Bajó el telón el Festival de Teatro de Occidente


Bajó el telón el Festival de Teatro de Occidente, edición número 39, uno de los festivales más importantes de Venezuela que resume parte de la tradición cultural de este país que ha ganado a pulso su lugar en la historia del teatro latinoamericano con proyección mundial. Un festival que es un amasijo de buenos momentos para los amantes del teatro en Guanare, una ciudad pequeña y privilegiada que desde hace 39 años se engrandece con este movimiento que llegó a albergar agrupaciones de diferentes partes del mundo. Una ciudad que durante todo el año mantiene el telón levantado gracias a los grupos estables que hacen vida activa teatralmente.



En esta oportunidad su éxito se debió a la calidad de las obras que se presentaron, destacándose, para el beneplácito de los espectadores, la Compañía Nacional de Teatro. Para nosotros, los guanareños, es una satisfacción enorme contar con la presencia de actores y directores de otras partes de Venezuela porque nos permite disfrutar del teatro venezolano; del trabajo, el oficio y la pasión de quienes dan su vida por este arte.



Aquí estuvimos, valorando su esfuerzo, aplaudiéndolos y compartiendo con ellos cultural, afectuosa y guanareñamente porque el teatro es un fenómeno social que reúne y también une a los pueblos y como ejemplo de esa unión puedo destacar la labor inconmensurable del pequeño gigante del teatro en Portuguesa, como he llamado personalmente a Carlos Arroyo; un artista que bajó de Chabasquén para subirse a las tablas; para meter al teatro que se hace en Guanare en el teatro venezolano y fuera de Venezuela; para meter al teatro que se hace en otras partes y especialmente en Caracas, en Portuguesa; y más aún, para meter obras internacionales en las salas Alberto Ravara y Federico Collado, de la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa, que funciona en Guanare.



Un festival en el que estuvimos reunidos amistosamente compañeros, amigos, familias, artistas, espectadores; que no sólo fueron a disfrutar del espectáculo de la sala; fue mucho más, fue la unión para disfrutar de la actividad musical, significó el reencontrase con un espacio cultural entrañable, un espacio de tregua, de conversación, de esparcimiento y que culminó con una muestra de lo que representa el legado que el señor Carlos Arroyo ha sembrado en el teatro de Guanare y de Venezuela; hablo de las actuaciones de Karla y Emilger Arroyo, de las simpáticas apariciones de dos de sus nietas en la obra Fronterizo, que por cierto la dirigió Carlos Moreno, otro brazo artístico del Arroyo mayor.



Como todos los años, damos las gracias y esperamos ansiosos el próximo festival y no, no nos vamos, nos quedamos bajo el telón de las agrupaciones guanareñas porque Guanare sin teatro no es una ciudad completa como tampoco lo es sin danza, sin orquesta, sin música popular, sin cuentos y sin bibliotecas.


Texto y fotografías de @jesuspsoto



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3 comments
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Me encanta cuando la gente habla bonito de su ciudad natal, de su pueblo, de su tierra. Siento, es mi oponión, que hay nobleza y gratitud, pero también orgullo. Y orgullo es lo que siento en tus palabras. Particularmente adoro el teatro y voy cada vez que puedo. Reconforta el alma saber que en Venezuela hay mucho talento y gente apostando a la cultura y la educación. ¡Albricias!!

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Si algún días te dispones ven al Festival de Teatro de Occidente; Guanare es algo calurosa, pero tiene oasis para refrescarse, tiene historia colonial, parió un presidente de la república, aquí se fundó el primer liceo latinoamericano que hoy lleva el nombre del prócer José Vicente de Unda; no tenemos a un Sucre, pero cerca de nosotros nació Páez; aquí vino el papa Juan Pablo Segundo a bendecir el Templo Votivo y a los guanareños y aquí han venido tantos que se han quedado y si vienes serás bienvenida y si te encariñas te regalan un pedazo de tierra para que también te quedes.

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