Rollos en amores de antes.

Cuando uno se enamoraba
en aquellos viejos tiempos
se encontraba tantos rollos
para lograr el encuentro,
que me causa mucha gracia
cada vez que lo recuerdo.

En Las Mercedes del Llano
-que era mi nativo pueblo-
conocí muchos muchachos
que al andar de aventureros
cuando la cerca saltaban
se rompían con el cuerdero
o se clavaba una púa
en una parte del cuerpo.

A la hora de la visita
los padres eran severos
y montaban vigilancia
donde se sentaban ellos,
por lo cual era difícil
darse hasta un rápido beso,
y cuando quedaban solos
pasaban muy mal momento
pues llegaban de sorpresa
los padres y los abuelos.

Cuando llegaba el domingo
la retreta y los copleros
se llegaban a la plaza
para brindar un concierto
y había que brindar los niños
con tortas y caramelos,
para lo que ellos tenían
que gastar un buen realero,
y por supuesto, también
brindis se daba a los suegros.

Cuando al cine la llevabas
pensabas solo en lo negro
de la sala y te creías
disfrutar de tu amor bello,
pero al hermano menor
lo sentaban en el medio.

Entre tantas experiencias
que yo tengo de recuerdo
traigo todo a colación
pues conforme a los sucesos
me hallé una novia linda,
pero está con los abuelos,
y tienen la misma usanza
de aquellos lejanos tiempos,
y me tengo que calar
esas exigencias de ellos.