(ES/EN) LA TRAVESÍA DEL NACIMIENTO Y NIÑEZ DE MI MADRE NOHEMÍ

Mi abuela de nombre Micaela Torrealba, hija mayor del matrimonio conformado por Juan Torrealba y Rafaela de Torrealba, vivía con sus padres y hermanos Fermín, Juan Norberto, Inocencia y Rosa María, en la hacienda “Las Cruces” ubicada en las afueras de la ciudad de “El Tocuyo”, municipio Morán del Estado Lara, Venezuela.


Hacienda Las Cruces muchos años después.

Era una familia campesina donde los hombres trabajaban en las labores propias del campo, como la siembra y ganadería, mientras que las mujeres se encargaban del hogar y de buscar agua en los ríos y pozos cercanos y criar gallinas, cochinos y otros animales para su sustento.

En el ambiente se respiraba el aire puro y durante la noche las estrellas brillaban con tal lucidez que parecía que se pudieran tocar sólo con alzar la mano, a pesar de que el humo de los fogones era constante durante el día y las velas encendidas brindaban la luz en las noches, no afectaba, ya que las humildes viviendas de bahareque, con pisos de tierra, eran muy distantes unas de otras.

Antes del amanecer la familia se despertaba con el dulce aroma del café recién tostado, hirviendo en el fogón, con las arepas en el enorme budare, hechas con masa del maíz cosechado, sancochado y molido en piedras o molinos rudimentarios, elaborados por ellos mismos; en una sartén gigante cualquier cantidad de huevos con los aliños que invitaban a un desayuno sabroso y nutritivo, cocinado con manteca de cerdo, brindando mucha energía para iniciar la faena del día.


El fogón muchos años después.

Siendo una familia campesina, sus valores y principios morales eran auténticos y apegados a la religión católica, aunque no existía ninguna iglesia cercana, sino en la ciudad, los santos no faltaban en un rincón de la vivienda.

Corría el año 1929, durante el gobierno dictatorial de Juan Vicente Gómez, caracterizado por las revueltas civiles y alzamientos militares para derrocar el régimen y la joven Micaela, de 20 años de edad, se embarazó, ohhh, qué horror, que deshonra para la familia, que vergüenza, embarazarse sin haberse casado era inaudito; y más grave aún era que no tenían conocimiento de que tuviera un novio; este secreto era conocido sólo por su hermana menor Rosa María.

Cuando sus padres descubrieron su embarazo, ya tenía 7 meses de gestación, su padre enojado, y como era costumbre en esos casos, la echó de la casa, sin importar nada y ningún miembro de la familia podía oponerse o correría con la misma suerte.

Micaela no tenía a donde ir, nadie le ayudaba, era repudiada por su situación. Deambuló por las largas carreteras de tierra, los vehículos eran escasos en ese entonces y la gente del sector caminaba muchos kilómetros para llegar a su destino, los más pudientes se trasladaban en caballos.

Así, Micaela llegó a la ciudad de El Tocuyo, con su mínimo equipaje, compuesto por unos cuantos vestidos amarrados con una soga desgastada, se instaló en los alrededores de la Iglesia de Belén, una construcción colonial algo deteriorada, donde encontró, principalmente pasto y follajes secos.


Ruinas de Belén. La iglesia de Belén fue destruida por el terremoto de 1950.

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No sé cuantos días pasaron, pero fue allí, que se le presentaron los dolores de parto y una partera de la zona se condolió de ella y la atendió en el pajonal, que Micaela acondicionó como un pesebre, allí, siendo el día 10 de mayo de 1929 nació mi madre, una niña prematura de 7 meses, a quien Micaela le dijo a la partera que se llamaría Nohemí.

Al nacer la niña, los esfuerzos de su madre por traerla al mundo y quizás su estado de deshidratación o falta de alimento, le pasaron factura, su último aliento lo expiró contemplando a su hija acabada de parir.

A la partera no le quedó otra opción que ubicar a la familia y avisar lo sucedido, indicando que la niña, por ser prematura no le daba expectativas de vida y que probablemente no sobreviviría, mucho menos sin ser alimentada con leche materna.
La recién nacida fue inmediatamente acogida por la familia que unos días atrás habían echado a su madre de sus vidas y ahora lloraban arrepentidos su muerte.

La cuna de la niña Nohemí fue el pecho de su abuelo Juan y como era tan pequeña y frágil no tenía fuerzas para sostener una mamila, su abuela Rafaela la alimentaba mojándole sus pequeños labios con un algodón empapado de leche de cabra.



Pero, para sorpresa de todos y con el amor de sus abuelos, la pequeña Nohemí sobrevivió y cuando tenía 3 meses enfermó de varicela, en esa época no estaban al alcance de los campesinos las vacunas, si era que existían. Fue cuando sus abuelos decidieron buscar al padre de la criatura, delatado, por supuesto, por Rosa María, quien tendría en ese entonces como 8 años y conocía al novio de Micaela, porque ella algunas veces la acompañaba a verse a escondidas con su novio.

Resultó que el novio de Micaela y padre de Nohemí era un militar llamado Elías Saavedra, oriundo de Carora, Municipio Torres del Estado Lara, al indagar sobre su paradero, se enteraron que hacían 3 meses que lo habían matado en las llamadas guerras civiles contra la dictadura. Sólo le dijeron que era de carácter fuerte y recto en sus acciones. No hubo más comentarios ni conocimientos sobre este personaje. Una extraña coincidencia, ambos progenitores murieron al mismo tiempo, cuando nació mi madre.

Volviendo a casa desanimados y mirando a la pequeña Nohemí enferma, la curaron pasándole un sapo por su piel, un tipo de sapo especial al que había que buscar adentrándose en la maleza y lo encontró su abuelo Juan, con mucha alegría lo llevó a casa para la cura de su única nieta, pero al llegar presentó convulsiones y otros síntomas, pues en la búsqueda del animal fue mordido por una serpiente, cuyo veneno fue rápidamente recorriendo su sangre hasta que dejó de respirar momentos después de llegar a la vivienda.

A pesar de sus trágicos primeros meses de vida, siguió creciendo Nohemí al cuidado de su abuela Rafaela, a quien adoraba y le enseñaba cómo hacer los oficios del hogar, siendo muy feliz a su lado.

Cuando Nohemí tenía 7 años, como sus juguetes eran piedras y chicharras, agarró una infección en los ojos que la dejaron ciega, su abuela la llevaba caminando los muchos kilómetros hasta el Centro Asistencial de El Tocuyo, donde le suministraban tratamiento para su ceguera, logrando recuperar parte de la vista, no completa, pues en su ojito derecho le quedó una nube (cicatriz) que le cubría toda la pupila y le impedía ver y en el izquierdo le quedó una nube pequeñita, viendo un poco mejor.

Su abuela, como era costumbre en el sector, no le permitió ir a la escuela, porque podría aprender cosas inmorales o enamorase y además no era necesario, pues ellos vivían sin saber leer ni escribir; aunque siempre Nohemí le rogaba para ir a la escuela, que por supuesto, quedaba en la ciudad, pero ella quería aprender.

Cuando Nohemí tenía 13 años murió su abuela, le daban unos dolores insoportables en el estómago y en uno de esos episodios perdió la vida; quedando desamparada Nohemí a merced de sus tíos; quienes la pusieron a trabajar en casas de familia hasta que conoció a mi papá a sus 27 años.


Mi madre Nohemí a los 27 años y hoy, a sus 94 años.

Las fotos son propiedad del autor


MY MOTHER NOHEMI'S JOURNEY OF BIRTH AND CHILDHOOD

My grandmother named Micaela Torrealba, eldest daughter of the marriage formed by Juan Torrealba and Rafaela de Torrealba, lived with her parents and siblings Fermín, Juan Norberto, Inocencia and Rosa María, in the hacienda "Las Cruces" located in the outskirts of the city of "El Tocuyo", Morán municipality of the State of Lara, Venezuela.


Hacienda Las Cruces many years later

It was a peasant family where the men worked in the work of the fields, such as planting and livestock, while the women were in charge of the home and fetching water from nearby rivers and wells and raising chickens, pigs and other animals for their livelihood.

The atmosphere was pure air and during the night the stars shone so brightly that it seemed that they could be touched just by raising the hand, although the smoke from the stoves was constant during the day and the lighted candles provided light at night, it did not affect, since the humble mud houses, with earthen floors, were very distant from each other.

Before dawn the family woke up with the sweet aroma of freshly roasted coffee, boiling on the stove, with the arepas in the huge budare, made with corn dough harvested, parboiled and ground on stones or rudimentary mills, made by themselves; in a giant frying pan any number of eggs with seasonings that invited a tasty and nutritious breakfast, cooked with lard, providing lots of energy to start the day's work.


The hearth many years later.

Being a peasant family, their values and moral principles were authentic and attached to the Catholic religion, although there was no church nearby, but in the city, the saints were not lacking in a corner of the house.

It was 1929, during the dictatorial government of Juan Vicente Gomez, characterized by civil revolts and military uprisings to overthrow the regime and the young Micaela, 20 years old, became pregnant, ohhh, what a horror, what a disgrace for the family, what a shame, to become pregnant without having married was unheard of; and even more serious was that they had no knowledge that she had a boyfriend; this secret was known only to her younger sister Rosa Maria.

When her parents discovered her pregnancy, she was already 7 months pregnant, her angry father, as was customary in such cases, threw her out of the house, no matter what and no member of the family could oppose or she would suffer the same fate.
Micaela had nowhere to go, no one would help her, she was disowned for her situation.

She wandered along the long dirt roads, vehicles were scarce at that time and the people of the area walked many kilometers to reach their destination, the wealthier ones traveled on horses.


Ruins of Belen. The church of Belen was destroyed by the earthquake of 1950.

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I do not know how many days passed, but it was there, that she had labor pains and a midwife in the area took pity on her and attended her in the hayfield, which Micaela conditioned as a manger, there, being on May 10, 1929 my mother was born, a premature baby girl of 7 months, whom Micaela told the midwife that she would be called Nohemí.

When the baby girl was born, her mother's efforts to bring her into the world and perhaps her state of dehydration or lack of food, took their toll, her last breath was expired contemplating her daughter who had just given birth.

The midwife had no other option but to contact the family and inform them of what had happened, indicating that the baby, because she was premature, had no life expectancy and would probably not survive, much less without being fed with breast milk.
The newborn was immediately welcomed by the family that a few days before had kicked her mother out of their lives and now mourned her death with regret.

The cradle of the child Nohemí was the breast of her grandfather Juan and as she was so small and fragile she did not have the strength to hold a bottle, her grandmother Rafaela fed her by wetting her little lips with absorbent cotton soaked in goat's milk.



But, to everyone's surprise and with the love of her grandparents, little Nohemí survived and when she was 3 months old she got sick with chickenpox, at that time vaccines were not available to the peasants, if they existed. It was when her grandparents decided to look for the child's father, betrayed, of course, by Rosa Maria, who would have been about 8 years old at the time and knew Micaela's boyfriend, because she sometimes accompanied her to see her boyfriend on the sly.

It turned out that Micaela's boyfriend and Nohemí's father was a military man named Elías Saavedra, a native of Carora, Torres Municipality of Lara State, when they inquired about his whereabouts, they found out that he had been killed three months ago in the so-called civil wars against the dictatorship. They only told him that he was of strong character and upright in his actions. There were no further comments or knowledge about this character. A strange coincidence, both parents died at the same time, when my mother was born.

Returning home discouraged and looking at little Nohemí sick, they cured her by passing a toad through her skin, a special type of toad that had to be looked for by going deep into the undergrowth and her grandfather Juan found it, with great joy he took it home to cure his only granddaughter, but when he arrived he presented convulsions and other symptoms, because in the search for the animal he was bitten by a snake, whose venom was quickly running through his blood until he stopped breathing moments after arriving at the house.

Despite her tragic first months of life, Nohemí continued to grow up in the care of her grandmother Rafaela, whom she adored and taught her how to do household chores, being very happy at her side.

When Nohemí was 7 years old, as her toys were stones and cicadas, she caught an infection in her eyes that left her blind, her grandmother took her walking the many kilometers to the Health Center of El Tocuyo, where she was given treatment for her blindness, managing to recover part of her sight, not completely, because in her right eye she had a cloud (scar) that covered the entire pupil and prevented her from seeing and in the left one she had a small cloud, seeing a little better.

Her grandmother, as was customary in the area, did not allow her to go to school, because she could learn immoral things or fall in love and also it was not necessary, because they lived without knowing how to read or write; although Nohemí always begged her to go to school, which of course, was in the city, but she wanted to learn.

When Nohemí was 13 years old her grandmother died, she had unbearable pains in her stomach and in one of those episodes she lost her life; leaving Nohemí helpless at the mercy of her uncles; who put her to work in family homes until she met my dad at 27 years old.


My mother Nohemí at 27 years old and today, at 94 years old

The photos are property of the author

Posted Using InLeo Alpha



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Impresionante historia de la familia, algo que me agrada de escribir este tipo de contenidos en Hive, es que quedarán por siempre en la blockchain, es como un album de recuerdos y de historias en donde posiblemente nuestros hijos y nietos vuelvan a este lugar para leer la historia de una mujer que a pesar de tener todo en su contra, levantó una familia!..

Abrazos

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Es una oportunidad de oro que brinda esta blockchain para poder compartir una historia de la vida real.

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Na'guará que historia tan hermosa la de la abuela Nohemí, quien iba a imaginar que a esa bebé prematura que no le daban esperanzas de vida ya tiene casi 95 años.

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Sí, y también tuvo varias cirugías, donde los médicos tampoco daban muchas esperanzas, principalmente, por tener el corazón muy recrecido; pero aquí está esperando su cumple 95.

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