Coplas de amanecer llanero.
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Coplas de amanecer llanero.
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Aquí viene amaneciendo
por los caminos del llano,
y tu recuerdo florece
cuando me voy despertando.
La sabana está florida
con un olor a mastranto,
y a mí una flor me embelesa
en paisaje de tus labios.
Ay si pudiera cantarte
mis versos improvisados,
pero en San Juan de los Morros
dejé trancado mi cuatro.
En el recio botalón
dejé el sombrero colgado
para que el sol no calcine
el recuerdo de tus brazos.
Quiero beberme un café
en una totuma echado
para recordar las veces
que por futuro brindamos.
Esas promesas que hicimos
los vientos se las llevaron:
tú te fuiste a Barlovento
y yo me fui a San Fernando.
Este amanecer tan criollo
pensativo me ha dejado
como queriendo saber
que volverás a mi lado.
Con paso parsimonioso
tu caminar me ha llegado
rumbo a la laguna quieta
donde en recuerdos me baño.
Ya casi que aquí amanece
porque el día ya está aclarando,
pero lo que sigue oscuro
es tu retorno frustrado.
Bueno, me monto en mi bestia
y voy al ganando arreando
por ser la única manera
que no te estoy recordando.
por los caminos del llano,
y tu recuerdo florece
cuando me voy despertando.
con un olor a mastranto,
y a mí una flor me embelesa
en paisaje de tus labios.
mis versos improvisados,
pero en San Juan de los Morros
dejé trancado mi cuatro.
dejé el sombrero colgado
para que el sol no calcine
el recuerdo de tus brazos.
en una totuma echado
para recordar las veces
que por futuro brindamos.
los vientos se las llevaron:
tú te fuiste a Barlovento
y yo me fui a San Fernando.
pensativo me ha dejado
como queriendo saber
que volverás a mi lado.
tu caminar me ha llegado
rumbo a la laguna quieta
donde en recuerdos me baño.
porque el día ya está aclarando,
pero lo que sigue oscuro
es tu retorno frustrado.
y voy al ganando arreando
por ser la única manera
que no te estoy recordando.
las coplas en la mañana/
tienen el doble de buenas,/
me recuerdan que estoy vivo/
y me aligeran las penas.
Vaya poeta Soto. Me recuerdas a la poetisa de mi adolescencia allá por 1971, Isabel de Herrera, y nos hablábamos por coplas.
Ya a los 20 años de edad era todo un experto con las redondillas y coplas, en general. Ella rondaba entonces los 75 años, y me ayudó mucho a cultivar los versos. Me hablaba de pitorreos, algo que nunca llegué cultivar yo. También me enseñaba acerca de la "silueta" y la "charada". Inolvidable Isabel. Dios le dé paz a su alma.