Cuento: La casa de los abuelos

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La casa de los abuelos

Los domingos eran dias de fiesta y la familia se reunía en la casa grande como la llamaba la gente del pueblo. Francisco era el hombre mas prospero de los alrededores y en su casa funcionaba la oficina de correos.

Esperaban la llegada de su hija mayor que estaba casada y de su pequeña nieta de apenas diez años de edad.

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Los hijos menores eran contemporáneos con ella y esperaban poder divertirse jugando en el terreno que quedaba detrás de la casa donde el papá criaba vacas, cochinos y gallinas y habia grandes arboles de mango, tamarindo y aguacate.

Por el camino polvoriento llegaron la hija y su niña. Venia vestida de blanco, un color algo inapropiado para un niño en aquellas condiciones. La mama era muy estricta y la regañaba si se ensuciaba. Era algo cruel e ilógico.

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Fueron recibidas con mucha algarabía por toda la familia, ya que era un acontecimiento especial.

A Carmen le encantaba visitar la hacienda de sus abuelos. La casa era amplia con grandes corredores. Tenia una gran mesa de comedor donde cabían todos, sus doce hijos y alguno que otro invitado ocasional. Habia una biblioteca con muchos libros. A su abuelo le gustaba mucho leer y ella disfrutaba de poder tomar los libros de alli, eso si, con el compromiso de dejarlos de nuevo en su lugar.

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—Carmen, vamos a jugar al patio, la invitaron los varones mas pequeños, mientras la rodeaban. Las tías ya eran unas señoritas y poco jugaban con ella. Le dirigió una mirada a su madre para pedirle permiso y ella con un movimiento de cabeza se lo habia dado.

Corrieron detras de la casa y comenzaron a jugar a las escondidas. Habia muchos lugares donde esconderse y el juego se hacia interminable. Esta vez le tocaba contar a Hernán, era el más tremendo de todos, con 12 años, lideraba a sus otros hermanos.

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Cansado de tener que buscarlos, decidió montarse en la mata de mango para poder ver mejor a los que esperaban escondidos. La frase "un dos tres ya te descubrí", la gritaban para hacerlos salir del escondite.

Por alla detras del gallinero vio la cabeza de Luis, agachallado entre los capachos. Pero Hernan no pensó que aquella rama que lo sostenía, pudiera quebrarse y su cuerpo se viniera al suelo. Fueron segundos de angustia y luego la oscuridad.

Todos los niños corrieron asustados hasta el cuerpo de Hernán. Esta muerto pensó Carmen y con las manos llenas de tierra, se tapó la boca.

¡Papá!, ¡mamá! gritaron algunos y corrieron hacia la casa.

Lo demas fue un solo corre corre con Hernán inconsciente, al cual llevaron hasta la medicatura.

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Hernan desperto al dia siguiente y aparte de un brazo fracturado no parecia tener otra lesión.

Pero tenía periodos de tiempo donde no se acordaba quien era, ni que le habia pasado y a veces ni siquiera quienes eran esos niños que lo miraban tan fijamente y sobre todo quien era esa niña con aquellos moñitos tan graciosos. Paseando por el patio se la habia encontrado y le habia pedido que fuera su novia. Carmen habia corrido despavorida, pues ahora le tenía miedo.

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Con los dias, los periodos de amnesia de Hernán fueron disminuyendo y de esa misma manera los dias de las vacaciones llegaban a su fin.


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A Carmen esto la entristecia mucho, porque la vida con sus padres en la ciudad, nunca era tan alegre y divertida como en la casa de sus abuelos.Ellos peleaban constantemente y su madre pagaba su mal humor con ella. Asi que, decidio que en los pocos dias que le quedaban, iba a disfrutar cada lugar de aquella maravillosa casa y de la grata compañia de sus tíos y abuelos, porque no sabia cuando volverían a visitarlos.


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Muchas gracias por leer


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14 comments
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Linda historia y contada de una muy grata manera, sencilla y comunicativa. Nunca tuve la vivencia de asistir a una casa de campo de mi familia, pero sí a otras, de gente amiga, siendo ya joven-adulto, muchas veces en diferentes regiones. Ciertamente, es una vivencia especial la del campo, con todas sus pequeñas maravillas cotidianas, sus enseñanzas y el descubrimiento de la vida que allí ocurre. Gracias y saludos, @popurri.

Por aquí pasó El Comentador
: @josemalavem

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Muchas gracias @josemalavem por tu excelente comentario. El relato son recuerdos de lo que mi madre me contaba sobre su niñez. Saludos y bendiciones.

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Muchisimas gracias por la distinción. Saludos y bendiciones

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Agradable narrativa, con algunas marcas de las vivencias comunes, como el de una madre estricta, unos hijos inquietos y la armonía de los abuelos. Gracias por compartir.

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Hola, muchas gracias por tu excelente comentario. Son vivencias que muchas personas comparten y este relato en particular son recuerdos de la niñez de mi madre. Saludos

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Muy bueno @popurri . Me hizo recordar mi infancia. Qué tiempos aquellos......

Pero bueno toda época tiene su encanto. Feliz día!!!

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Hola @katleya, gracias por leer y comentar mi relato. Son vivencias de otras épocas, me alegra que te haya gustado. Saludos y bendiciones.

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Preciosa y triste historia, yo también recuerdo la sensación agradable y libre de visitar una casa de campo en compañía de los seres queridos. Lamento que la felicidad de Carmen se vea empañada por el maltrato de su madre que, en lugar de comprenderla, se ensaña con ella.

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Hola amiga , me alegra que te haya gustado y te haya traído buenos recuerdos. Ciertamente hay padres que no se dan cuenta lo triste que pueden hacer la niñez de sus hijos pero a veces los abuelos pueden compensarlos con amor. Saludos y bendiciones

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