Fallecido el 23 de octubre de 1872, Théophile Gautier, quien fue poeta, novelista y crítico de arte, es identificado como el impulsor del parnasianismo, tendencia estética de gran importancia en el desarrollo de la modernidad literaria. Antes compartió las ideas del romanticismo francés, y mantuvo amistad con Víctor Hugo y Nerval, grandes figuras de ese movimiento. Fue autor de una amplia obra en los géneros indicados arriba; entre sus libros de poesía definidores de su visión estética destaca Esmaltes y Camafeos (algunos poemas del libro pueden leerse aquí), en cuyo título ya se asoma la visión estética parnasiana; libro de un elevado nivel formal, que tuvo mucha influencia en la evolución literaria. Presentaremos brevemente las ideas centrales de la concepción estética de Gautier y unos fragmentos de su poema emblemático.

Théophile Gautier, foto de Félix Nadar (1856) - Fuente - Dominio público

Gautier se distancia del sentimentalismo y espontaneísmo de ciertas expresiones románticas, de un lado, y propugna el desapego de todo servilismo del arte, incluyendo la separación de todo propósito social, con lo que se desentiende del realismo. Esa disposición e ideas son las que se condensan en el lema "el arte por / para el arte".

Ya en 1835 Théophile Gautier, en el prefacio a su novela Mademoiselle de Maupin, manifiesta, en un estilo irónico y vehemente, parte de lo que será su conciencia estética:

Nada de lo que es bello es indispensable para la vida. Si se suprimieran las flores, el mundo no sufriría materialmente; y no obstante, ¿quién querría que no hubiera más flores? (…) ¿Y a qué sirven la música, la pintura, las artes plásticas? ¿Quién tendría la locura de preferir Wolfgang Amadeus Mozart a Alexis Carrel, y Miguel Ángel al inventor de la mostaza blanca? Lo único verdaderamente bello que existe es lo que no puede servir para nada. Todo lo que es útil suele ser feo, pues es la expresión de alguna necesidad, y las del hombre son innobles y repugnantes, como su pobre y enfermiza naturaleza.

En este cáustico pronunciamiento alienta la autonomía de lo bello y su rechazo a lo utilitario en el arte, preconizando así el ideal de esa tendencia que en los años 50 del s. XIX recibe su nombre derivado del título de la revista: Le Parnase contemporain, nombre en el cual insinuaban su atracción por el arte griego, sin llegar a concebirse como neoclásicos. Según la mitología griega el Parnaso era el monte sagrado donde habitaban las musas, diosas inspiradoras de la creación artística.

_{Victoria de Samotracia, de Martbre de Paros (cerca del año 190 a. C) - Fuente - Dominio público}

Cito unas estrofas de su poema "El arte":

(…)
¡Huyamos de postizas sujeciones!
Pero acuérdate, oh Musa, de calzar,
un estrecho coturno que te apriete.

Rehúye siempre cualquier ritmo cómodo
como un zapato demasiado grande
en el que todo pie puede meterse.

Y tú, escultor, rechaza la blandura
del barro al que el pulgar puede dar forma,
mientras la inspiración flota lejana;

es mejor que te midas con carrara
o con el paros duro y exigente,
que custodian los más puros contornos;

(…)

Todo pasa. Tan sólo el arte fuerte
posee la eternidad. Únicamente
el busto sobrevive a la ciudad.

Y la moneda rústica y austera
que un labriego ha encontrado bajo tierra,
recuerda que existió un emperador.

Hasta los mismos dioses al fin mueren.
Mas los versos perfectos permanecen
y duran más que imágenes de bronce.

Artista, esculpe, lima o bien cincela;
que se selle tu sueño fluctuante
en el bloque que opone resistencia.

En este poema, podemos apreciar un "arte poética", es decir, un texto en el que se habla del modo de entender y asumir la poesía (o el arte en general). Gautier revela en él, en gran medida, la concepción parnasiana: la obra resultado del trabajo esforzado, exigente, labrada con los mejores materiales, y de su permanencia en el tiempo. Esta autoconciencia del arte será un carácter de suma importancia en la creación moderna.

_{Salambó (1907), de Gaston Brussiere Fuente}

Y, para cerrar, un fragmento de su poema "El traje rosa":

Adoro la túnica rosa
en que va tu hermosura envuelta;
es el tibor de tu garganta;
es de tu cuerpo ánfora esbelta.
(…)
A la seda tu piel trasmite
sus estremecimientos cálidos:
a tu piel la seda devuelve
reflejo de carmines pálidos.

-¿Quién urdió la mágica tela
con hilos de tu carne misma,
en un misterio donde suman
luz, seda y piel un móvil prisma?
(…)
-¿Quizá las hebras se tiñeron
en tus corales de pudor,
cuando desnuda contemplabas
de tus líneas el esplendor?

Puede observarse la expresión de la sensorialidad, con cierto grado de distancia e impasibilidad, propio de la actitud parnasiana, pero también la elegancia formal, la inclinación por lo pictórico y los efectos musicales en los versos.

Referencias:

Poetas románticos franceses. Antología. (1999). Introducción de Carlos Pujol. España: Edit. Planeta.
Todó, Lluís (1987). El Simbolismo. El nacimiento de la poesía moderna. España: Edit. Montesinos.

Gracias por su lectura.

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