas escuchando tras un amen, dejo todo aquello que pudiera restar armonía de mi día.

Pero algo me asusta, un ruido desde mi ventana me hace asomar, no hay nadie, aunque la verdad es que desde hace un rato ya que me estaba sintiendo observado, y yo con esta piel desnuda que aún no oculto entre la ropa.

Unos pasos luego de rezar, terminando en la regadera. Golpes interminables de relajación en mi espalda y hombros, esos que siento que están por echar candela, incluso no quiero ni tocarlos, el dolor a veces puede ser bastante intolerante.

Me dejo llevar por las gotas caer sobre mi rostro, para aclarar la mente e intentar recordar lo que sucedió anoche en mis sueños, pues algo me ha dejado más agotado de lo normal, pero sabía que debía salir de allí, ya se estaba haciendo algo tarde, y ella esperaba por mi.

Estoy frente al espejo mirando mi rostro, algo de ojeras y vellos cubriendo gran parte de mi barba. Tome una máquina portátil que había comprado hace ya varios meses, cubrí mi rostro con una crema espumosa y algo fresca ya que tenía menta y con cuidado fui arrancándolo de mi piel.

En ello veo a un ave posarse en la ventana del baño mientras lavo mi rostro. Me quedo mirando tras el espejo, no deja de mirarme, me causa un tanto de miedo; y entre ello un recuerdo.

Sonidos de ambulancia, pues alguien está por morir. Llantos, desespero, anhelo por regresar el tiempo y haberle dicho tantas cosas que quería decirle de frente, pero sentí ese miedo, de recorrer kilómetros para regresar sin ellos. Pero caí, del mismo modo que mi cuerpo entumecido.

Intenté pedir ayuda, pero sabía que aunque ella pudiera escucharme no podía hacer nada porque estaba del otro lado de la puerta. Sus patas no darían para sujetar la manilla y poder auxiliarme. Así que me deje llevar pensando que tal vez ese era mi día, pero sin dejar de ver eventos en mi mente que se sentían como un deja vu.

"... lo siento, te amo"

Fueron las únicas palabras que pude registrar en mi memoria una vez que regrese a la vida. Había unas gotas de sangre en el piso pues tenía una pequeña fisura en mi cabeza. Pensé que me había dado un golpe muy fuerte, realmente fue una raspadura ya que pude sujetarme del lavamanos, pero olvidé mi cabeza y con ello parte del tiempo.

Al abrir la puerta allí estaba perla algo asustada, por lo que la tome de brazos hasta que se tranquilizara. Por supuesto ella no dudo en lamer un tanto mi rostro, especialmente en mi herida que al cabo de unos minutos el dolor pasó de ser un 8/10 a un 3. Si no fuera porque soy humano y vivo en la tierra, diría que perla tiene poderes curativos más allá de calmar mi corazón con su ternura.

Tarde noche

Decidí regresar del trabajo un poco más temprano pues tenía pendiente la salida a caminar con perla. Por todo lo sucedido en la mañana el reloj no paraba de correr y con ello el tiempo mismo.

Al abrir la puerta allí estaba ella moviendo su cola de alegría como casi siempre, algo que al verlo me llena de energía. Saber que alguien me espera ansiosamente. Terminé de entrar para cambiarme y colocarme una ropa deportiva.

No conseguía uno de mis zapatos, y como cosa extraña veo a perla tenerlo en su boca y traerlo hasta donde estaba yo. Me causó curiosidad porque nunca había hecho eso, más que solo romper cuando estaba en su etapa de crecimiento. Pero digamos que solo fue una cuestión de casualidad.

Tome la cuerda y una botella de agua para hidratarnos en el camino. Al salir del edificio, siento nuevamente como si alguien nos estuviera observando, giro la vista hacia ambos sentidos y nada, solo veo personas caminar tomadas de manos, algunas otras en solitario e incluso otros buscando hacer algo de dinero con su talento, música, magia y ventas de panecillos.

Perla me toca la pierna como queriendo ayudar a espabilar, ya que el tiempo seguía corriendo, y por supuesto nosotros debíamos hacer lo mismo.

Esta es una de las cosas que me gusta hacer al finalizar el día, caminar junto a perla para que ella también tenga su momento de distracción y fortalecer nuestros músculos con algo de ejercicio nocturno.

El sonido de la noche, de los grillos e incluso el rocío del césped junto a aquella fragancia fresca y fría es un momento más de relajación donde siento conectarme más con perla y conmigo mismo.

Mientras caminábamos, las luces de los postes de luz empezaron a titilar y el frío de la noche se empezó a clavar en los huesos, como si realmente me estuvieran haciendo daño.

Me detengo un momento para tomar algo de agua y espabilar con un tanto del mismo en mi rostro, y es allí cuando lo escucho de nuevo en mi mente, pero esta vez acompañado de un chirrido particular que me hizo levantar la vista hacia los cables eléctricos.

Allí estaban esos ojos de nuevo, sin dejar de mirarme en ningún momento, como si se clavaran en mi mente y me inutilizara.

Caigo de rodillas ante el pavimento y escucho ladrar a perla intuyendo que algo malo estaba pasando, pero no pude hacer nada por ella. No podía respirar, sentía que me quedaba sin oxígeno y con cada posible movimiento me ahogaba más.

Miré de nuevo aquellos ojos antes de caer por completo, y supe que se trataba de aquellos que había visto esta mañana.

Pensé que estaba muriendo, si no es porque la vista regresa a mi y perla mordiendo mi ropa para hacerme reaccionar. La acaricie un rato mientras seguía aún sentado en el pavimento. Subí la mirada para ver si estaba allí de nuevo esos ojos, pero no había más que solo una paloma.

Estaba algo agotado, por lo que decidí que el regreso a casa sería en un taxi. Perla y yo subimos al primero que pasó. Me recosté en el asiento de atrás mientras miraba las luces de los postes y semáforos pasar por la ventana.

En ello un olor particular llega hasta mi nariz, algo se estaba quemando, fije mi vista hacia la parte delantera del carro entre los dos asientos de adelante, vuelvo a ver aquellos ojos pero estaba vez entre las llamas del carro, me invadió el terror, sin pensarlo intente salir del taxi pero los seguros no querían desactivarse, las manillas de las puertas se deshacían en mis manos como polvo, incluso perla ya no estaba allí conmigo.

Por mas que grite nadie podía ayudarme ni escucharme, no quería morir entre gritos, por lo que preferí callar y guardar el oxígeno posible ante el humo. Sabía que todo era parte de mi imaginación, tal vez estaba soñando y cuando la candela tocase mi cuerpo iba a despertar, pero no fue tan sencillo, el fuego me estaba sofocando, como si mis entrañas ardieran también, esté realmente iba a ser mi fin.

"...estarás bien"

Fueron las únicas palabras que recordé al despertarme. Estaba en mi casa, para ser precisos en mi cama y perla a mi lado lamiendo mi rostro. Me sentí agotado, como si no hubiese descansado en la noche, pero lo peor es que no recordaba nada.

Supuse que tal vez al salir del trabajo fui a comer y terminé bebiendo algo. Algunos de mis amigos me trajeron hasta mi casa, eso pensé. Pero al ir al baño detalle que tenía una cicatriz en mi cabeza, no sabía si me había caído o algo, por lo que antes de ir al trabajo fui a hacerme un chequeo médico.

Los resultados me llevaron al desborde de una posible locura, estaba padeciendo un Alzheimer prematuro y a razón de ello es no poder recordar ciertas cosas e incluso olvidar respirar cuando me siento agitado al ver cosas que me causan temor.

Todo eso según mi médico, iba a ser mi rutina, incluso lo estaba padeciendo sin darme cuenta alguna. En todo caso, posiblemente el día de hoy también lo olvidé, hasta que aquellos ojos me vuelvan a ver y me lleven por completo.