Siempre lo digo, vivimos tanto tiempo concentrados en el trabajo, los problemas del día a día, que obviamos por completo los pequeños detalles, que al final del día son los que llenan de magia. Últimamente me he obligado a ser una persona más detallista, creo que desde que no tengo señal nunca en mi celular me he descontaminado y he aprendido a mirar más allá de la pantalla de mi móvil.

Un hobbie adquirido en los últimos meses es admirar los atardeceres tan hermosos que me regalan diariamente las costas aragueñas. Es pura magia ver esa coloración anaranjada en el cielo, contrastandi con el azul del mar. A mí, particularmente, la luz del atardecer me tiene enamorada, es tan cálida, dorada, y bonita que es un lujo poder disfrutar ese momento tranquilamente, y más después de todo el ajetreo del día a día.

Pequeños placeres de la vida poder centrarse frente al mar a disfrutar de una deliciosa sopa, conversando con amigas una cervecita bien fría disfrutando de los mágicos colores que regala el cielo a eso de las 5:30 pm de la tarde. Son cosas que llenan el alma y te recarga el espíritu.

Obviamente que un atardecer a la orilla del mar es impresionante. Sin embargo, no es necesario marcharse tan lejos para disfrutar de la magia de las puestas de sol. Así que les propongo algo, reserven las horas de la tarde un día para ver atardecer desde donde quiera que se encuentren. Les juro que es una actividad de lo más bonita, relajante y económica que vale la pena disfrutar y fotografiar.