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Terminó Halo 3 para mí; y fue una maravilla revivir los mejores momentos de la entrega que, como casi todas las de la saga, acompañó mi adolesencia. Si bien este no es uno de mis videojuegos de Halo favoritos (tal como aclaré en mi anterior publicación), descubrí que su última misión, llamada también Halo, sigue transmitiéndome todas las emociones dignas del cierre de una trilogía tan épica como esta. Ese sentimiento que te deja vacío y complacido a la vez y que, considero, es digno de ser destacado por sobre el resto del juego.

Halo (la misión) comienza de forma tranquila, una tendencia constante en niveles anteriores, en medio de la nada junto al Inquisdor. Para este punto ya no hay Covenant, ni Profeta de la Verdad; sin embargo la plaga más grande de la galaxia, el Flood, amenaza la existencia de la humanidad y con esa premisa partimos hacia un anillo Halo en plena construcción. La idea es activarlo para acabar con el parásito (y en el proceso con el Arca).

En la sala de control del Halo ocurre uno de los momentos más tristes y uno de los giros de trama que, para un servidor, fue el sinsentido más grosero de toda la saga, que casi pudo arruinar un final tan espectacular; y sí me refiero a la muerte del Sargento Johnson por obra de Guilty Spark. Desgraciadamente alguien en Bungie, empresa desarrolladora, no pensó en una mejor idea que la de convertir en el antagonista principal a este personaje que solo fue fastidioso y poco relevante en toda la saga. También ninguneando al Gravemind, que bien podría haber ocupado ese lugar.

En fin, esa desfachatez no terminó de opacar el grandioso arco final qu tuvo la trilogía. Sin dudas que fue un gran acierto que Halo 3 concluyera haciéndole un homenaje a Halo CE en la misión final con ese recorrido a contra reloj mientras los enemigos atacan y se atacan entre sí. Allí iba yo manejando mi warthog a toda marcha, recordando la primera vez que jugué Las Fauces, y sintiéndome como si así lo fuera. Sabía que otra vez estaba por concluir esta historia que, de cierta manera, formó una parte de mi vida.

Halo, (la trilogía) terminó al llegar a la nave Foward Unto Dawn, y los eventos posteriores de las cinemáticas. Por lo menos esa era la idea original, pues Bungie no tenía la certeza de saber si podría continuar o no con otro Halo que siguiera la historia del Jefe Maestro (al final llegó Halo 4 con 343 Industries, pero eso es charla para otro día). Así, el Inquisidor y John-117 tuvieron sus respectivos cierres de trama; decentes, a mi parecer, y con un "Cuando me necesites, despiértame" cerró el telón de la primera era de uno de los FPS más emblemáticos de la historia.