"No sé si alguna vez pueda leer esta carta en voz alta —mucho menos dejar que otro la lea—, pero mi psicólogo me aconsejó escribirte como si aún estuvieras aquí. Como si aún pudieras venir a mi cuando alzo el teléfono para llamarte. Así que aquí estamos, escribiéndole cartas a los muertos.

No quiero decir lo obvio, pero supongo que debo abrir con algo común entre nosotros; te extraño. Te amo y te extraño de una forma en la que no creo poder describir nunca.

¿Puede alguien escribir una historia sobre la desesperación que se siente por una persona a la cual no le dijiste adiós?

¿Se puede escribir sobre cómo es tener la mente en blanco en el banquillo de la funeraria?

¿O sobre cómo el tiempo pasa y no te percatas del frío en tus manos porque este parece venir desde el interior?

No sé si esto sea posible, pero yo quiero intentarlo.

Te fuiste pronto y muy rápido, como si tu alma hubiera salido accidentalmente con un suspiro. Eso, irónicamente, me recuerda la forma tan dramática en que solías exhalar cuando peleábamos. No quiero pensar que fuiste enojada conmigo, a pesar de todo, no quiero considerar que tu corazón se detuvo gracias a que no llegué a repararlo a tiempo.

Supongo que siempre te di por sentado y no sabes cuánto lo lamento. Sin embargo, jamás cambiaría nada, no porque no quisiera mejorar y pulir las esquinas ásperas de nuestra historia, sino porque sé que volverías de donde sea que estuvieras para llevarme contigo. Te amo, pero no quiero morir todavía.

No sé si estoy siendo egoísta. Cuando nadie me vigila pienso muchas veces en qué habría pasado de haber estado en tu lugar y sé que tu aquí habrías hecho más de lo que yo. Pero ya no me permito detenerme a considerar los "hubiera". Todos los antidepresivos y calmantes me han dado una nueva perspectiva de vida y no, no una visión drogada y aletargada, me han dado un giro y orientación.

Por eso acepté escribir esta carta, porque nadie más que tu me escuchaba atentamente y no se guardaba su verdadera opinión sobre mi.

Quiero cumplir tus sueños.

Muy tarde descubrí que tus sueños también se habían vuelto los míos y que quería, tanto como tú, que llegaras lejos; que nadaras con delfines y fueras al estreno de todas esas películas que esperaste. No estás aquí para hacerlo, ni para que yo te vea, por eso quiero cumplirlo por ambos.

El año nuevo está por llegar y me duele enormemente el pecho —a la altura de dónde siempre me dijiste que estaba mi corazón oxidado— por no poder verte cantar con la radio, ni observar las arrugas en los bordes de tus ojos pequeñitos cuando ríes.

Pero decidí, luego de muchas sesiones de terapia, que ya es hora de perdonar a las Amapolas.

También decidí sembrar el jardín de rosas con el que soñaste, porque quiero que las perdonemos juntos. Tú, a través de mi, vivirás.

No sé qué tan extraño y enfermo me haga sonar esto, pero a veces aferrarse no es estancarse. Entendí que aferrarse, en algunos casos, es el motor que necesitamos algunos para salir a la superficie y respirar.

Quiero que seas mi oxígeno cuando el aire se niegue a entrar en mis pulmones, quiero que hinches mi corazón cuando crea que ha detenido su marcha. Decidí que quiero que seas el fuego con el que se quemen todas mis pesadillas.

Tendré la vida que sé que quisiste que tuviera.

Seré feliz.

Por ti.

Por mi.

Por nosotros.

Seré feliz con todo lo que implica; la chica, la boda con traje de marica, el trabajo y la familia con la casa de muñecas de las niñas.

Tú me enseñaste que no hay nada de malo con amar, que el amor es un océano inmenso y agradezco que en el tuyo me dejaras nadar.

Te haré sentir orgullosa al estar orgulloso de lo que decidí hacer con mi vida.

Por favor, si esto realmente llega al sitio dónde sea que te encuentres esperándome, quiero que sepas que te amo y te amaré por el resto de mi vida.

Así que ponte cómoda y disfruta la vista, mi amor.

Porque voy a tomarme mi tiempo.

Voy a cumplir nuestros sueños."