Los pensamientos de Timothy - Serie juvenil /parte II

Esa mañana no tenía ganas de ir a a la escuela, sólo el hecho de pensar estar allí con los chicos mientras balbucean sus asquerosidades me repugna, es realmente asqueroso que sus vidas sean ventiladas de ese modo, pero no soy quien para criticarlos, seguramente yo tendré un aspecto de mi vida que a muchas personas les desagrada o simplemente no están de acuerdo.

Salí rápido de la cama, aprovechando el impulso de mi cuerpo, puesto que mis ganas habían quedado junto con aquel sueño extraño del que no le quería dar vueltas a la cabeza. Suelo usar ropa arrugada, así que pueden que digan que soy atractivo, pero jamás voy a creer de la boca de los demás el decir que no soy desaliñado, pero bueno, nadie se ha atrevido a decir nada, tal vez porque se sientan intimidados, la verdad no lo se. No seguiré en estos pensamientos, podría parecer que tengo el ego grande, cuando eso ni siquiera me interesa, me parece algo realmente estúpido.

Si algo suele ponerme un poco tenso es el sonido de la campana los lunes por la mañana, es como si algo dentro de mi interior me dijera “alerta” nada bueno va a pasar a partir de ahora. Y es un tanto ridículo de mi parte, sólo se trata de jugar un partido más, y estar en las regaderas con todos ellos pretendiendo que no pasa nada en mi vida, sólo quedarme en silencio escuchando y esperando a aquel que pierda tiempo de su vida para jugarme una broma y hacerme perder el tiempo a mi también; tal vez están esperando ver una parte de mi que no verán, suelo simplemente callar, sonreir y estar con una cara de serio, acepto en silencio.

La escuela como siempre estaba repleta de estudiantes, y algo típico que puedes darte cuenta es que todos están en manadas, por un lado están los estudiantes sobresalientes hablandos tal vez de como ganar el nuevo concurso interno de matemáticas, por otro lado las chicas que se la pasan criticando a las demás, si tan sólo se dieran cuenta de lo patéticas que se ven, están de boca a boca en todo el colegio y eso parece llenar sus egos; y por otro lado está mi mejor amigo siempre esperándome en mi casillero. Es un buen chico, de un cuerpo muy atractivo, su problema, es que es uno más, a esto me refiero que es parte del cliché, todo un mujeriego, lo bueno es que siempre puedo contar con él.

¿Pensabas que era un chico completamente sólo del que siempre se burlaban? No.

Como siempre nos dirigimos juntos al cuarto de los chismes y las calenturas, bueno hablando en serio, me refiero a la zona de vestuarios. Si eres de esos que se intimidan, no te recomiendo que cierres los ojos, creo que se vería más bien que los miraras y les jugaras una broma de deseo que te pongas las manos en los ojos intentando respetar la privacidad de los demás chicos; aunque no hay nada realmente que se pueda respetar, incluso me he preguntado para qué traen toallas, si no las usan.

Estábamos en verano, así que nuestros cuerpos sudan más de lo normal, y como es de esperar el entrenamiento siempre es feroz. No es que me gusta mucho las prácticas de fútbol, pero supongo que es un buen entretenimiento colocando en contrastes las demás actividades curriculares, además Alex, mi mejor amigo, me arrastró prácticamente a hacer esto junto a él, como si tuviera miedo, aunque yo se que es más por ese nivel competitivo que tiene hacia mi, algo que nunca he entendido.

Los gritos de las chicas al vernos jugar no era algo que ayudaba mucho, más bien eso hacía que perdiéramos tiempo, siempre hay uno que otro que quiere dársela de listo con ellas y dejarse llevar por el momento de euforia. Que se puede decir de nuestro entrenador, no sólo nos enseña las jugadas y técnicas, también es cómplice partícipe de todas las locuras de los demás, pero eso es un tema del que no quiero ni pensar. Dejemos que el mundo piense que es un ejemplo a seguir para nosotros. Lo es, un ejemplo, un mal ejemplo para ser sincero.

Suena la campana otra vez, y seguramente estarás pensando que se me ha quitado un peso de encima, pero no lo creas, ahora es que viene lo interesante de eso. Las duchas, los desnudos, las toallas pero no en los cuerpos de los chicos sino en sus manos jugando hacer marcas en nuestros cuerpos a golpes.

No suelo hacer esto, pero mi mejor amigo está a mi lado, en las duchas, un lugar donde no hay silencio, sino risas, malas palabras, algunos haciendo cosas que no deberían hacer o mencionar, o tal vez eso creo. Pero él me está mirando riéndose como si hubiese visto algo interesante. Me hace una seña con los ojos que me hizo pensar un poco mal, pero supe de qué se trataba cuando vi eso erecto.

¿Qué demonios estaba pasando conmigo en ese momento?, si, tenía una erección de la cual no me había dado cuenta tal vez porque a la vez me sentía intimidado. Esto es algo que médicamente no es lógico, intimidación no es sinónimo de excitación, tampoco podía culpar al frío porque el calor se había encargado de calentar desde el agua hasta las tuberías, podías sentir tu cuerpo arder y el humo de las regaderas. No podía escapar fácilmente de eso, así que inventé la típica excusa, “ este fin de semana cuadre con una chica en casa”, algo que le sorprendió, porque él sabía que era virgen, pero tenía que crear ese pote de humo para deshacerme de cualquier mala idea proveniente de él. Supe que todo había acabado cuando me dio el visto bueno como si fuese una felicitaciones... sus manos habían dejado una marca roja en mi glúteo izquierdo, a lo que yo solo sonreí y di media vuelta para no tener que divulgar la mentira a otro que preguntara.

No era algo obvio, no se me notaba… pero creo que yo estaba ocultando algo importante, o tal vez lo he estado postergando.

Los pensamientos de Timothy
Los pensamientos de Timothy (parte I)