Corriendo hacia la FILVEN 2022, capítulo Carabobo.

^{Foto de mi autoría}

Bienvenidos a mi blog. En esta ocasión quiero contarles sobre una gran experiencia.

El fin de semana pasado, mientras atendía varios asuntos en casa, me topé en youtube con la presentación de los siguientes libros: Me haré de aire, de Laura Antillano y Conspiración en el mercado, de Cósimo Mandrilo; ambos presentados por sus respectivos autores.

Si quieres ver el vídeo haz clic aquí.

Esto pasó el viernes, aunque el vídeo lo escuché el sábado al mediodía, mientras reparaba unas cornetas que un cliente me había traído para el local (me ganó la vida como técnico de computadoras y haciendo algunos trabajo de electrónica). Cuando lo terminé de escuchar, indagué un poco más sobre la profesora Antillano, porque me alegró saber que estaba bien y quiero volver a verla, ya que tuve oportunidad de conocerla y asistir a uno de sus talleres literarios antes de la pandemia.

Durante este proceso de investigación, descubrí que la profesora Antillano se encontraba presentando, en aquel momento —la transmisión era en vivo—, otro libro en el Museo de Arte de Valencia (MUVA). Fue allí cuando caí en cuenta de lo que ocurría: La Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN), estaba en Valencia, Carabobo.

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Investigué más al respecto. No podía creerlo. Había escuchado de la FILVEN gracias a una tía y una abuela que compran libros allí cada vez que pueden. Pero nunca había podido asistir a una. Mientras investigaba, me enteré que la feria estaba desde el jueves en el MUVA y por un momento casi me da un infarto.

Salí corriendo para allá. Literalmente, así fue. Dejé lo que estaba haciendo y me fui de inmediato, como un hombre al que acaban de decirle que su hijo está por nacer y corre desesperadamente hacia el hospital.

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Mi principal objetivo era encontrarme con la profesora, pero no llegué a tiempo y aquellas ganas de verla quedaron rezagadas cuando comencé a ver libros por todas partes (confieso que puedo pasar horas leyendo títulos de obras y pensando en lo que habrá dentro de las páginas, es como una manía que tengo y procuro controlar en situaciones así).

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De esta manera, comencé a ir de puesto en puesto, viendo libros aquí y allá, preguntando precios a pesar de que no tenía dinero para comprar, torturándome porque había ofertas inigualables.

Por ejemplo, It, de Stephen King lo conseguí en 15$. Cuando me dijeron el precio no lo podía creer. Sé de tiendas que lo venden en 40$ o más. En fin, toda una ganga que no pude adquirir.

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Mientras recorría la feria, llegué hasta una sala del museo en la que se encontraba Arnaldo Jiménez, escritor y poeta venezolano, que no conocía hasta la fecha, leyendo algunos de sus poemas.

Como me había perdido de la presentación que había realizado la profesora Antillano, decidí quedarme un rato y escuchar, lleno de curiosidad, y al mismo tiempo, pensando que todo acabaría pronto y que si no recorría las demás salas me iba a perder de otro evento.

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Poco después llegaron dos mujeres que hicieron que todos se levantaran para recibirlas, emocionados por su presencia. Yo no sabía quiénes eran. Pero una de ellas resultó ser la presentadora del libro que Arnaldo Jiménez había escrito y promocionaba en aquel momento.

20 Juguetes para Emma, «Un libro fascinante de una ternura pocas veces labrada en tan breves espacios: un abuelo confiesa su torpeza para crear juguetes a su nieta, y crea un pequeño cajón hecho de páginas y palabras donde juguetes esencialmente poéticos adquieren el poder de la inmortalidad; quizás aquello que toda persona anhela al envejecer», dice la sinopsis del mismo en Amazon.com.

Y aunque no se debe juzgar un libro por la portada o la sinopsis, debo confesar que la presentación del mismo fue tan magnífica y agradable que ahora espero leer pronto esta obra.

Mis razones son las siguientes:

Es impresionante cuando la belleza de una mujer resalta a través de sus palabras, su forma de pensar y su personalidad. La facundia, esa cualidad innata en muchas personas, desarrollada tras años de esfuerzo por otras, cuando se mezcla con el lenguaje poético tiene un poder asombroso.

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De esta manera, María Alejandra Rendón, aquella mujer que les comenté, cuyo nombre averigüe luego, cautivó al público con sus palabras y la profunda admiración y respeto que siente hacia la obra de Arnaldo Jiménez.

En estos momentos, por ejemplo, me siento un escritor mediocre al no poder citar ni una cuarta parte de su discurso, y tener que recurrir a los adjetivos para que puedan hacerse una imagen mental de lo sucedido.

Tal vez exagere. Quizá no fue tan increíble. O a lo mejor solo me estoy dejando llevar por las emociones que sentí mientras la escuchaba. Pero si de algo estoy seguro es que la poesía se hizo presente cuando ella empezó a hablar. En su voz había, como ya he dicho, una profunda admiración y respeto hacia la obra del poeta, pero también una calidez que te hacía sentir a salvo de las crueldades del mundo, como si un rayo de esperanza hubiera invadido la sala.

Mi asombro creció cuando me percaté que su hermana, la otra mujer que la acompañaba, es idéntica a ella.

Más tarde supe que María Alejandra Rendón es poetisa, y su hermana, María Daniela, aparentemente, es bailarina; no indagué tanto como para saber la vida completa de ambas, pero me alegró saber que podré disfrutar de la poesía de esta mujer a la que agradezco por sus palabras, a través de fundarte.com, aunque ella quizás nunca lo sepa.

^{Foto de mi autoría}

Por otro lado, durante mi recorrido me topé con un grupo de jóvenes que solo tenía en su mesa varios folletos como este:

^{Foto de mi autoría}

Cuando leí «web 3.0», me detuve y les hice un montón de preguntas sobre el servicio que ofrecen.

Nearbook es «la primera plataforma en Near creada para apoyar a los escritores», como bien dicen en su cuenta de twitter. Su intención es tokenizar (convertir en NFT’s) obras de autores de libros, sin importar de qué género se trate, siempre y cuando el autor demuestre que posee los derechos.

Si quieres puedes seguirlos en twitter haciendo clic aquí

Por ahora, la plataforma continúa en desarrollo y están creciendo de forma orgánica, por lo que llevará tiempo para que se conviertan en el Opensea de los libros. Aun así, recomiendo estar pendiente de su progreso, pues tienen mucho futuro.

^{Foto de mi autoría}

Entre otras cosas, cabe destacar que me sentí muy bien al ver la cantidad de personas que asistieron a la feria.

Aunque no lo parezca, ya que gran parte de los usuarios de Hive son venezolanos y por lo tanto lectores, es raro ver por las calles a alguien con un libro en la mano, o escuchar en el transporte público, como hacemos a veces sin querer, una conversación sobre novelas o cuentos.

Lo común es que te llamen aburrido, loco o incluso comelibros si comentas que te gusta leer. La literatura queda en último plano cuando se habla sobre entretenimiento o disfrute, ya que las series o películas, discotecas o centros comerciales, suelen ser prioridad para el venezolano.

Por esta razón, fue agradable para mí ver a tantas personas comprando libros, revisando títulos o hablando de una obra en particular con sus acompañantes.

^{Foto de mi autoría}

Luego de esta experiencia me tocó regresar a casa. Pero eso no fue todo: la feria terminaba al día siguiente, y no estaba entre mis planes perderme las actividades de cierre.

Aun así, me las perdí. Lamentablemente.

^{Foto de mi autoría}

Tras mi regreso, publiqué por whatsapp las mismas fotos que hoy comparto aquí con ustedes. Anuncié que la FILVEN estaría en el MUVA hasta el día siguiente, para aquellos contactos que pudiera interesarles. A raíz de esto una de mis tías, aquella que años atrás me había hablado de la feria, manifestó sus ganas de asistir en compañía de mi primo (su hijo) y mi abuela (su madre). Acordamos la hora y nos encontramos en el lugar.

Desafortunadamente no pudimos ver la obra de teatro que se llevó cabo como cierre de la feria, pues no contábamos con un cronograma de los eventos y desconocíamos a qué hora empezaba la función.

Al parecer, llegamos tarde. Otra vez.

^{Foto de mi autoría}

Sin embargo, a pesar de que muchos vendedores de libros se habían ido para otro estado aquel domingo por la mañana para seguir de gira con la feria, disfrutamos de los pocos que se quedaron hasta el final.

El más desanimado con esto fue mi primo, de nueve años, porque él quería ver los mangas que yo había encontrado en uno de los puestos el día anterior.

^{Manga que vi y capturé.
Foto de mi autoría}

^{Mi primo en busca de algo bueno.
Foto tomada por mi tía.}

Por mi parte, debo acotar que ese día conocí a una editorial que se llama Rubiano Ediciones. Se especializan en la corrección, diagramación y diseño de libros. Además, realizan mentorías de escritores noveles, lo cual me pareció excelente.

Ellos estaban colaborando con Librero Livré, una tienda de libros en línea, y tenían en venta varios libros usados pero en excelente estado. Por ejemplo, entre sus joyas conseguí El juego del Ángel, de Carlos Ruiz Zafón, en tan solo 8$. Cuando supe lo económico que estaba, casi me da un infarto, otra vez, porque no tenía para comprarlo.

Al final, terminé con mi abuela, tía y primo en una heladería, feliz de haber pasado un fin de semana diferente.

No acostumbro a hacer este tipo de publicaciones, por tratarse de mi vida privada, pero me pareció buena idea contar cómo fue esta experiencia y darles a conocer estos proyectos y autores que sin duda merecen mayor exposición.

Y aunque no me tomé ninguna foto estando en la feria (no soy amante de las selfies), me despido dejando esta que nos tomamos cuando estábamos en la heladería.

^{Foto tomada por mi tía}

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Gracias por leer.

^{Las fotos son de mi autoría, salvo las últimas dos; aunque esto quedó claro al pie de cada una de ellas.}