El pasado lunes 13 de noviembre se celebró en Venezuela el Día Nacional del Teatro; una fecha importante porque culturalmente Venezuela es un país teatral. La misma fecha tomada para la celebración es simbólica porque viene del decreto que el 13 de noviembre de 1828, el Libertador Simón Bolívar, emitió desde Bogotá para que el general José Antonio Páez levantara un Coliseo que llevara por nombre Teatro de Coliseo en Caracas.

     Y por esta celebración, esta semana, en Guanare se han dado cita directores, dramaturgos, actores, críticos, espectadores y aficionados al teatro para presenciar espectáculos teatrales como en los buenos tiempos de nuestra ciudad.

     En mi caso disfruté junto a mis alumnos de teatro del Plantel Integral Bolivariano para las Artes, (PIBPA) de la obra Plin Plun y You You. Escrita y dirigida por el dramaturgo portugueseño Manuel Manzanilla y actuado por el grupo Batahola, es una obra dirigida al público infantil con un mensaje contundente para que invita a la reflexión y a que actuemos en la conservación del medio ambiente. Un texto que cumple con los principios de la creación para niños y jóvenes, es decir, atiende a la ética, la estética y la esperanza; en otras palabras, cuida la propuesta ficcional en su mensaje, los niños se identifican con los valores propuestos y se comprometen a la defensa del medio ambiente. Eso en cuanto a la ética. En relación a lo segundo, presenciamos un trabajo bien escrito y particularmente bien actuado pues Elvis Collado, Mayeli Delfín y Deymar Oropeza saben hacer del texto una entretenida y seria ejecución teatral. Y en cuanto a la esperanza, no hay nada que objetar porque a los pequeños no se les corta su vuelo imaginativo, al contrario, se introducen en el juego escénico y se vuelven protagonistas asumiendo, en el momento, su rol de defensores de la naturaleza.

     En la noche del mismo miércoles, asistí a ver Las troyanas. Una tragedia original de Eurípides que describe la crueldad de los vencedores en la guerra de Troya, es decir, a los hombres como son. Troya había entrado en combate con los aqueos luego de que el príncipe Paris secuestrara a Helena, la esposa de Menelao y este, acudió ante su hermano el rey Agamenón, quien vio la excusa ideal para ir al combate. En la obra se describe el llanto, la impotencia, el desarraigo a la que son sometidas las mujeres derrotadas una vez que se convierten en botín de guerra. Pasan a ser objetos, trofeos conquistados por el enemigo, a los que deben someterse sin protestar, por designios de sus dioses que inclinaron la balanza de la guerra en contra de sus defensores. Una tragedia griega, pero vigente es su mensaje, que pudo sacársele más provecho insertándola en el contexto actual donde la crueldad de los hombres se muestra como el pan de la cotidianidad. Una obra que estuvo bajo la responsabilidad de Eleven Producciones, donde actúan Lihusmar Ostos, Elizabeth Prato, Edilsa Montilla, María Gabriela Segura y Deymar Oropeza, en su segunda presentación durante el día.

     El viernes en la mañana me escapé para ir a ver Fronterizo. Una obra de la autoría de Josefina Ayllón y bajo la producción de la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa; dirigida por Carlos Moreno y con sendas actuaciones de Karla Arroyo, Emilger Arroyo y Roimber Peraza es una obra conceptualizada dentro del teatro de lo absurdo, el espectador asiste para ver en las tablas un debate en torno a las fronteras. Diálogos dinámicos, risas y momentos imposibles hacen de este espectáculo un excelente motivo para ir a disfrutar de él la próxima semana cuando se presente en la edición número 39 del Festival de Teatro de Occidente. Una dirección, a mi juicio, profunda por la aparente sencillez con que se desarrolla la obra y con el apoyo magistral de las actuaciones de tres jóvenes actores, con experiencia, pero que siguen en proceso de explotar su potencial creador.