Con el paso de los años he aprendido que pensar antes de actuar es lo mejor, si no corremos el riesgo de cometer muchos errores, y lamentablemente cuando soltamos palabras inapropiadas sencillamente no se pueden recoger.

Anteriormente solía ser muy impulsivo, algo que concienticé y trabajé en ello, porque cuando era adolescente definitivamente que tenía ciertos problemas de violencia que me trajeron algunos problemas, que afortunadamente no pasaron nunca a mayores cosas que cuestiones de adolescentes, pero sin embargo, a medida que me hice adulto y que fui experimentando más en la vida me di cuenta de que eso no era necesario, y que mejor era evitar los problemas.

El detalle es que tiende uno a creer que evitar problemas es de cobarde, era parte de lo que creía cuando era adolescente, y sintiéndome más de lo que era, y como digo, la falta de experiencia en la vida, termina uno por no medirse n muchas cosas y los problemas aparecen, no terminan, uno detrás de otro, porque uno los llama aunque no lo acepte, pero es así.

Es por eso que luego, reuniéndome con personas mayores que yo entendí mucho más, incluso, practiqué artes marciales, específicamente karate, y eso, contrario a lo que muchos suelen pensar, me ayudó a controlarme mucho, a tener más tolerancia y disciplina.

Evidentemente, aprender a defenderte, pero no es ese el fin por el que lo aprendes, incluso el cambio de perspectiva ante las personas que te querían hace enojar fue notoria desde el momento en el que asume con seriedad lo que era el ejercicio de ese deporte.

La imagen que sirve de portada a este post, habla de algo que particularmente me sirvió mucho, como lo es la respiración, algo de lo que soy cada vez más consciente. Si, se que todos respiramos, sólo que lo hacemos de manera inconsciente, de manera automatizada, controlado por nuestro cerebro, lo ideal es poder hacerlo de manera consciente, dirigida, buscando algo en específico.

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Mi papá me enseñó muchas cosas en este aspecto, nunca pensé que sólo eso, practicar una respiración metódica, mejoraría muchos aspectos de mi vida, incluyendo el control de impulsos.

No sólo eso, en la universidad me funcionó mucho para poder tolerar cierto grado de presión que siempre está implícita en mi carrera, por lo que un par de minutos de respiración pueden ayudarte a mantener un estado de tranquilidad mental que te dará el campo óptimo para que pienses adecuadamente en cualquier momento, y muchos otros beneficios que por si sólo respirar correctamente nos genera.