Muy pocas veces en la vida, es saludable no hacer nada, descansar con los ojos atentos para ver cómo se le antoja a la vida atravesarte y solo esperar al instante donde debes, crees y necesita, proseguir.

Claro que detenerte es atemporal, no te lo puedes permitir por mucho tiempo. Es sumamente difícil saber cuánto tiempo puedes ver pasar la vida delante de ti sin hacer nada, dándote un respiro, meditando, extraviado, o simplemente como alternativa a dejar que las cosas fluyan y encajen por sí sola.

La medicina de esta decisión es rara, amén de poco frecuentada, porque si algo nos ha enseñado la vida es a ir tras aquello que anhelamos, por lo que suena contradictorio no hacer nada y dejar que el karma y el destino salden cuentas para darte energía o para terminártela de arrebatar.

Se supone que para llegar a tal decisión tuviste que haber agotado la paciencia, habría fenecido tu esperanza y tu fuerza y te dijiste "hasta aquí llegué", para simplemente no consumar otro esfuerzo más a lo que vienes construyendo con tu andar.

Raro es haber recurrido a todos los trucos pro metas para finalmente entrar en un trance de calma al que optaste por tu bien, tras darte cuenta que cada intento derivó en nada. Tal vez, corrías en círculos y la pausa te hará ver bien la salida.

Sonó así un "dejaré que las cosas fluyan" y la vida dejó de tener esa sensación de prisa, pero fue porque tu mente volvió a desdoblar la realidad para cambiarla por una donde el apuro dejó de tener sentido y la paz fue un método de sobrevivencia.

Aunque no lo creas, la inacción de ver pasar la vida es una decisión drástica. Tienes que estar consumido en tu totalidad para que te quede como única opción ver qué sucede si no haces absolutamente nada.

Más complejo es saber cuándo tuviste una dosis suficiente del estacionamiento; no existe un manual para identificar el momento que debes dar, otra vez, todo por aquel algo o aquel alguien que merece tu persecución.

Si aún tienes fuerzas y crees que lo que haces vale la pena, continúa; si quieres hacer un alto, hazlo. De vez en cuando nos conviene detenernos y ver si la vida quería que nos tomáramos unos minutos para respirar sin prisa. También merece nuestra alegría volver al ruedo.

ENGLISH VERSIÓN

Very few times in life, it is healthy to do nothing, to rest with your eyes attentive to see how life wants to cross you and just wait for the moment where you must, you believe and need to continue.

Of course, stopping is atemporal, you can't afford it for long. It is extremely difficult to know how long you can watch life pass in front of you doing nothing, giving you a break, meditating, straying, or simply as an alternative to letting things flow and fall into place on their own.

The medina of this decision is rare, as well as unfrequented, because if life has taught us anything it is to go after what we long for, so it sounds contradictory to do nothing and let karma and destiny settle accounts to give you energy or to finish taking it away from you.

It is assumed that to reach such a decision you had to have exhausted your patience, your hope and strength would have been dashed and you said to yourself "this is as far as I've come", to simply not make yet another effort to what you have been building with your walk.

It is strange to have resorted to all the tricks pro goals to finally enter a trance of calm to which you opted for your own good, after realizing that each attempt resulted in nothing. Perhaps, you were running in circles and the pause will make you see the way out.

It sounded like "I'll let things happen" and life stopped having that rushed feeling, but it was because your mind unfolded reality again to change it for one where rushing stopped making sense and peace was a method of survival.

Believe it or not, the inaction of watching life go by is a drastic decision. You have to be consumed in your totality to be left with the only option of seeing what happens if you do absolutely nothing.

More complex is to know when you have had a sufficient dose of the stationary, there is no manual to identify the moment when you should give, again, everything for that something or that someone that deserves your pursuit.

If you still have strength and believe that what you are doing is worthwhile, continue; if you want to stop, do it. From time to time it is good for us to stop and see if life wanted us to take a few minutes to breathe without haste. It is also worth our joy to return again to the field.