Oficio de familia (Relato corto)

avatar

image.png


Pixabay

Oficio de familia


image.png

En la parte de atrás de la casa había un cuartico oscuro que siempre permanecía cerrado y que la abuela y madre llamaban "la oficina". Cuando alguien extraño llegaba a la casa, inmediatamente lo llevaban a ese lugar y luego cerraban con llave. Salían a la hora, envueltos en olores de hierbas, esencias y líquidos. Yo tenía prohibido el paso para aquel lugar y aunque era apenas una niña, sabía que algo extraño escondían aquellas cuatro paredes.

=ox0xo=

Una tarde dejaron la puerta entreabierta y pude ver a una persona acostada en el piso con una manta roja sobre ella. Mi abuela y mi madre tenían velas encendidas y ramas en cada mano e iban haciendo cruces de arriba abajo, de la cabeza a los pies, mientras decían palabras extrañas y las velas se derretían. Recuerdo que salí corriendo de allí y no le dije a nadie lo que había visto.

=ox0xo=

A medida que iba creciendo, me acostumbré no solo a la continua visita de extraños a la casa, sino también a la lista de cosas que me mandaban a buscar en una tienda que quedaba en otro pueblo: Ojos de gato, corazón de paloma, cordón morado, flores secas, plumas de gallina negra, vellos de sexo, tabacos, aguardiente, palos de canela, miel, dientes de ratón.

=ox0xo=

Al principio no sabía para qué era todo aquello, pero luego lo entendí. Todo me quedó claro cuando aquella noche, abuela me consiguió llorando por el desprecio de un muchacho y me dijo: "Pon el nombre de él en tu mano izquierda, con tinta roja, luego espolvoréalo con canela y miel." Al terminar danzamos alrededor de altares imaginarios y más nunca se fue el amor. Cuando me preguntan que hacen las mujeres de mi casa, simplemente digo que volamos, sanamos y achicamos los miedos del alma.


image.png

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS



0
0
0.000
2 comments