¿Por qué los cuentos?

7 months ago

Nada mejor que celebrar un cumpleaños con una jornada de cuentos y fue el regalo de esta semana, bueno, uno de los regalos. Resulta que en Guanare, una ciudad pequeña, pero cuna de festivales nacionales de música folclórica y de cámara, de teatro, danza y desde hace 18 años, del Encuentro de Narración Oral escénica; pues aconteció que a mi escuela llegaron los pitos para pitar porque pito es pito y si no pita, pues no es pito; y como les decía, llegaron pitando y los niños (incluyéndome) nos emocionamos porque escuchar cuentos es bonito, estimula la imaginación, nos trasporta a otros mundos más placenteros, nos hacen reír, soñar y amar.

Llegaron los cuentacuentos y de inmediato salimos al pasillo y sin propaganda política (como debe ser ser cuando se está frente a artistas serio) nos regalaron una mañana de cuentos. Los de terror nos hicieron reír, los de fantasías nos parecieron crueles, los graciosos casi nos hacen llorar; hubo cuentos para niños que le gustaron a los adultos y de adultos que emocionaron a los niños, pero en definitiva, pasamos una mañana bonita y entretenida.

Creo, porque conozco la teoría y, principalmente, la práctica acerca de los beneficios del cuento para el niño, que es necesario rescatar el oficio de contar cuentos. No sólo porque el cuento es la forma literaria más antigua; incluso algunos estudiosos y literatos creen que la literatura nació con este género. Por ejemplo, si nos imaginamos cualquier día en la época primitiva de los hombres de las cavernas, podemos refigurar la conversación entre un cazador y su manada; un cazador que al quedarse rezagado en el monte, llega y expone que no había regresado porque tuvo que habérselas con un mamut cuyas proporciones semejaban a la de una montaña y no sólo eso, este monstruo parecía tener un nivel de inteligencia superior porque usaba sus cuernos como manos y sus ojos echaban centellazos que quemaban todo al rededor.

Finalmente, para convencer al grupo, el hombre cae desmayado y al caer deja ver en su espalda una quemadura profunda y una herida de cuerno de la que salvó porque antes de morir debía contar a los suyos el peligro que asechaba allá fuera. Esta mentira, sustentada, pudo ser el origen de la literatura, del cuanto como primera forma de expresión literaria. Cierta o no, a todos nos gusta que desde niño nos narren cuentos, que nos estimulen la curiosidad, que no nos dejen a mitad de camino con una historia, nos gustan los relatos bien contados, con misterio, suspenso, pero ¿por qué?

Porque no hay nada que alimente más la curiosidad de un pequeño que lo desconocido, que lo que invita a la búsqueda, a la sorpresa; hay en ello una especie de hedonismo sano y que debe aprovecharse para crear su gusto por el lenguaje oral y escrito, por la lectura, por la palabra y por el resto de las formas civilizadas de la sociedad.