La pasajera

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La mayoría de los taxistas ya habían acordado no tomar ningún pasajero después de cierta hora del día en la zona frente al cementerio que se encuentra en la carretera a las afueras de la ciudad.

Aquel día Don Pancho conducía su taxi como de costumbre, venía de visitar unos amigos en otra ciudad.

Cuando pasó frente a la entrada del cementerio, vio que una mujer le hizo la señal para que este la recogiera, y aunque ya pasaba de la hora indicada en la que el grupo de taxistas había previsto para no recoger ningún pasaje en esa zona, a Don Pancho se le hizo fácil dejar subir a aquella mujer, seguramente por necesidad de contar con el dinero de ese servicio.

Cuando abordó la pasajera, todo ocurrió con normalidad; cabe mencionar que los taxis, tienen una ruta fijada, ya es cuestión de los pasajeros indicar donde se van a bajar.

El viaje corría con normalidad, Don Pancho y su pasajera platicaban de cosas de la vida ordinaria; cuando de repente al entrar al ciudad y llegar al destino final de su ruta, el taxista se volteó para avisar a la pasajera que ya habían llegado y cobrar el servicio, pero se quedó helado cuando vio que en la parte trasera del taxi, donde se sentó aquella mujer ya no había nadie.

Era cosa imposible, pues en ningún momento se detuvo para recoger a alguien más y ella hubiera tenido oportunidad de salir del taxi, era la única pasajera en todo el trayecto, o en un supuesto más extremo, que ella hubiera salido del taxi andando sin que él se diera cuenta.

No había duda, esa mujer no era de carne y hueso precisamente; y había sucedido lo que el grupo de taxistas se temían cuando hicieron el acuerdo.

Don Pancho aún impactado por lo recién acontecido y ya sintiéndose mal físicamente , logró llegar a un puesto de comida rápida cercano a la estación de taxis, bajó de su carro y acercándose al hombre que atendía aquel puesto y que ya lo conocía desde hace mucho tiempo, le contó lo sucedido.

Desgraciadamente en ese momento Don Pancho no pudo resistir tal impresión, comenzó a sentirse muy mal, y las personas que estaban ahí trataron de ayudarlo pero falleció en ese instante de un ataque al corazón.

Según sé, hasta hoy, aquella regla de no recoger pasajeros en la zona cercana al cementerio, sigue en pie.



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