Hola que tal, bueno la imagen de esta semana es tan provocativa que bueno me los comería todos…

Imagen propiedad @lanzjoseg

Mi recuerdo con esta imagen es corto pero espero puedan disfrutarlo así como yo la he disfrutado. Cuando estaba pequeño de algunos nueve o diez años, mi madre a parte de los oficios en casa hacia labores de manicurista y yo odiaba un poco eso, ya que ella lo que hacía era estar lidiando los pies a otras personas, no lo veía muy agradable. Cuando le llegaba un cliente, que era todas mujeres yo buscaba la excusa de salir de la casa, porque me enviaba a llenarle una perola con agua para que las mujeres se remojaran los pies y luego cuando ya se los lavaba, lijaba, le sacaba hasta el alma por los dedos, me enviaba a botar el agua y eso no me gustaba hacerlo, y debía de lavar el perol y llenarlo de nuevo porque habían otras mujeres a la espera del mismo procedimiento. Y bueno todo cambio cuando un día por la noche estuvo hasta tarde haciendo unos jugos y los metía en bolsitas para congelarlas y vender al siguiente día, las famosas “Tetas”, bueno señores, cada vez que me enviaba a llenar el perol al fondo yo lo hacía pero de regreso pasaba por la nevera y era una teta que me comía, jajajaja era un verdadero vacilón, ya no le tenía asco a ir a botar el agua de pies, me convertí en el asistente de mi madre. Muchas veces masticaba las bolsitas de las tetas y las arrojaba al desagüe para que no se diere cuenta que diario me comía hasta siete o más. Claro ella se daba cuenta pero no me decía nada, igual si las clientes en medio de la espera le decían “véndeme una teta, ella me enviaba a mí a buscarla y yo sacaba la mía”, jajajaja hasta que un día dejo de hacerlas y bueno ya no pude seguir degustando de esas sabrosas tetas.
Eso era lo malo de vender helados, tetas y bambis en casa donde hay niños, era inevitable que las ganancias no se perdieran..
Saludos a todos.