Frente a la chimenea estaba ella, con su mirada perdida en el danzar libertino de la flama, deseos desaforados crepitaban en concierto, recuerdos emergían.

Hundida en el silencio de la umbrosa noche, energizaba sus pensamientos, multiplicaba sus ilusiones y vagaba en sueños vívidos por infinitos lugares. Se acercaba el cierre del año y era momento de acariciar los empeños, con nuevos propósitos para el venidero año.

Sin antesala, peregrinas sensaciones invadieron sus sentidos, alucinaciones, nostalgias y antojos viajaban en el universo de estrellas. Luces brillaban en la distancia, de ellas una especial e intensa guiaba el sendero. Brotaban corrientes carmesíes por las grietas, el cristal se había rasgado, solo había fragmentos.