CARMELIA Parte VI [ ESP ] @odedgran.art

¡Hola a toda la hermosa comunidad de GEMS y de Hive! Hoy les traigo un nuevo cápitulo de Carmelia en el que la vida de nuestra protagonista sigue girando... A veces las peores cosas que creemos que nos suceden, son las que abren paso a mejores caminos. Espero que la disfruten y que puedan apoyarme a seguir creciendo en la plataforma y en lo que amo hacer <3

CARMELIA 6

-Al fin llegas- Le dijo Orfelia esa misma noche, recibiendolo en el hospital.

Elias la miró con el ceño fruncido.

-¿Era necesario ser tan egoísta?

Ella rió con ironía.

-Claro, yo soy la egoísta- Se mofó y sonrió con dolor- Por la plata baila el mono, idiota. Ella confía en ti y te necesita…

-Sabes que se vuelve una molestia- Dijo él rodando los ojos.

-Una molestia que te da de comer, solo eres un interesado...- Ella sonrió- ¿ Acaso no te da vergüenza ser tan inmaduro?

Estuvo a punto de refutarla, pero ella se adelantó.

-Si dices algo estupido sobre mi hermano, te romperé el estómago en dos- Orgelia lo fulminó con la mirada- Recuerda que es mi hermano, es tu cuñado y que sobre todo, tus irrespetos hacía cualquiera de nosotros te harán quedar en la ruina… así que cuida tus palabras, imbécil.

Dicho esto le hizo una seña muda y se giró adentrándose en el edificio, el muchacho que iba tras ella, siguió los pasos de la peli azulada por unas agotadoras escaleras y luego por un amplio pasillo que incomodaba al rubio, todo blanco, iluminado, con ventanales enormes y olor a antibióticos… le daba repulsión. Aún así subieron hasta el piso cinco y cruzaron una gran puerta blanca. Lo primero que vió lo dejó en un completo shock, puesto que al cruzar aquella puerta se encontraba Carmelia justo como él la había imaginado.

Extrañamente bella y deprimida, con lágrimas en los ojos y los mismos enrojecidos, el rubor esparcido hasta sus orejas, despeinada y con el tinte pelirrojo caido, dejando ver su raiz originalmente albina… ¡Y ni hablar de sus cejas! acostada, con el rostro iluminado de sol que la secaba, sobre el cuerpo enrollado en sábanas y casi descompuesto de Odriel, Carmelia no quería separarse de su amor y lloraba en silencio acostada sobre un montón de carne enrollada, sin dejarse tocar, ni dejar ir al cuerpo… pues su tradición era otra.

-No ha ido al baño, ni ha comido en días- Dijo Orfelia viendo la lamentable escena.

Aquella escena, más que lo que oía, lo había dejado con la garganta helada y la nariz enrojecida, pues la falta de aire acondicionado hacía que los olores se entremezclan y claramente Carmelia necesitaba una ducha pronto. Esta imagen lo hizo sentir la persona más horrible del universo.... pues si era verdad que su prima lo necesitaba y él… como un hipócrita se había referido a ella como de quien solo necesitaba su dinero, estaba más que avergonzado.

Elias tragó saliva, solo contempló a su prima acariciar un rostro envuelto, con los ojos perdidos en la tela que cubría la putrefacta piel de Odriel. En ese momento un médico alto y robusto entró seguido de dos enfermeros. Orfelia se les acercó y hablando en alemán entablaron una corta y contundente conversación, a ojos de Elias, Orfelia autorizó algo y luego firmó unos papeles pequeños engrapados ordenadamente uno tras otro.

-¡Tonto!- Exclamó Orfelia refiriéndose al Rubio, este volteó enseguida- ¡Sirve de algo y agarra a Carmelia!

Elias, en vez de refutar tomó a Carmelia enseguida en un abrazó que parecía más una prisión de fuerza. Carmelia empezó a llorar y a sacudirse con dolor, el rostro se le enrojeció al ver cómo aquellos médicos se llevaban los equipos y desaparecian con el cuerpo de su amado. Carmelia forcejeó un poco más para liberarse, pero Elias era más fuerte, siempre lo fue y solo la dejó libre cuando los médicos se perdieron de cualquier vista. Carmelia se desplomó en el suelo al instante, bañada en llanto y en dolor con el rostro y las manos coloradas de frustración, con el alma rota en cien pedazos.

-¿A cuantos más tengo que perder…?-Balbuceó privada sobre el suelo helado.

Elias miró a Orfelia y esta solo tragó saliva, después de unos minutos de silencio se acercó a Carmelia y la levantó sobre su espalda, se sacudió como lo hace un ave con su cría para acomodarle y la sacó de ahí.

-¿A dónde la llevas?- Le preguntó Elias siguiendola.

-¿No es evidente?-Contestó Orfelia cortante- Al auto. Gracias por venir, solo era eso… ya puedes irte.

Elias puso los ojos en blanco.

-¿Disculpa? ¿Acaso estás loca?-Elias tragó saliva- ¡Es mi prima! ¿H-Has visto cómo se encuentra? ¡Y así quieres que me vaya!

Orfelia se giró de inmediato y arqueo las cejas.

-Para empezar tu nisiquiera querías venir, idiota, si dices otra cosa te congelaré las cuentas de inmediato y para siempre.

Elias se calló por un momento, mirando fijamente a los ojos de aquella mujer.

-Lo sabía, Al final no eres tan genial- Sonrió Orfelia caminando por el pasillo, hasta el ascensor.

Elias suspiró y la siguió de nuevo.

-Hazlo, bloqueame.

Ella lo miró divertida.

-¿Ahora resulta que no te importa? Actúas según tu conveniencia- La sonrisa se le borró de pronto- que paracito…

-No me importa lo que creas- Le contestó él- ¿Crees que puedes aguantarla sola? Este es apenas el comienzo…

-¿Y tú qué sabes?

-Probablemente más de lo que tú sabes sobre Carmelia- le contestó enseguida- Yo he estado con ella más veces que tú, no es la primera vez que se deprime, no es la primera vez que cae en la dependencia emocional por algo que no funcionó… Ahora dime ¿En dónde has estado tú cuando eso ha pasado? ¿En dónde has estado cuando se ha lastimado, cuando ha intentado suicidarse, cuando lloraba por las noches para luego ir a ver a tu hermanito como si no pasara nada? ¿Sabes cuántos medicamentos toma para no entrar en ansiedad? ¿Sabes controlar tu desorden alimenticio para que no caiga en la anorexia? ¿Sabes que pastilla le toca a las cinco de la tarde para controlar su sueño y su mal genio o eres solo músculo y palabras obscenas? Si, me gusta el dinero, amo los billetes, las monedas y los cheques… porque soy un interesado, soy así… pero también soy humano y tú no sabes nada de ella. Ni siquiera sabes su marca de cigarrillos, la única marca de toallas sanitarias que puede usar y tampoco sabrías que hacer si se te desmaya de pronto, convulsiona o tiene un ataque de panico…-Elias hizo una pausa para tragar saliva y respirar hondo volcando su vista en el ascensor, sus ojos se habían enrojecido y su mirada se había perdido en lo profundo de su alma- Pero tienes razón… tú la conoces más y yo solo soy un muchacho estupido, así que congela mis cuentas y encárgate tú sin ayuda.

Frustrada ante las razones del chico, Orfelia se volteó enseguida entrando en el ascensor, esto para no mostrar ni una lagrima. Elias subió y se quedó de pie junto a ella, está marcó el número del ascensor y respondió:

-Si llegas a Joderlo te largas, te quedas sin dinero y te olvidas de Carmelia, es enserio.

Elias asintió.

Llegaron al estacionamiento, se acercaron al deportivo y Orfelia distribuyó los asientos. Salieron de aquel hospital y al girar a la derecha por una gran autopista salieron de la ciudad a toda velocidad, perdiéndose al girar en las montañas.