"Hasta hoy había probado que era muy bueno siendo común. Desde ahora probaré qué tan bueno soy siendo excepcional".

A partir de esa frase que escribí hace mucho tiempo para la descripción de mis perfiles de creador de contenido y de que decidí reconocerme y auto aprobarme como escritor, surgió este breve poema.

Sinceramente, nunca había compartido nada por mis redes sociales privadas (Facebook, Instagram, Twitter). De hecho, allí no tengo audiencia, porque todo lo compartí exclusivamente por Steemit, Hive y (alguna ve) Whaleshares).

Al ver aproximárseme el cierre de ciclos, tanto acá como en otras latitudes, decidí expandirme y también dedicarme a darme a conocer en mis redes tradicionales.

Reconozco que debí trabajar más allí, tuve miedo, peque de ignorante y algo del fanatismo que tuve también me pasó factura.

Acabo de abrir una cuenta en Instagram y en Tik Tok como escritor. He leído mucho, visto tutoriales y ponencias de personas con experiencia para adelantar lo que más pueda en mi ascenso.

Estuve un mes trabajando mi identidad visual, planeando videos por subir, ideando nuevo y antiguo contenido, consultado con personas para saber su opinión y sinceramente ha sido un trabajón.

Este escrito surgió, de igual modo, porque más allá de mis ganas de darme a conocer, existe un algoritmo en cada plataforma que regula el alcance que puedo tener, así que el talento también requiere apoyo, suerte, persistencia y paciencia.