El primero que comió mango

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El primero que comió mango

En estos días he visto bastantes cosas como la de la imagen, ¡claro!, estamos en tiempos de mango y en Venezuela hasta los bachacos hacen su reino. Bien por ellos. También yo he ido a buscar los míos, es que es una fruta noble, abundante, con excedentes vitamínicos, el jugo no necesita azúcar y lo mejor, es gratis.

     Hace poco me detuve en una calle para recoger un par de mangos y como estaban unos niños y luego llegaron sus padres, en lugar de recoger para mí, me subí al árbol y los ayudé a llenar su canasta básica porque me dijeron que con el mango comenzaban sus comidas del día y con el mango las terminaban.

     A propósito del mango, en el libro Narraciones en voz baja , hay una novela corta titulada Premio al saber, del escritor venezolano Tomás Jurado Zabala, en ella hay una pregunta que le hacen unos chicos a Pedro Pérez, el protagonista:
“Pedro Pérez, ¿quién fue el primero que se comió un mango?”
“Y él les respondía con prontitud sin captar la segunda intención de la pregunta: un indio, un natural de la India.”
“¿Y por qué?, insistía la turba.”
“Porque el mango es originario de allá, pues.”

     Y como toda fruta o ser vivo, el mango tiene su historia y en esa historia algunas referencias indican que fue traído a Venezuela en el siglo XVIII desde La India por Fermín Sancinenea, en 1789, quien se embarcó hacia América en un barco de la Compañía Guipuzcoana. Otros datos señalan:

“En una carta enviada al ministro Antonio Valdés el 29 de abril 1789, Sancinenea decía que, con permiso del gobernador, sembró en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), plantas y semillas diversas, entre ellas la del mango, proveniente de la isla de Ceilán (Sehilán), en la India.”
“El navegante explicó a varios hacenderos en Guayana cómo sembrar la semilla y cuál era la mejor época para cosechar. Poco a poco los árboles se fueron extendiendo por todo el territorio, gracias a su gran facilidad de desarrollarse y adaptarse al medio, hasta que se hizo el mango infinito de Venezuela.”
“Según lo referencia el geógrafo Agustín Codazzi en 1841, el mango llegó a Venezuela en el siglo XVII y Alejandro de Humboldt constató su presencia en 1800, durante su visita a la ciudad de Angostura. El naturalista alemán Karl Apunn señala su existencia en las cercanías de Puerto Cabello en 1849, y el botánico Adolfo Ernst, lo reportó en Caracas en 1869.”

     Como llegó es interesante, pero más notable es que ha servido para aplacarle el hambre a muchos en Venezuela, especialmente en tiempos de revolución socialista.

     Y por si fuera poco, en Venezuela la cosecha de mango es como los tiempos de elecciones; época en que todo venezolano quiere mango bajito; los candidatos se cuelgan de las ramas de los partidos políticos y los votantes de las ramas de los candidatos; hay nombres hasta para lanzar al montón y todos se ofrecen como el más apetitoso. Lamentablemente muchos podridos salen victoriosos porque se saben mezclar entre los pocos mangos “buenos” y porque los bachacos, que en esta analogía sería el pueblo, porque siempre anda buscando qué comer, eligen al que les ofrece más mango porque como a los bachacos actuales, el gobierno, los han tenido pasando hambre, pues la mayoría piensa (pienso yo) que mejor es mango que nada.

     Me despido a lo llanero, con estas coplas del maestro Tomás Jurado Zabala:

"No comas el mango verde/
porque es muy ácido y duro,/
mejor espera un poquito/
hasta que caiga maduro.


TEXTO Y FOTOGRAFÍA DE @jesuspsoto



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Me gusto mucho como fuiste transformando el texto sobre la marcha y fuiste integrando diferentes estilo a este. Muy buen trabajo. ¡Saludos!

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Excelente escrito @jesuspsoto ; saludo tu inteligencia, el humor y algo de la picaresca venezolana para hacer esta crónica literaria de una fruta emblemática de nuestro país. Si el mango es indio, cosa que no dudamos, como no dudamos que Colón y los otros europeos nos denominaron indios por error; pero desde que llegaron a estas tierras de gracia; no solo trajeron sus lenguas y costumbres, sino frutos y gustos culinarios que se asentaron en el uso cotidiano de los que mas tienen o los que tienen poco. Así como trajeron, como obligación, la colonización e imposición del desarrollo de una nueva sociedad, por mandato real; también trajeron la esclavitud, la pobreza y el hambre que en muchos casos ha sido mitigado por un socio del mago como lo es el cambur. Por estos tiempos de pre-campaña, algunos van por un mango bajito y otros por un cambur; solo que suele suceder que los cambures y los mangos no alcanzan para todos y el hambre sigue. Recibe un gran abrazo hermano hiver.

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