¿Sabes lo que siente Dios sobre el libre albedrío? Es casi lo mismo que tú cuando tus hijos eligen un camino diferente al que tú elegiste, o cuando intentas que ellos sigan tus pasos a toda costa sin importar lo que ellos quieran para su futuro. Es como un rencor que uno lleva muy adentro que desata con los infantes para manipular sus gustos, preferencias, actitudes, habilidades, entre otras cosas que queremos moldear a nuestra semejanza o aceptación, como por ejemplo cuando un padre en médico y quiere que todos sus hijos estudien medicina, o un padre es deportista y quiere que sus hijos hagan deporte, o un padre escucha un cierto tipo de música y quiere que sus hijos no escuchen algo diferente.

Ese tipo de control insano es el que muchos creen que Dios ejerce sobre nosotros para guiarnos por un camino en específico, pero en realidad es el que las iglesias de las diferentes religiones en algunas ocasiones a lo largo de la historia han ejercido sobre sus seguidores. Dios nos echó a este mundo para que nosotros mismos descubramos lo que es bueno y lo que es malo mediante nuestra razón, mediante nuestros errores, mediante nuestra experiencia de todos los hechos que puedan ocurrirle en la existencia a cualquier ser humano desde lo más virtuoso hasta lo más desdichado. De los tropiezos es que las personas se van formando y ganando experiencia durante su existencia, lo importante es que sigan adelante.

Nosotros los padres nos creemos una especie de dios con la vida de nuestros hijos y muchas veces cometemos errores en su formación, y aunque no seamos perfectos debemos buscar la manera de serlo porque es una vida que sostenemos en nuestras manos, es nuestra responsabilidad lo que sea de esa vida en el futuro pero no es para que determinemos su existencia porque esa vida es una fuente de pensamiento y sentimiento propio que nadie debería manipular o influenciar de ninguna forma y bajo ninguna finalidad. Nos duele que nuestra descendencia sea tan diferente a nosotros que pensamos que eso es lo que Dios siente cuando los seres humanos se alejan de él, tenemos la gallardía de comparar nuestro problema con el de un ser superior para darnos fuerza de voluntad en aceptar que es imposible cambiar la voluntad de otro.

Como padres estamos colocados en este mundo para únicamente guiar a nuestros hijos en base a nuestras experiencias pero eso no implica que ellos deben ser todo lo que nosotros queramos que sean, por el contrario, deben intentar ser mejores que nosotros y para ello nosotros le vamos a proporcionar nuestra experiencia que les va a servir de herramienta para enfrentarse al mundo. Cada hijo tiene libre albedrío ante nosotros de la misma manera en que todos nosotros tenemos libre albedrío ante las leyes de Dios, no tiene porque cambiar este concepto porque tarde o temprano las personas siempre buscan su libertad, y mucho más cuando esta es arrebatada violentamente y encasillada en límites y prohibiciones que la hacen inalcanzable; recuerden que todo lo prohibido se hace deseable y el ser humano siempre guarda un especial deseo por ser libre.

Al final siempre nuestros hijos hacen todo aquello que les prohibamos sea bueno o malo para ellos porque el ser humano es así de imbécil, somos lo suficientemente idiotas como para no aprender de las experiencias ajenas. Se equivocaron al pensar que somos diferentes a los animales por tener razón, pero en realidad somos unos tarados al lado de cualquier bestia porque ellos sobreviven en la naturaleza de la experiencia mientras que nosotros nos damos con la misma piedra dos y hasta tres veces sin aprender todavía; es por eso que no todos los seres humanos sobreviven en la intemperie. Cada hijo, aunque nos duela, debe experimentar su vida por sus propios medios porque nosotros no vamos a durarles toda la vida aunque queramos, y es un mal para una persona ser criado dentro de una burbuja paternal que lo separa de la realidad; el día en el que partamos y los dejemos solos en la intemperie, no van a sobrevivir.